Así transformó la ‘hormona del amor’ a sociedades violentas de lémures en comunidades igualitarias, según un nuevo estudio

En Madagascar, hogar de los lémures, muchas especies siguen un sistema de dominancia matriarcal. Las hembras mandan, comen primero y usan la fuerza para dejar claro quién está al mando. Este comportamiento no está ligado a la maternidad o la defensa de crías, sino a un control generalizado sobre los recursos y los machos.

Sin embargo, no todas las especies de lémures se rigen por este modelo. Algunas, como los lémures con collar, muestran relaciones más equilibradas entre machos y hembras, sin jerarquías rígidas ni agresiones frecuentes. Este contraste evolutivo ha despertado el interés de neurocientíficos que quieren entender cómo se regulan estas dinámicas de poder.

El nuevo estudio, liderado por la Universidad de Duke, analizó siete especies del género Eulemur —algunas con dominancia femenina y otras igualitarias— para descubrir cómo la química cerebral influye en la agresión competitiva entre sexos.

Así transformó la 'hormona del amor' a sociedades violentas de lémures en comunidades igualitarias, según un nuevo estudio 3
La oxitocina habría reducido la agresión femenina, favoreciendo relaciones más pacíficas entre sexos. Fuente: Pixabay.

Un cerebro que aprende a calmarse

Los investigadores utilizaron una técnica llamada autorradiografía de receptores para cartografiar las regiones cerebrales donde se concentran los receptores de oxitocina y vasopresina. Esta herramienta permitió visualizar cómo actúan las hormonas sociales en el cerebro de los lémures, especialmente en zonas relacionadas con la emoción y el comportamiento.

La región más relevante fue la amígdala central, conocida por su papel en el procesamiento del miedo, la ira y la ansiedad. Allí encontraron que las especies más igualitarias tenían una mayor cantidad de receptores de oxitocina, tanto en machos como en hembras, en comparación con las especies dominadas por hembras.

Esto sugiere que la transición hacia sociedades más pacíficas no dependió de una reducción de la agresividad solo en los machos, sino de una desactivación general del impulso agresivo en ambos sexos, probablemente regulado por una mayor sensibilidad a la oxitocina.

Menos agresión, más igualdad

Los lémures igualitarios no eliminaron por completo la agresión, pero sí redujeron su frecuencia y severidad. El cerebro, al parecer, favoreció un enfoque más cooperativo y menos competitivo entre los sexos. 

Esta transformación no ocurrió por un aumento de la agresividad masculina para igualar a las hembras dominantes, sino por la atenuación de la agresión femenina.

Este hallazgo contrasta con estudios previos centrados en modelos masculinos de agresión, como los realizados en roedores, y sugiere que la evolución social en los primates puede estar profundamente influida por mecanismos hormonales que favorecen la armonía.

Además, plantea una idea interesante: quizás, a lo largo del tiempo, las hembras agresivas pagaron un coste en términos de éxito reproductivo o bienestar, lo que incentivó la selección de comportamientos más pacíficos y cooperativos.

Así transformó la 'hormona del amor' a sociedades violentas de lémures en comunidades igualitarias, según un nuevo estudio 1
El estudio sugiere que la evolución favoreció a las hembras menos agresivas en ciertas especies de lémures. Fuente: Pixabay.

La oxitocina como clave evolutiva

La oxitocina es conocida popularmente como la “hormona del amor”, asociada al apego, la confianza y el cuidado parental. Pero su papel en la regulación de la agresión ha sido menos explorado, sobre todo en contextos evolutivos y femeninos.

Este estudio muestra que la oxitocina puede actuar como un freno de la agresión ancestral, favoreciendo comportamientos sociales más estables. De hecho, los investigadores sugieren que la evolución de relaciones igualitarias en los lémures no se dio por azar, sino por una presión selectiva que promovió la cooperación.

Esto no solo cambia la forma en que entendemos la evolución social en los primates, sino que también abre nuevas puertas para estudiar cómo el cerebro regula la competencia y la dominancia en otras especies, incluidos los humanos.

¿Qué podemos aprender de los lémures?

Aunque parezca curioso, estos pequeños primates pueden enseñarnos mucho sobre nuestras propias emociones. La forma en que sus cerebros se adaptaron para reducir la agresión y fomentar la convivencia puede tener implicaciones más amplias en la neurociencia social.

Trastornos humanos como el autismo, la agresividad extrema o ciertas alteraciones del comportamiento social están relacionados con disfunciones en el sistema de oxitocina.

Comprender cómo esta hormona regula el comportamiento en los lémures puede ayudarnos a diseñar mejores intervenciones terapéuticas o comprender el origen de ciertas conductas.

Además, este estudio destaca la importancia de incluir a las hembras en la investigación neurocientífica, un campo históricamente centrado en modelos masculinos. Solo así podremos tener una imagen completa de cómo funciona la biología del comportamiento.

oxitocina
Estos hallazgos ofrecen pistas sobre la neurobiología de la agresión social también en humanos. Fuente: Pixabay.

Un modelo para futuras investigaciones

Los autores del estudio proponen que el género Eulemur se convierta en un modelo ideal para estudiar la agresión competitiva en ambos sexos. La diversidad de estructuras sociales entre especies estrechamente emparentadas permite analizar variables evolutivas en condiciones casi controladas.

A futuro, planean explorar otros comportamientos sociales —como el grado de sociabilidad o el cuidado parental— y cómo estos se relacionan con la distribución de receptores hormonales en el cerebro.

La idea es entender no solo qué diferencia a las especies, sino cómo pequeños cambios en la biología pueden generar transformaciones sociales profundas.

Este tipo de investigaciones sitúan a los lémures en el centro de la neurociencia evolutiva y nos recuerdan que, a veces, la clave de la convivencia está en una simple molécula que cambia la forma en que sentimos y actuamos.

Referencias

  • Schrock, A. E., Grossman, M. R., Grebe, N. M., Sharma, A., Freeman, S. M., Palumbo, M. C., … & Drea, C. M. (2025). Neuropeptide receptor distributions in male and female Eulemur vary between female-dominant and egalitarian species. Biology Letters. doi:10.1098/rsbl.2024.0647

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: