Esta carrillera de un casco olvidada en un inventario desvela los vínculos entre los layetanos y los celtíberos

A veces, lo pequeño puede cambiar la historia. Un hallazgo aparentemente modesto, redescubierto en los fondos del Museu de Granollers, ha reactivado el interés por el yacimiento ibérico del Turó del Vent (Llinars del Vallès, Barcelona). Se trata de la carrillera derecha de un casco hispano-calcídico, un tipo de yelmo vinculado a las élites guerreras celtíberas de los siglos IV al II a. C. El estudio de esta pieza no solo ha permitido reconstruir parte del equipamiento militar protohistórico usado en la península ibérica. También ha proporcionado nuevo datos sobre los contactos entre los pueblos íberos de la costa catalana y los grupos meseteños durante un periodo de intensas transformaciones sociopolíticas ligadas a la Segunda Guerra Púnica.

Un fragmento singular y su redescubrimiento

La pieza en cuestión se había encontrado en los años ochenta durante las excavaciones en el Turó del Vent. Con todo, durante décadas la carrillera permaneció en el olvido hasta que un equipo de investigadores de la Universitat de Barcelona logró identificarla. En un principio, se había atribuido de forma errónea a un casco Montefortino, pero la revisión de los materiales metálicos no publicados hicieron posible clasificar la carrillera como parte de un yelmo hispano-calcídico. Este nuevo examen forma parte de un proyecto más amplio para reevaluar el yacimiento y su papel en el noreste peninsular durante la Edad del Hierro.

La carrillera, o paragnátide, representa el primer fragmento de casco de este tipo hallado en Cataluña, y es uno de los pocos que se han identificado fuera del ámbito celtibérico meseteño. Junto al fragmento de frontal documentado en las Pedres de la Barbada (Castellón), constituye un testimonio excepcional de la circulación de objetos —y, quizás, también de personas— entre territorios que los estudiosos han definido como culturalmente distintos.

Mapa con la distribución de los cascos conocidos. Fuente: Molist et al 2025

El yacimiento: un enclave estratégico en la Layetania

El Turó del Vent se sitúa en el macizo del Montnegre. A más de 380 metros sobre el nivel del mar, domina la vía de comunicación de la antigua vía Heraklea, eje vertebrador del litoral catalán. Entre los siglos IV y II a. C., el yacimiento se convirtió en un centro económico articulado en torno al almacenamiento de cereales, la metalurgia y el trabajo textil, una posición que lo convirtió en un punto neurálgico del sistema productivo de la Laietania.

Desde mediados del siglo III a. C., el asentamiento experimentó una intensa remodelación que incluyó la construcción de una muralla con torre cuadrangular. Las evidencias arqueológicas apuntan a que el Turó del Vent servía de apoyo logístico a la capital ibérica de Ilduro, y respondía a las necesidades crecientes de una sociedad jerarquizada, integrada en las redes de intercambio y conflicto del Mediterráneo occidental.

Carrillera de Turó del Vent
Imagen de la paragnátide. Fuente: Molist et al 2024

Un casco entre dos mundos

Los cascos hispano-calcídicos son escasos y, por lo general, se hallan en contextos celtíberos de la Meseta. Se fabricaban en bronce y contaban con carrilleras articuladas, visera nasal y protectores de nuca, además de soportes para plumas o crestas decorativas. Su uso parece vinculado tanto a contextos bélicos como rituales o simbólicos. Su presencia fuera del territorio celtíbero resulta inusual.

Del ejemplar de Llinars del Vallès, solo se conserva la carrillera derecha, que mide 17 cm de largo por 6,7 cm de ancho. La pieza presenta orificios de anclaje y remaches, aunque no conserva decoración ni el ribete característico de algunos modelos, lo que dificulta su clasificación exacta. Los investigadores han propuesto asociarlo al tipo G2a, por la forma redondeada de sus bordes.

Turó del Vent
Lugar del hallazgo. Fuente: Molist et al 2024

Datación y contexto de la carrillera

Aunque el contexto estratigráfico en el que se halló presenta imprecisiones, los materiales asociados permiten situar el hallazgo hacia el 200 a. C. En el mismo cuadro de excavación se recuperaron cerámicas del tipo campaniense A, ánforas púnico-ebusitanas y greco-itálicas, así como uno de los dos puñales celtíberos hallados en la campaña de 1984. Todo esto parece indicar que la carrillera formaba parte de un conjunto de objetos de filiación celtibérica que pudo llegar al lugar en un mismo lote.

Este periodo coincide con la máxima actividad del yacimiento, en plena Segunda guerra púnica, cuando Roma buscaba consolidar sus posiciones al sur del Ebro y las comunidades indígenas se vieron presionadas para tomar partido en el conflicto. Los layetanos, como indica Tito Livio, firmaron pactos con Roma y suministraron recursos a sus ejércitos. Esta alianza explicaría la intensificación de la actividad productiva en enclaves como el Turó del Vent.

¿Botín de guerra o instrumento de un mercenario?

Uno de los debates más sugestivos que abre este hallazgo concierne su interpretación cultural. ¿Cómo llegó una pieza celtíbera a un asentamiento layetano? Los autores del estudio barajan dos hipótesis compatibles: podría tratarse bien de un spolia hostium o trofeo de guerra, bien o del equipamiento traído por un guerrero mercenario tras su participación en campañas junto a Roma.

La primera posibilidad remite a la tradición íbera de exhibir las armas de los vencidas en lugares destacados de los poblados, práctica ampliamente documentada. La segunda apunta al fenómeno del nostos, esto es, del regreso del guerrero a su comunidad tras la batalla. En este contexto, los objetos traídos del campo de batalla reforzaban su estatus, identidad y liderazgo local.

En cualquier caso, y según han propuesto los arqueñologos, no habría que identificar el yacimiento como un campamento romano (hibernaculum), como se pensó en el pasado, sino como un centro indígena que participó de forma activa en la economía de guerra romana. Los objetos celtíberos presentes en el Turó del Vent serían testimonio de esa implicación.

Puñales bidiscoidales celtíberos
Puñales bidiscoidales celtíberos del Turó del Vent. Fuente: Molist et al 2024

La panoplia completa: más allá del casco

La carrillera no es la única prueba militar de filiación celtibérica hallada en el yacimiento. En 1984 se recuperaron dos puñales bidiscoidales con vainas de bronce, uno de los cuales se había inutilizado con un clavo de hierro, signo inequívoco de que se expuso como arma-trofeo. También se han documentado cuchillos afalcatados, una espada de tipo La Tène y una fíbula de pie vuelto, así como un proyectil de plomo y una espuela de caballería.

Estos elementos se suman a otros materiales militares hallados en contextos más recientes, como hojas de hierro, vainas, regatones y anillas. El conjunto sugiere que la función simbólica de las armas superaba su utilidad bélica: se habrían integrado, por tanto, en las prácticas de prestigio, identidad y poder. El estudio de la carrillera celtíbera del Turó del Vent no solo enriquece el conocimiento sobre los yelmos hispano-calcídicos, sino que permite abordar aspectos de la historia militar y social del noreste peninsular en torno al 200 a. C.

Referencias

  • Menéndez Molist, P., E. Sobrevia Corral, E. y R. Álvarez Arza. 2024. “La panoplia celtíbera del Turó del Vent (Llinars del Vallès): un nuevo fragmento de casco hispano-calcídico en el nordeste peninsular”. Gladius, 44.410. DOI: https://doi.org/10.3989/gladius.2024.410

Cortesía de Muy Interesante



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