La resistencia sudamericana en videoarte aterriza en el Reina Sofía de Madrid

Hace una década que la BienalSur, explica su director general, Aníbal Jozami, intenta “llevar el arte sudamericano adonde la gente está”. Por eso, a diferencia de las habituales bienales artísticas, trasladan obras de los creadores del sur americano a más de una veintena de países por el mundo. Este año una de las exposiciones de la feria internacional de arte contemporáneo nacida en Argentina ha aterrizado en la sala de cine del Museo Reina Sofía, convertida en un refugio cultural más ante el calor veraniego, para presentar Resistencia, una exposición que reúne siete obras de videoarte de diversos artistas sudamericanos (y un mexicano). Una selección que recorre los inicios del videoarte en Latinoamérica para aterrizar en el presente.

El vídeo es el medio perfecto para cumplir con ese objetivo de globalización, embrión de la bienal. “Una de las ventajas del videoarte es que es mucho más transportable y puedes llegar a mucha más gente que en una exposición normal”, ha contado Jozami en la presentación de este miércoles.

El director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, y el director general de BienalSur, Aníbal Jozami, presentan la exposición 'Resistencia'.

La exposición que proponen en Madrid, comisariada por Diana Wechsler, presenta dos ejes. Antes de entrar al antiguo Auditorio Sabatini del museo, desde este año remodelado y convertido en cine, el visitante encuentra un preámbulo en una pequeña sala de exposición con cuatro obras históricas del videoarte latinoamericano: desde una creación de la brasileña Anna Bella Geiger de 1993, hasta una de la argentina Graciela Saco, terminada en 2017; pasando por el trabajo de uruguayo Clemente Padín, realizado en 1939. Pero el plato fuerte está en la sala, donde tres obras de mayor duración se proyectan, una detrás de otra y en bucle, todas de creación reciente.

'Miles marchan', (2018-2021), una videoinstalación de Sebastián Díaz Morales.

Una propuesta que, además, pretende impulsar un nuevo proyecto en el museo madrileño. “A mí me gusta decir que es cine de exposición y no videoarte, que suena a viejo. Esto es un episodio piloto que esperamos utilizar en veranos más adelante. Es la inauguración de una serie de proyectos dedicados al cine experimental, videoarte y nuevos medios”, explicaba su director, Manuel Segade.

Una de las salas de 'Resistencia. Una selección de video sudamericano', en el Reina Sofía.

Durante cerca de dos horas, pasan por la pantalla del lugar Miles Marchan, del argentino Sebastián Díaz Morales, que retrata las masas en una serie manifestaciones de Buenos Aires, pero sin mostrar rostros ni banderas; Ficciones de tierra caliente, de la colombiana Francisca Jiménez Ortegate, un ensayo visual que explora las distintas historias que surgen al observar los paisajes de las zonas colombianas más afectadas por la violencia; y Trauma ocular, de la chilena Voluspa Jarpa, el desgarrador relato de once jóvenes que, después de disparos de la policía de su país, han perdido la visión en alguno de sus ojos. “Son todas piezas que permiten representar modos de resistencia, de ahí el título de la muestra. Son fundamentales porque todavía, como vemos desgraciadamente en nuestros días, la sociedad del presente y parece que la del futuro va a tener que seguir manteniendo estas actitudes de resistencia”, insiste Segade.

Una  de las salas de 'Resistencia. Una selección de video sudamericano', en el Reina Sofía.

No son obras cinematográficas, son más bien producciones experimentales y abstractas, pero se benefician de la infraestructura del género. Las reproducciones del material en las cómodas butacas del recién inaugurado cine, eliminan uno de los problemas que suelen tener las salas de exposiciones habituales al mostrar contenido como este: la incomodidad durante el visionado. También cuenta con un sonido envolvente que engrandece la experiencia.

Imagen de una sala con 'Trauma ocular'.

Hasta el 1 de septiembre, cuando el calor amaine, Resistencia abrirá al público un espacio cómodo para conocer ese a veces desconocido arte del sur en formato de video —que no de vídeo—. Para Segade, esta muestra es una oportunidad para dar uso a la moderna sala de cine del museo, que normalmente está cerrada en los meses de verano y que, a partir de ahora se podrá utilizar para mostrar “cine de exposición” y a la vez servir de “refugio climático”, una forma más de atraer público a la institución y de “potenciar que la gente utilice el museo de otras formas”.

Cortesía de El País



Dejanos un comentario: