Por Argenis Esquipulas
Zinacantán, Chiapas – Un brutal asesinato sacudió la tranquilidad del pueblo tsotsil de Zinacantán. En el barrio de Bochojbó Centro, el cuerpo sin vida de Lorenzo Cruz González, un reconocido curandero tradicional, fue encontrado atado, con signos de tortura y colgado frente a su altar de sanación. Detrás del crimen hay una historia de venganza, celos y codicia que ha conmocionado a toda la región de Los Altos de Chiapas.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado, la presunta autora intelectual del homicidio es Lorenza “N”, ex pareja sentimental de la víctima, quien habría pagado 25 mil pesos a un menor de edad para ejecutar el asesinato. La relación entre ambos había terminado tres meses atrás, luego de que Lorenzo iniciara una nueva vida con otra mujer, aparentemente más joven.
El 13 de julio, habitantes del barrio Bochojbó encontraron el cuerpo de Lorenzo Cruz González en su domicilio. La escena era perturbadora: el hombre se hallaba suspendido frente a su altar, rodeado de veladoras, hierbas curativas, incienso y una botella de refresco utilizada en sus rituales. Estaba atado de pies y manos, con claros signos de violencia.
Testimonios recabados por las autoridades y medios locales señalaron que Lorenzo realizaba un ritual de sanación cuando fue atacado. Según las primeras indagatorias, Lorenza y el menor ingresaron a la vivienda y perpetraron el homicidio con brutalidad antes de huir del lugar.
Fuentes cercanas a la investigación revelaron que Lorenza actuó por motivos personales y económicos. La ruptura con Lorenzo no solo fue dolorosa a nivel emocional, sino que también despertó un deseo de venganza. Al enterarse de que su ex pareja había comenzado una relación con otra mujer, Lorenza habría tomado la decisión de acabar con su vida.
Pero hay otro motivo que agrava aún más la situación: la ambición. De acuerdo con la carpeta de investigación, la mujer sabía que Lorenzo había acumulado bienes materiales producto de su trabajo como curandero. En sus más de diez años de práctica, el tsotsil había adquirido vehículos, terrenos y propiedades. Algunos pobladores señalaron que cobraba altas sumas por sus servicios, incluyendo “trabajos” de sanación y amarres, y que solía ir a los cerros y cruces para realizar sus rituales.
La figura de Lorenzo Cruz no era ajena para los habitantes de Zinacantán. Algunos lo llamaban simplemente “curandero”, otros lo veían como un brujo poderoso capaz de hacer “cosas buenas y malas”. Más allá de las opiniones divididas, lo cierto es que su presencia era influyente en la vida espiritual y médica del pueblo. Para muchos, era una figura de respeto y un puente entre lo ancestral y lo terrenal.
Zinacantán, un municipio conocido por la fortaleza de su identidad tsotsil, mantiene con fuerza sus costumbres y cosmovisión. La muerte violenta de una figura tan relevante ha dejado un vacío difícil de llenar.
La Fiscalía de Justicia Indígena y la Secretaría de Seguridad del Pueblo ejecutaron la orden de aprehensión contra Lorenza “N”, quien ya fue puesta a disposición del Órgano Jurisdiccional correspondiente. Se espera que en los próximos días se determine su situación jurídica.
El menor de edad implicado en el crimen también está siendo investigado, y las autoridades trabajan para esclarecer todos los detalles del caso.
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