Un grupo de científicos ha desarrollado un nuevo tipo de robot que funciona prácticamente como lo haría una persona: es capaz de crecer, sanar y mejorarse a sí mismo, pues integra material disponible en el entorno o “consume” a otros robots. Este concepto, llamado “metabolismo robótico”, le permite superar diferentes desafíos físicos.
El término describe el proceso mediante el cual la máquina absorbe y reutiliza piezas de su entorno. El objetivo es alcanzar una “verdadera autonomía”, donde los robots no solo piensen por sí mismos, sino que también puedan mantenerse físicamente, según indica Philippe Martin Wyder, autor principal del estudio, en una publicación en la revista Science Advances.
Así funcionan los robots “caníbales”
Según Wyder, esto permite que el robot funcione de la misma forma que la vida biológica, que absorbe e integra recursos. Así, estas máquinas pueden crecer, adaptarse y repararse con materiales que encuentran en su entorno o si aprovechan directamente a otros robots.
Para lograrlo, se utilizó un nuevo tipo de robot que aprovecha “enlaces de armadura”. Se trata de barras alargadas de seis lados con conectores magnéticos que pueden contraerse y expandirse. Estos módulos se pueden ensamblar y desmontar mediante el uso de imanes para formar estructuras complejas, en lo que sus creadores esperan que sea una “ecología de máquinas autosuficientes”.
Los robots siguen dos reglas para su metabolismo. Primero, un robot debe crecer por sí solo o con la ayuda de otros robots con componentes similares. Segundo, las únicas “provisiones” externas permitidas son material y energía. Los eslabones utilizan una combinación de comportamientos automatizados y controlados que les permite cambiar de forma y “alimentarse” de otros módulos.
Una oportunidad para usar los robots en cualquier entorno
En el experimento, los científicos colocaron enlaces de celosía a lo largo del entorno para ver cómo se comportaba el robot con otros módulos. Observaron que los eslabones primero se ensamblaron en formas 2D. Después, continuaron el proceso hasta generar un tetraedro 3D capaz de desplazarse por un terreno de prueba irregular.
El robot superó la prueba cuando integró un eslabón adicional que usó como bastón.
Uno de los coautores del estudio y director del departamento de ingeniería mecánica de la Universidad de Columbia, Hod Lipson, indicó que, a pesar de que las mentes robóticas avanzan “a pasos agigantados” gracias al aprendizaje automático, sus cuerpos aún son monolíticos, inadaptados e irreciclables. Si se logra replicar este comportamiento, existirán robots capaces de reutilizar partes de otros para mantenerse a sí mismos, sin ayuda humana.
Esta capacidad también les permitiría crecer y adaptarse a diferentes tareas y entornos, con lo que desempeñarían un papel importante en áreas como la recuperación de desastres y hasta en la exploración espacial.
Cortesía de Xataka
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