Un fósil cósmico descubierto más allá de Plutón podría reescribir la historia del sistema solar: su nombre es “Amonite” y su órbita supera los 4.000 millones de años

En los confines más lejanos del sistema solar, donde ni siquiera Plutón marca el final, un diminuto y helado cuerpo ha aparecido para poner en duda algunas de las ideas más aceptadas sobre cómo se formó y evolucionó nuestro vecindario cósmico. Su nombre es Ammonite, un apodo que evoca los antiguos fósiles marinos (amotines) y que aquí se refiere a una especie de “fósil orbital”: un objeto cuya trayectoria ha permanecido casi intacta desde los orígenes del sistema solar. Muy Interesante ya adelantó la noticia de su descubrimiento en un primer artículo divulgativo, pero en esta ocasión vamos a profundizar en los detalles científicos que lo hacen tan relevante.

El descubrimiento de este objeto fue posible gracias al proyecto FOSSIL, un ambicioso esfuerzo de observación desde el Telescopio Subaru en Hawái. El hallazgo no solo ha emocionado a la comunidad astronómica, sino que ha generado un importante debate científico: ¿es Ammonite la prueba de que algo crucial se nos escapa sobre la historia del sistema solar? El artículo científico que documenta este hallazgo fue publicado en Nature Astronomy el 14 de julio de 2025 y sus autores lo presentan como una pieza fundamental en el rompecabezas del sistema solar exterior.

El cuarto sednoide y el hueco que faltaba

Ammonite es oficialmente conocido como 2023 KQ14, y se trata del cuarto objeto clasificado como sednoide. Este término hace referencia a una categoría extremadamente rara de cuerpos transneptunianos, cuyo rasgo distintivo es tener órbitas muy elongadas, con perihelio (el punto más cercano al Sol) a más de 60 unidades astronómicas (UA) y semiejes mayores superiores a 200 UA.

Lo que hace especial a Ammonite no es solo su rareza, sino que llena un vacío observado en las distribuciones orbitales de otros objetos distantes. Su perihelio de aproximadamente 66 UA y semieje mayor de 252 UA lo sitúan justo en el centro de una zona donde no se habían encontrado objetos antes: lo que se conoce como el “perihelion gap”. Como señalan los autores del estudio, “este objeto llena el ‘hueco de q’ previamente inexplicado en la distribución observada de objetos distantes del sistema solar”.

Además, su inclinación de casi 11 grados y su excentricidad de 0,74 refuerzan la idea de que no es simplemente otro escombro del Cinturón de Kuiper, sino un objeto dinámicamente desconectado de las influencias gravitatorias de Neptuno y los planetas gigantes.

Distribución orbital de objetos transneptunianos lejanos. Ammonite aparece marcado con una estrella, destacando por su perihelio alto y su órbita diferente al resto de sednoides conocidos. El gráfico muestra cómo estos cuerpos se reparten según su distancia mínima al Sol y su alineación orbital, con zonas aún sin detecciones. Fuente: Nature Astronomy

Una órbita congelada en el tiempo

Uno de los aspectos más sorprendentes de Ammonite es su extraordinaria estabilidad orbital. Simulaciones numéricas a largo plazo, ejecutadas hacia adelante y hacia atrás en el tiempo durante 4.500 millones de años, muestran que la órbita del objeto ha variado menos del 1 % en ese periodo. Según el estudio, “ninguno de los 1.000 clones muestra evidencia de comportamiento resonante en su historia orbital”.

Este comportamiento sugiere que Ammonite podría ser un testigo inalterado de los primeros momentos del sistema solar. Los científicos destacan que su órbita es tan estable que permite usarlo como una herramienta para probar teorías sobre la dinámica primitiva del sistema solar exterior, incluyendo la posibilidad de que haya existido una población más numerosa de sednoides que fue dispersada o absorbida con el tiempo.

En otras palabras, Ammonite funciona como una cápsula del tiempo, cuyo movimiento sigue dictado por las condiciones iniciales de hace más de 4.000 millones de años. Su posición actual se explica mejor si asumimos que existió algún evento formativo primordial que alteró las órbitas de los sednoides en conjunto, y del cual él conserva huella.

Órbitas de los sednoides conocidos comparadas con la de Neptuno. En la imagen se observa cómo Ammonite (2023 KQ14) sigue una trayectoria distinta a la de Sedna, 2012 VP113 y Leleākūhonua, lo que refuerza su singularidad dentro de este grupo de objetos extremos. Fuente: Nature Astronomy

¿Qué dice esto sobre el supuesto Planeta Nueve?

Desde hace años, un número creciente de astrónomos defiende la existencia del llamado Planeta Nueve: un planeta hipotético, mucho más allá de Neptuno, cuya gravedad explicaría ciertas agrupaciones orbitales observadas en cuerpos del Cinturón de Kuiper. Sin embargo, Ammonite presenta un problema para esta hipótesis.

Mientras que los tres sednoides previamente conocidos (Sedna, 2012 VP113 y Leleākūhonua) tienen órbitas relativamente alineadas en cuanto a la longitud de su perihelio, Ammonite se sitúa en la dirección opuesta. Esto rompe el patrón de agrupamiento que la hipótesis del Planeta Nueve necesita para sostenerse. El propio artículo señala que “Ammonite no se alinea ni agrupa con Sedna, 2012 VP113 y Leleākūhonua”.

Las simulaciones mostraron que, si el Planeta Nueve existe, su órbita debería ser mucho más lejana de lo que se pensaba, para no desestabilizar objetos como Ammonite. De hecho, la mayoría de los modelos indican que Ammonite sería expulsado o su órbita cambiaría notablemente si el planeta estuviera demasiado cerca.

Esto ha llevado a varios expertos a cuestionar la validez del Planeta Nueve como explicación. Algunos investigadores incluso sugieren que pudo haber existido un planeta transitorio que fue expulsado del sistema solar primitivo, alterando las órbitas de los sednoides antes de desaparecer. Este escenario encajaría con los datos observados y con las simulaciones de evolución orbital.

Evolución orbital de los sednoides a lo largo del tiempo. Arriba, las longitudes del perihelio muestran una posible alineación común hace unos 4.200 millones de años. Abajo, el análisis estadístico indica que esta agrupación no es aleatoria, con una confianza superior al 97 %, incluso tras incorporar a Ammonite. Fuente: Nature Astronomy

Un vistazo a los orígenes del sistema solar

Más allá de las implicaciones para el Planeta Nueve, Ammonite aporta pistas sobre una etapa poco comprendida del sistema solar: los primeros cientos de millones de años tras su formación. Uno de los hallazgos más destacados del artículo es que, hace aproximadamente 4.200 millones de años, Ammonite y los otros tres sednoides conocidos parecían tener una orientación orbital muy similar, lo que sugiere un posible evento común que elevó sus perihelos.

Los investigadores realizaron simulaciones retrospectivas con 10.000 modelos aleatorios, y descubrieron que solo el 7,7 % de esos modelos mostraban una agrupación más fuerte que la observada, lo que refuerza la idea de una alineación primordial. Según el estudio, “los resultados indican un evento de agrupamiento primitivo alrededor de hace 4.200 millones de años, con un nivel de confianza superior al 97 %”.

Este tipo de alineación podría explicarse por la acción gravitacional de un planeta efímero, por un encuentro estelar en los primeros años del sistema solar o incluso por el paso cercano de otras estrellas cuando el Sol aún formaba parte de su cúmulo natal.

En cualquier caso, Ammonite actúa como una pista olvidada que los científicos están empezando a descifrar para reconstruir una parte de la historia que no está escrita en los planetas ni en los cometas.

Un hallazgo que apenas es el comienzo

La detección de Ammonite no fue un golpe de suerte. Formó parte del proyecto FOSSIL II, una ambiciosa campaña de búsqueda de objetos transneptunianos con el Telescopio Subaru. Gracias a sus imágenes de alta sensibilidad y a un meticuloso análisis de datos de archivo, los astrónomos lograron extender su arco de observación a más de 10 años, lo cual permitió confirmar su órbita con gran precisión.

Además, el equipo complementó estas observaciones con datos del Telescopio Canadá-Francia-Hawái y con registros antiguos del observatorio DECam. Esta combinación de técnicas permitió no solo confirmar que Ammonite es real, sino también situarlo con seguridad como uno de los pocos objetos verdaderamente independientes del influjo de Neptuno.

Los investigadores esperan que nuevos proyectos, como el del Observatorio Vera C. Rubin, aporten más detecciones de este tipo. Cuantos más objetos similares se descubran, más clara será la imagen de lo que ocurrió en los márgenes del sistema solar hace miles de millones de años.

Referencias

  • Ying-Tung Chen, Patryk Sofia Lykawka, Yukun Huang, JJ Kavelaars, Wesley C. Fraser, Michele T. Bannister, Shiang-Yu Wang, Chan-Kao Chang, Matthew J. Lehner, Fumi Yoshida, Brett Gladman, Mike Alexandersen, Edward Ashton, Young-Jun Choi, A. Paula Granados Contreras, Takashi Ito, Youngmin JeongAhn, Jianghui Ji, Myung-Jin Kim, Samantha M. Lawler, Jian Li, Zhong-Yi Lin, Hong-Kyu Moon, Surhud More, Marco Muñoz-Gutiérrez, Keiji Ohtsuki, Lowell Peltier, Rosemary E. Pike, Tsuyoshi Terai, Seitaro Urakawa, Hui Zhang, Haibin Zhao y Ji-Lin Zhou. “Discovery and dynamics of a Sedna-like object with a perihelion of 66 au”, Nature Astronomy, 14 de julio de 2025. https://doi.org/10.1038/s41550-025-02595-7.

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: