La fiscalía de Brasil solicitó este martes al Supremo Tribunal Federal (STF) que se condene al expresidente, Jair Bolsonaro, por los cargos de “asociación criminal armada” y “golpe de Estado“, en relación con los hechos que se desataron alrededor de su derrota en las elecciones de 2022 frente al actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva. En su alegato final, el fiscal general de Brasil, Paulo Gonet, pidió la condena de Bolsonaro y de siete de sus presuntos colaboradores, desestimando las amenazas arancelarias del presidente estadounidense, Donald Trump.
Tras varios días de interrogatorios, la fiscalía reafirmó la tesis de que Bolsonaro y sus allegados intentaron “garantizar su permanencia autoritaria en el poder mediante intentos de alterar violentamente el orden democrático“, según un comunicado oficial divulgado en la madrugada. En caso de ser condenados, las penas para Bolsonaro y sus presuntos cómplices, que incluyen a antiguos ministros y altos mandos militares, podrían ascender a 40 años de prisión, por movilizar “agentes, recursos y poderes del Estado” con el fin de “propagar narrativas falsas, provocar inestabilidad social y defender medidas autoritarias“, además de deslegitimar el sistema electoral.
“Comprobada la participación de los acusados, el fiscal general insistió en que sean condenados por organización criminal armada, tentativa de abolición del Estado democrático, golpe de Estado y otros delitos relacionados con daños a bienes públicos“, precisó la fiscalía.
El juicio tensó fuertemente las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, desde donde Trump calificó el procesamiento de Bolsonaro como “una caza de brujas“, y anunció aranceles del 50 por a las importaciones brasileñas a partir del 1 de agosto, como represalia. “La forma en que Brasil está tratando al expresidente Bolsonaro es una vergüenza internacional. Este juicio no debería estar ocurriendo“, escribió el magnate en una carta dirigida a Lula y publicada en sus redes.
El futuro del juicio depende ahora del juez de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, quien también enfrenta amenazas de sanciones por sus fallos en contra de plataformas de redes sociales estadounidenses. Tras los alegatos finales de la Fiscalía, será el turno de los acusados de presentar sus posiciones, antes de que el juicio entre en su fase final, con una sentencia prevista para septiembre u octubre.
Hacerse el inocente
Hasta ahora, Bolsonaro mantuvo su postura de inocencia y se considera víctima de una “persecución política”. En una declaración ante la Corte, reconoció que había considerado el uso de “un dispositivo constitucional” para impedir la asunción de Lula, pero en sus redes sociales, Bolsonaro definió las acusaciones como parte de una “auténtica caza de brujas” dirigida no sólo contra él, sino también contra “los millones de brasileños” que lo apoyan. “Nunca he violado la democracia ni la Constitución. Los que violan la democracia son los que inventan pruebas, arrestan a inocentes y abusan de su poder para silenciar a sus oponentes políticos”, afirmó en su perfil de X.
Sin embargo, el fiscal Gonet afirmó que hay “un amplio conjunto de pruebas” , como manuscritos y archivos digitales que vinculan a Bolsonaro y los otros acusados con los eventos del 8 de enero de 2023. En esa fecha, simpatizantes de Bolsonaro asaltaron las sedes del Supremo Tribunal Federal, el Congreso y la Presidencia, con el objetivo de forzar una intervención militar que apartara a Lula del poder.
El plan fracasó por la falta de apoyo de los comandantes de las Fuerzas Armadas. El general Marco Antonio Freire Gomes, excomandante del ejército y testigo llamado por la fiscalía, declaró que Bolsonaro propuso declarar un “estado de defensa o de sitio” para impugnar los resultados electorales y convocar nuevos comicios. Además, los testimonios en el juicio revelaron la participación de los acusados en una “organización criminal” cuyo objetivo era “impedir el funcionamiento de las instituciones democráticas”.
Lula: entre la negociación y la respuesta
A pesar de ello, el Gobierno estadounidense considera que se trata de una “persecución política” que fué parte de su fundamento para amenazar con la imposición de un arancel adicional del 50 por ciento. En respuesta, el gobierno brasileño convocó a Gabriel Escobar, embajador de Estados Unidos en Brasil, para exigir explicaciones.
El presidente brasileño se mostró dispuesto a negociar con Washington para evitar los aranceles, pero también advirtió que tomará medidas en respuesta a la “injerencia” de Trump en la justicia brasileña. En un video publicado en el Instagram de la primera dama Janja, el presidente bromeó diciendo que le enviaría a Trump una jabuticaba, una fruta exótica brasileña parecida a una uva, para resolver la disputa sobre el arancel del 50% impuesto a productos brasileños. “Te voy a llevar una jabuticaba, Trump. Verás que alguien que come jabuticaba por la mañana, en un país donde solo crece la jabuticaba, no necesita pelea por tarifas. Necesita mucha unión y mucha relación diplomática“, dijo.
El lunes, Lula firmó un decreto que reglamenta la Ley de la Reciprocidad, una herramienta que permitirá a Brasil tomar contramedidas ante medidas comerciales unilaterales impuestas por sus socios comerciales. En una reunión con empresarios, el vicepresidente, Geraldo Alckmin, destacó que la postura del gobierno brasileño es la misma que la de los empresarios, quienes rechazaron las amenazas de Trump y sugirieron posponer las sanciones para permitir una negociación.
Por otro lado, Lula consideró que las amenazas de Trump están relacionadas con una campaña impulsada por el hijo de su ex rival, el diputado Eduardo Bolsonaro, quien reside en Estados Unidos y está en búsqueda de apoyo del gobierno para su padre.
El clan Bolsonaro
A sus 70 años, Bolsonaro sigue siendo la principal figura de la derecha en Brasil e insiste en ser candidato en las presidenciales de 2026, a pesar de estar inhabilitado por cuestionar sin pruebas el sistema de votación. Sus seguidores cerraron filas en defensa de su líder, con la extrema derecha manifestando su respaldo al procesado.
Eduardo, quien presume haber influido en la medida del republicano, afirmó que solo una “amnistía” podría evitar que Brasil sea sancionado, desestimando la efectividad de la reciprocidad planteada por Lula. “Trump lo avisó: si Brasil aplica una tarifa a productos americanos, la alícuota será sumada al 50 por ciento de la Tarifa-Moraes“, escribió el hijo del expresidente apuntalando al presidente del STF como culpable de la medida.
A través de las redes sociales, el diputado insistió en su punto al compartir un video del pastor evangélico Silas Malafaia, quien sugirió que Brasil debe elegir entre conceder una amnistía a los acusados de golpismo o enfrentar los aranceles de Trump. “Solo existe ese camino“, dijo el diputado.
A su vez, Eduardo criticó al gobernador de San Pablo, el ex ministro bolsonarista Tarcisio de Freitas, quien intentó negociar una salida para las tarifas en una vía directa con la Embajada de Estados Unidos. La semana pasada, el líder paulista mantuvo una serie de conversaciones con el propio Bolsonaro, ministros del Supremo y autoridades de la embajada. “Es una falta de respeto. Ya hemos demostrado que somos más efectivos incluso que el propio Itamaraty (el Ministerio de Exteriores brasileño). Tarcísio utilizó los canales equivocados. El hijo del presidente está en Estados Unidos”, dijo a Folha.
Otro de los hijos del procesado, el senador Flávio Bolsonaro, acusó este martes al fiscal general de sufrir “confusión mental y alucinaciones” provocadas por “altas dosis de Diazepam”, tras el pedido de condena contra su padre por liderar un complot golpista para mantenerse en el poder. “El PGR (procurador general de la República) debe haber tomado altas dosis de Diazepam, que causan confusión mental y alucinaciones. ¡En nuestro diccionario no existe la palabra miedo, existe la palabra fe!”, dijo el parlamentario en sus redes sociales.
El primogénito del ex presidente afirmó que la democracia en Brasil “fue secuestrada” y avisó que lucharán para “rescatarla”. “Esto va mucho más allá de Bolsonaro o la derecha. ¡Se trata de la libertad y el futuro de nuestro Brasil! ¡La medicina es fuerte y amarga, pero necesaria para acabar con el cáncer metastásico que ha llegado a los órganos vitales de nuestra Nación!”, exclamó, antes de concluir “TODOS SOMOS BOLSONARO“.
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