Ferrari demandó a una empresa de juguetes en Alemania: casi 10 años después recuperó el icónico nombre Testarossa

Ferrari no solo construye autos, también defiende su historia con la misma determinación con la que compite en la pista. El nombre Testarossa, asociado a una de las creaciones más emblemáticas de la firma italiana, estuvo en riesgo durante casi 10 años por una disputa legal con una empresa alemana de juguetes. Según información de Courthouse News Service, el Tribunal General de la Unión Europea falló a favor del Cavallino Rampante, devolviéndole oficialmente los derechos sobre la marca, lo que también sienta un precedente legal para la protección de nombres icónicos.

Todo comenzó en 2014 cuando Kurt Hesse, directivo de una firma juguetera en Alemania, solicitó a la oficina europea de propiedad intelectual que revocara los derechos de Ferrari sobre la marca Testarossa. El argumento parecía sólido: el auto llevaba fuera de producción más de dos décadas y no existía, según él, un uso genuino de ese nombre dentro del mercado europeo. En aquel momento, la oficina le dio la razón, pero la marca italiana no se rindió, llevó el caso hasta el máximo tribunal de justicia de la región, y ahora el fallo favorece de nuevo a Maranello.

La clave del veredicto fue la forma en que Ferrari demostró que el Testarossa nunca desapareció del mercado. Aunque no fabricaba unidades nuevas, la empresa seguía involucrada en la reventa de modelos clásicos certificados, piezas originales e incluso licencias para fabricar réplicas a escala. En otras palabras, la marca seguía viva en los talleres, concesionarios y colecciones de medio mundo. Para el tribunal, esa continuidad fue suficiente para considerar que el uso comercial seguía vigente y no simbólico.

El Testarossa fue lanzado originalmente en 1957 como un genuino auto de carreras y después en 1984 como superdeportivo. Sus tomas laterales, proporciones horizontales y silueta afilada como una cuña marcaron época. Bajo el capó, montaba un motor V12 plano de 4.9 litros con una potencia que superaba los 390 caballos de fuerza, tracción trasera y transmisión manual de cinco velocidades. Con él, Ferrari entregó una máquina pensada para correr, pero también para brillar en los bulevares de Miami o Mónaco. Incluso Diego Armando Maradona tenía uno en color especial negro. Testarossa significa “cabeza roja” y hace alusión al color de las tapas de punterías del motor.

El veredicto también tocó el tema de los modelos a escala. Según el tribunal, la aparición del sello “Ferrari Official Licensed Product” en juguetes bastó para demostrar que la marca mantenía control sobre su uso en ese segmento. Esto bastó para anular la idea de que Testarossa había perdido su valor como indicador de origen, uno de los puntos más delicados en las leyes de propiedad intelectual europeas.

Ferrari Testarossa.

Triunfo para la protección de nombres icónicos

La sentencia refuerza la idea de que los nombres icónicos no pierden valor por no producir en masa, siempre que se mantengan activas en canales legítimos. El fallo representa más que un triunfo legal: es un acto de reconocimiento a la vigencia de un clásico. Mientras existan talleres certificados, autos en circulación y fanáticos que sigan buscando un Testarossa original, Ferrari podrá seguir escribiendo su historia sin tener que ceder ni una letra de su legado.

Aunque la oficina de propiedad intelectual aún puede apelar, el mensaje ya quedó claro: un nombre como Testarossa no se borra tan fácil. Ferrari peleó con argumentos legales, históricos y comerciales. Y ganó. ¿Será que quiere el nombre para un futuro auto eléctrico? Ya lo veremos.

Cortesía de Xataka



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