Hollywood suele mostrarnos imágenes de estrellas de cine llenas de éxito y fama. Pero dentro del gremio también persisten historias trágicas. Una de las más controversiales de los últimos años fue el caso de Heath Ledger y su prematuro fallecimiento tras el rodaje de Batman: El caballero de la noche.
Otra situación similar se dio con la estrella de Rápidos y Furiosos Paul Walker, quien perdió la vida previo al estreno de la séptima entrega de la franquicia. Sin embargo, en esta ocasión nos remontaremos a la década de los 50 con la muerte de un actor a sus 24 años. Hablamos de James Dean.
A pesar de su efímera carrera, Dean se convirtió en una de las figuras más icónicas de la edad de oro de Hollywood. Con tan solo cinco años dentro de la industria, su nombre pasó a la historia gracias a tres películas realizadas entre 1954 y 1955. Una de las más emblemáticas fue Rebelde sin causa.
Bajo la dirección de Nicholas Ray, Dean interpreta a Jim Stark, un joven problemático que se muda a otra ciudad con su familia para empezar de cero. Allí conocerá a Judy, una chica con la que inicia una relación, pero ser el chico nuevo del barrio no resulta tan fácil como parece.
A grandes rasgos, la cinta hace una introspección a la decadencia adolescente estadounidense de aquella época. Básicamente, es el choque generacional entre los estilos de crianza y la rebeldía entre jóvenes de los suburbios clasemedieros. Así, Dean se volvió un símbolo de identidad colectiva entre la juventud.
De hecho, el propio director era consiente de este fenómeno, y de la capacidad actoral de Dean, que dejó improvisar al actor algunas de sus escenas. Una de ellas es en la que juega con un peluche que arrastra por el suelo y que se convirtió en los créditos iniciales del filme.
Sin embargo, Dean nunca pudo ver consumado su trabajo en la pantalla grande. Un mes antes del estreno de Rebelde sin causa falleció a causa de un accidente automovilístico suscitado el 30 de septiembre de 1955. Al final, Dean solo grabó tres largometrajes, pero dos de ellos le valieron una nominación al Oscar.
Resulta que previo a Rebelde sin causa, la estrella grabó Al este del Edén (1955) y posteriormente realizó Gigante (1956). Estas dos últimas cintas le otorgaron una nominación póstuma para el premio de la Academia como Mejor Actor. Aunque no ganó, el legado se mantuvo.
Como dato, una de las escenas finales de Gigante muestra a Dean alcoholizado mientras brinda un discurso. Aunque muchos puedan creer que esta fue la causa de su muerte, ya que se le consideró un “actor del método”, estos hechos no tienen relación. De hecho, Dean murió en camino a una carrera de autos en California después de grabar sus escenas principales.
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