El yacimiento de Casas del Turuñuelo en Guareña (Badajoz) se ha convertido, en poco tiempo, en uno de los más emblemáticos y significativos de la historia antigua peninsular. Y su riqueza arqueológica siguie expandiendo horizontes. Así, el pasado viernes 4 de julio de 2025, un equipo del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM, CSIC‑Junta de Extremadura), en colaboración con otros centros de investigación, presentó los resultados de la VII campaña de excavaciones en este yacimiento tartésico. Entre los hallazgos más sorprendentes figura una columna de mármol que se ha identificado como parte del altar griego más antiguo documentado hasta ahora en el Mediterráneo occidental.
Casas del Turuñuelo, un enclave tartésico monumental
Este descubrimiento se enmarca en el proyecto Construyendo Tarteso que, desde 2015, tiene el objetivo de estudiar de manera integral la arquitectura y los modos de vida de las élites tartésicas. El yacimiento de Casas del Turuñuelo se encuentra en la comarca de las Vegas Altas del Guadiana, en las inmediaciones del río Búrdalo, y destaca por su excepcional estado de conservación. Las excavaciones han permitido documentar técnicas constructivas singulares y soluciones arquitectónicas sofisticadas correspondientes a la Primera Edad del hierro.
En campañas anteriores, ya se habían identificado elementos extraordinarios, como los exquisitos relieves figurados del siglo V a. C., que se consideran las primeras representaciones humanas de la cultura tartésica. También se descubrieron sacrificios animales masivos, canales de agua integrados en la arquitectura del edificio y sistemas de acceso que revelan una planificación monumental previa a la construcción del complejo.

El altar griego: mármol del Egeo en la península ibérica
En esta séptima campaña, el hallazgo más sobresaliente ha sido una columna de mármol de procedencia griega. Se estima que el material pudo haberse extraído de una cantera situada en la actual isla de Mármara, en Asia Menor. Esta identificación preliminar se ha realizado mediante un análisis macroscópico, aunque están en marcha estudios arqueométricos que permitirán confirmar con precisión su origen geológico. Lo que los investigadores han podido determinar con claridad es que se trata de la única pieza del Mediterráneo occidental elaborada con mármol importado de Asia Menor, lo que la distingue de otras columnas griegas conocidas, como las halladas en Ampurias, que se fabricaron con mármoles atlánticos.
La columna formaba parte de un espacio ritualizado, en el que también se hallaron copas de cerámica de producción ático-ateniense. Su asociación con otros elementos de lujo, como fragmentos de vidrio macedónico y mármol pentélico, refuerza su identificación como altar. Todo ello permite datar la pieza en el siglo V a. C., lo que la convierte en el vestigio más antiguo de un altar griego conocido hasta ahora en todo el Mediterráneo occidental.

Un objeto ritual de enorme valor simbólico
Además de su valor arqueológico intrínseco, este hallazgo tiene importantes implicaciones para determinar el papel del yacimiento dentro de las redes de intercambio de la época. Casas del Turuñuelo fue, sin duda, un nodo estratégico de contacto entre la élite tartésica del suroeste peninsular y los agentes comerciales del Mediterráneo oriental. La llegada de un objeto de estas características tan peculiares —tanto por su material como por su función religiosa— sugiere la existencia de relaciones diplomáticas y culturales profundas dentro del contexto mediterráneo.
La columna se halló en el interior del edificio principal del yacimiento, junto a una serie de estancias intercomunicadas que incluían un sistema hidráulico subterráneo compuesto por una gran bóveda de casi un metro de altura. Esta infraestructura permitía canalizar el agua a través de un canal de piedra que desembocaba en una pileta. Tal diseño arquitectónico parece reforzar la idea de que el complejo desempeñaba funciones no solo domésticas o administrativas, sino también religiosas y ceremoniales.

Monumentalidad y apropiación simbólica
Todo apunta a que nos encontramos ante un espacio sagrado articulado en torno a la monumentalidad arquitectónica y la exhibición de bienes de prestigio. El edificio principal parece haberse diseñado de manera unitaria antes de su construcción, lo que los investigadores han tomado como la demostración de una capacidad de planificación poco habitual en la península ibérica durante este periodo.
El uso de materiales importados de alta calidad y la disposición espacial de los elementos rituales, además, sugieren que Casas del Turuñuelo prosperó bajo una élite tartésica perfectamente integrada en las dinámicas de prestigio del Mediterráneo oriental.
El descubrimiento del altar de mármol no solo confirma la existencia de intercambios materiales con el mundo griego, sino que también revela la dimensión simbólica de estos contactos. La presencia del altar en un edificio tartésico apunta a una apropiación consciente de modelos foráneos con los que, quizás, se buscaba reforzar la autoridad de las élites locales.

Reescribiendo el papel de Tarteso
Este tipo de hallazgos obliga a reconsiderar el papel de Tarteso en la historia antigua del occidente mediterráneo. Lejos de ser una cultura marginal, parece haber actuado como un actor dinámico, capaz de asimilar influencias extranjeras y reconfigurarlas en un contexto propio. La monumentalización de los espacios rituales, la incorporación de materiales griegos y la planificación arquitectónica avanzada que se han observado hasta ahora en el yacimiento sugieren un grado de complejidad social y cultural comparable al de otros pueblos mediterráneos contemporáneos.
Los investigadores planean centrar la próxima campaña en la excavación de las nuevas estancias localizadas en los lados este y norte del edificio. Estas zonas presentan indicios de actividades productivas, como la fabricación de cerámica. Su análisis permitirá ampliar el conocimiento sobre la economía y la organización social de la comunidad que habitó el yacimiento.

El altar como testimonio de una conexión mediterránea
El estudio comparativo con otros enclaves mediterráneos permitirá matizar las rutas de circulación de materiales y símbolos rituales en la antigüedad. El caso de la columna de Casas del Turuñuelo resulta muy revelador. La pieza no solo viajó más de 3.000 kilómetros desde su cantera de origen, sino que se integró en un espacio ceremonial que articula elementos arquitectónicos y simbólicos propios de múltiples tradiciones culturales.
En resumen, la identificación del altar griego más antiguo del Mediterráneo occidental en Casas del Turuñuelo representa un avance extraordinario en el conocimiento de los contactos entre el mundo tartésico y el griego. Su hallazgo redefine los mapas culturales de la antigüedad y sitúa a Tarteso como una civilización clave en las redes culturales del siglo V a. C.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: