Con los nuevos aranceles anunciados esta semana por Donald Trump el promedio de tarifas aduaneras se multiplicó por cinco y será el más alto desde 1936, según el Budget Lab de la Universidad de Yale. Desde principios de abril, los productos que entran en Estados Unidos están sujetos a aranceles de un mínimo del 10 por ciento, un aumento significativo en comparación con el promedio del 2,5 por ciento aplicado hasta finales de 2024. Para unos 60 países, se prevé que esta tasa sea aún mayor.
Trump anunció aranceles que oscilaban entre el 11 y el 48 por ciento el 2 de abril, pero los suspendió al día siguiente durante 90 días para dar margen a negociaciones comerciales. En ese tiempo solo se firmaron dos acuerdos, con el Reino Unido y Vietnam. La fecha de entrada en vigor, prevista para el 9 de julio, se aplazó al 1 de agosto.
Desde el lunes el presidente estadounidense anunció a una veintena de países, principalmente asiáticos, las tasas que aplicará a sus bienes a partir del 1 de agosto. Oscilan entre el 20 y el 50 por ciento, a menos que se pospongan nuevamente. India y Taiwán, entre otros, aún no conocen el posible recargo sobre sus bienes.
Para China, la tasa aplicada fue del 20 por ciento y luego del 30 por ciento el 2 de abril, con un 10 por ciento adicional sobre todos los productos que entran en Estados Unidos. Beijing y Washington entraron entonces en una espiral de represalias, antes de acordar reducir sus respectivos aranceles: China cobrará 10 por ciento y Estados Unidos 30 por ciento, al menos hasta mediados de agosto, mientras se negocia un acuerdo comercial.
Con Brasil Trump usó los aranceles como arma política. El miércoles el gigante sudamericano se sorprendió al enterarse de que sus productos estarían sujetos a un arancel del 50 por ciento. Trump protestó por el juicio al expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, acusado de intento de golpe de Estado. Lo considera una “caza de brujas”. Lula advirtió que podría tomar represalias.
Trump también anunció la imposición de aranceles adicionales del 25 por ciento a los productos de países que se abastecen de petróleo de Venezuela, pero hasta el momento no se apuntó a ningún Estado. Amenazó a su vez al petróleo ruso. Además de los países, varios sectores considerados esenciales están protegidos por tarifas aduaneras. Es el caso del acero y el aluminio, con un recargo del 50 por ciento, la industria automotriz (25 por ciento) y, a partir del 1 de agosto, el cobre (50 por ciento).
Al mismo tiempo la Casa Blanca inició el proceso que podría conducir, en pocos meses, a la implementación de recargos específicos para la madera de construcción, los productos farmacéuticos, los semiconductores y minerales críticos. El presidente estadounidense también puso fin a una exención de impuestos para paquetes de menos de 800 dólares provenientes del extranjero, un dispositivo ampliamente utilizado por los grupos chinos Temu y SheIn.
Cortesía de Página 12
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