Desde Brasilia
Cuidado con los topos. Luiz Inácio Lula da Silva inició una ronda de consultas el miércoles pasado con ministros y asesores tan pronto se conoció a través de la plataforma Truth Social, propiedad de Donald Trump, que el presidente norteamercano elevó en un 50 por ciento las tarifas impuestas a las exportaciones brasileñas en represalia por el juicio sustanciado en el Supremo Tribunal Federal contra Jair Bolsonaro, imputado como cabecilla de una rebelión golpista.
Hubo reuniones desde el miércoles a la tarde hasta la noche de este domingo en el Palacio del Planalto y la residencia oficial de Alvorada. Paralelamente el encargado de negocios de la Embajada estadounidense fue convocado al Ministerio de Relaciones Exteriores donde se le transmistió el repudio oficial frente al chantaje de Washington en favor de la impunidad del jefe sedioso, Bolsonaro.
El enojo brasileño es tal, que el diplomático Gabriel Escobar fue llamado dos veces en cuestión de horas por el Palacio Itamaraty, un hecho que ilustra la magnitud de una crisis con pocos antecedentes en los doscientos años de historia de la relación bilateral.
Algunos observadores sostienen que para encontrar una situación similar hay que remontarse a la crisis diplomática de los años setenta del siglo pasado cuando la dictadura comenzó a desarrollar un programa nuclear sin el consentimiento de su socio americano.
Mientras las reuniones de Lula con ministros ocurrían a ritmo frenético, en las salas de prensa del Planalto e Itamaraty circulaban versiones sobre lo tratado en esos conciliábulos.
Documento de redacción rudimentaria
Trascendió que el presidente reaccionó con incredulidad al leer el texto sobre la elevación de las tarifas cuya redacción, casi escolar, le hizo sospechar que se trataba de una fake news y no un documento elaborado por profesionales. Ante esa duda llamó a Itamaraty donde le confirmaron la veracidad del documento rudimentario.
Otra versión indicaba que fueron evaluadas distintas iniciativas para contraatacar a Trump. Como llevar el contencioso a la Organización Mundial del Comercio, publicar artículos en diarios del exterior y convocar a la embajadora en Washington. Estas iniciativas parten de la certeza de que la guerra declarada por el republicano será de largo aliento, con previsibles batallas en el plano internacional donde será importante conquistar el respaldo de gobiernos y la opinión pública global.
En un primer análisis se estima que la reacción del presidente petista, diciendo que no le temblará el pulso para subir los impuestos a los productos norteamericanos tiende a ser bien recibida.
Primero por ser un gesto de altivez de un país del Sur Global. Segundo porque los índices de aprobación de Trump son bajos a nivel internacional, algo que se demostró en la derrota de sus aliados en las recientes elecciones canadienses.
Al mismo tiempo, de acuerdo con sondeos aún no publicados, el mandatario habría tenido una buena recepción en la opinión pública brasileña que recibió de buen grado su reivindicación de la “soberanía” contra la prepotencia de Trump y el entreguismo que le enrostra al Clan Bolsonaro.
China y Chile
Uno de los foros internacionales donde Lula repudiará la embestida trumpista será la cumbre en defensa de la democracia y contra el extremismo que se realizará dentro de dos semanas en en Chile convocada por el presidente Gabriel Boric. Otro ámbito, que por lo pronto está siendo evaluado, es la Asamblea General de la ONU, en setiembre, al margen de la cual Lula podría reunirse con líderes del Brics, cuyo miembro principal, China, cuestionó la injerencia estadounidense en la política interna brasileña valiéndose de la presión tarifaria. El pronunciamiento de Beijing merece ser analizado con detenimiento, y considerando que el malhumor del millonario republicano no comenzó con el juicio a Bolsonaro sino con la 17a Reunión de Presidentes de Brics finalizada el lunes pasado en Río de Janeiro, en la que se consensuó avanzar en el comercio a partir de monedas locales, y sustituir gradualmente el uso del dólar. Propuesta inaceptable para Trump.
Milei: ¿topo dentro del Mercosur?
Regresemos a las reuniones de los últimos días en Brasilia. Entre las iniciativas evaluadas y luego descartadas durante esas conversaciones, incluso las de asesores sin la presencia de Lula, estuvo la de dar una respuesta a la Casa Blanca con el respaldo del Mercosur.
La razón del veto a esa línea de propuesta se llama Javier Milei. Tuve conocimiento de ese trascendido al igual que otros periodistas destacados en el Planalto, pero no pude confirmarlo con una fuente oficial. Lo que sí hizo el diario Valor Económico que publicó la historia y brindó detalles de los reparos existentes frente al jefe de estado libertario.
El presidente argentino es visto por funcionarios del Planalto y dirigentes del oficialista Partido de los Trabajadores como una suerte de topo dentro del Mercosur. Sus ataques a la Tarifa Externa Común (TEC) , reiterados en la reciente reunión de presidentes en Buenos Aires, son propios de alguien quiere roer desde sus entrañas al bloque sudamericano.
Si la TEC fuera eliminada, cediendo a la voluntad de Milei -siempre permeable a las directrices de Washington- en pro de una libertad de mercado llevada al paroxismo, el Mercosur podría seguir existiendo nominalmente pero sin su cláusula angular: la que garantiza una protección mínima para mantener el comercio entre sus integrantes.
Por otra parte en el plano político a Milei se lo considera poco menos que un agente infiltrado de Trump y del clan Bolsonaro en el seno del Mercosur, donde el peso del progresismo mejoró con la llegada del presidente uruguayo, Yamandú Orsi, del Frente Amplio y del gobernante boliviano Luis Arce, pese a que aún no es miembro pleno del organismo.
Fuga
Y es a partir de esos vínculos entre Milei y Bolsonaro , que a fines de 2023 cundió la sospecha de que el dirigente golpista podría pedir asilo en Buenos Aires a donde viajó, junto a su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, para participar en la toma de posesión del gobierno de La Libertad Avanza. Posteriormente, a comienzos de 2024, hubo rumores sobre un posible asilo en la embajada argentina o la de Hungría, otro país alineado con la internacional derechista.
En medio de tantas alarmas el Supremo Tribunal Federal le retiró el pasaporte al ex capitán del Ejército y nunca se lo reintegró.
La sospecha de que el expresidente pedirá asilo en una embajada para evitar ser preso en una prácticamente segura condena por golpe volvió a cobrar fuerza la semana pasada cuando la Casa Blanca subió las tarifas como instrumento de presión para acabar con el proceso .
En ese sentido fuentes del Supremo dijeron temer que el imputado se refugie en la embajada de los Estados Unidos en los próximos días antes de que se reinicie el juzgamiento.
Para evitar el eventual asilo es “imperioso colocar una tobillera” al procesado, e impedirle se aproxime a menos de 500 metros de la misión diplomática estadounidense, propuso el abogado Antonio Carlos de Almeida.
El otro topo
El jurista Almeida, uno de los más prestigiosos abogados penalistas del país, también planteó la necesidad de adoptar medidas judiciales contra el diputado Eduardo Bolsonaro, quien se autoexilió en Estados Unidos donde ha mantenido contactos con representantes del gobierno republicano y congresistas.
Amigo de Milei, con quien se reunió en Argentina, Estados Unidos y Brasil, en los últimos años, Eduardo se ha desempeñado como un topo abocado a destruir las bases de sustentación de la democracia brasileña con permanentes incitaciones desestabilizadoras desde su banca en el Congreso .
Su peso político aumentó con el procesamiento de su padre quien, debido a otra condena en el foro electoral, no podrá ser candidato en las elecciones de 2026 en las que Lula buscará se cuarto mandato.
“Si no hay amnistía (a los golpistas) no habrá paz”, es una de las frases que repite desde Eduardo tendido como el más extremista dentro del nada moderado Clan Bolsonaro.
Instigador
Para el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, la decisión de Trump de elevar los impuestos a las importaciones brasileñas carece de racionalidad económica, dado que Estados Unidos acumula un superávit de 410 mil millones de dólares con Brasil en los últimos quince años.
Por lo tanto, sigue el ministro, hay que explicar esta presión desde una motivación política, y detrás de ella están los Bolsonaro. “La única explicación posible sobre lo ocurrido en Estados Unidos , es que la familia Bolsonaro urdió este ataque contra Brasil”. argumenta Haddad.
El mismo día en que Lula comunicaba el aumento de las tarifas a las importaciones norteamericanas devolviendo con la misma moneda el anuncio de Trump, el diputado Bolsonaro posteaba un video incendiario, donde exaltó las represalias de Trump y se jactó de que esas sanciones eran fruto de su lobby en el entorno del jefe de la Casa Blanca. En otro tramo, el diputado autoexiliado en Estados Unidos emplazó al Congreso para que amnistíe a su padre, generales, policías y demás participantes en el alzamiento golpista e insultó a Moraes. “Usted no es macho” le dijo la juez del Tribunal Supremo.
Finalmente soltó las riendas a su instinto de topo que quiere dejar a su país en ruinas. Así, les propuso a los empresarios brasileños que abandonen su país para radicarse en Estados Unidos, donde el trumpismo les ofrece un ambiente de negocios seguro al contrario de lo que sucede, según alegó, en el régimen socialista de Lula.
La respuesta a las declaraciones de Eduardo llegó desde el bloque de diputados del PT, cuyo presidente, Lindbergh Farias pidió que el hijo del e presidente sea procesado por “traición a la patria”.
Cortesía de Página 12
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