Revolución en la prehistoria: descubren que hace 300.000 años ya se planificaban rutas para recolectar plantas con herramientas de madera

A orillas de un antiguo lago en el suroeste de China, un equipo internacional de arqueólogos ha desenterrado una colección de herramientas de madera que podría cambiar lo que sabíamos sobre la evolución humana en Asia. Estas piezas, perfectamente conservadas bajo capas de sedimentos arcillosos sin oxígeno, no solo son los artefactos de madera más antiguos jamás hallados en Asia oriental, sino también un testimonio silencioso de una forma de vida sofisticada, planificada y profundamente conectada con el entorno vegetal.

La investigación, publicada en la revista Science y liderada por el arqueólogo Bo Li de la Universidad de Wollongong, ha puesto el foco en el yacimiento de Gantangqing, en la provincia de Yunnan. Allí, enterradas desde hace unos 300.000 años, yacían 35 herramientas de madera creadas con una precisión que sorprende incluso a los investigadores más escépticos. Lejos de ser restos fortuitos, estas piezas indican una tecnología adaptada al medio y, sobre todo, a una dieta centrada en plantas.

El hallazgo ha sido difundido por la Universidad de Wollongong a través de un comunicado oficial, que destaca no solo la antigüedad de los objetos, sino también su valor para comprender cómo vivían, pensaban y se alimentaban los homínidos en un entorno subtropical, muy diferente a los fríos parajes europeos donde se han encontrado otras herramientas similares.

Tecnología de madera en la Edad de Piedra

En un mundo donde el término “Edad de Piedra” ha sido sinónimo de herramientas de piedra toscas y rudimentarias, la existencia de utensilios de madera cuidadosamente moldeados obliga a repensar muchos conceptos. Estas herramientas no fueron diseñadas para cazar grandes animales, como ocurrió con las lanzas halladas en Schöningen, Alemania, sino que estaban pensadas para excavar raíces, extraer tubérculos y recolectar alimentos vegetales del subsuelo.

Una de las herramientas que estaba siendo desenterrada en el yacimiento arqueológico de China
Una de las herramientas que estaba siendo desenterrada en el yacimiento arqueológico de China. Foto: Bo Li

Entre los instrumentos destacan palos de cavar de gran tamaño, ganchos curvos posiblemente usados para cortar raíces, y pequeños utensilios afilados para trabajos más finos. Algunas piezas presentan evidencias de desgaste, pulido intencionado y residuos de tierra, lo que confirma su uso repetido en la recolección de plantas comestibles. La madera empleada, principalmente pino y otras maderas duras, fue seleccionada con cuidado, tallada con destreza y utilizada de forma específica.

Pero lo más sorprendente no es solo su conservación —excepcional por tratarse de madera—, sino el contexto: estos objetos estaban acompañados de restos vegetales, como piñones, avellanas, frutas parecidas al kiwi y rizomas acuáticos. Esto sugiere que los homínidos de Gantangqing no eran oportunistas, sino recolectores organizados, capaces de identificar, almacenar y planificar el consumo de alimentos vegetales.

Un modo de vida basado en la inteligencia ecológica

Los homínidos que vivieron junto al lago Fuxian no solo sobrevivían, sino que dominaban su entorno. Para cosechar raíces y tubérculos se necesita más que fuerza: se requiere saber cuándo y dónde crecen, cómo distinguir las especies comestibles y qué instrumentos usar para extraerlas sin dañarlas. Es, en definitiva, una forma de inteligencia ecológica.

Los investigadores han determinado que estas visitas al lago no eran esporádicas, sino planificadas. Los homínidos acudían con herramientas fabricadas previamente y adaptadas a la tarea, lo que implica una capacidad cognitiva avanzada. La idea de que los primeros habitantes de Asia oriental fueran tecnológicamente más conservadores que sus contemporáneos europeos queda, con este hallazgo, puesta en entredicho.

La sofisticación de los instrumentos encontrados supera incluso a la de muchos objetos similares hallados en África y Europa occidental, donde hasta ahora se creía que había surgido la innovación tecnológica más temprana del Paleolítico. Este descubrimiento sugiere, por tanto, que el desarrollo humano fue mucho más diverso y complejo de lo que las narrativas tradicionales habían planteado.

¿Quiénes fueron los posibles autores?

Aunque no se han hallado restos humanos directamente asociados a las herramientas, los investigadores creen que los responsables de su creación podrían haber sido los denisovanos, una enigmática rama del linaje humano que cohabitó con neandertales y humanos modernos. Su presencia está documentada en varios yacimientos del este asiático, y se sabe que tenían una capacidad tecnológica avanzada.

Los denisovanos podrían haber sido los primeros expertos en madera de la historia, pioneros en un tipo de tecnología que, por su naturaleza orgánica, rara vez deja huella. Por eso este descubrimiento es tan significativo: ofrece una ventana a una parte perdida del conocimiento humano, donde la pericia con materiales perecederos era tan importante como la talla de piedra.

Además, en un contexto climático húmedo y subtropical como el de Gantangqing, la recolección de plantas probablemente ofrecía más garantías de supervivencia que la caza. Las herramientas de madera reflejan una economía de subsistencia basada en recursos renovables, accesibles y nutritivos, en armonía con el entorno.

Extraen del yacimiento en China una herramienta de madera perfectamente conservada
Extraen del yacimiento en China una herramienta de madera perfectamente conservada. Foto: Bo Li

Una nueva historia para Asia oriental

Este hallazgo obliga a reescribir la historia del Paleolítico en Asia. Durante décadas, la arqueología ha estado dominada por los vestigios más resistentes al paso del tiempo: huesos y piedras. Sin embargo, el descubrimiento en Gantangqing revela que el conocimiento humano del pasado estaba lleno de matices y que existieron culturas sofisticadas que trabajaban con madera, planeaban sus actividades y dominaban técnicas que no siempre dejaron huella.

Este conjunto de herramientas, único en su género, no solo representa un hallazgo arqueológico de primer orden, sino también un recordatorio de que gran parte de nuestra historia permanece aún enterrada, oculta bajo capas de tierra, barro y olvido. Cada nuevo descubrimiento como este no solo aporta datos: nos devuelve una parte de nosotros mismos.

Cortesía de Muy Interesante



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