Los perros guía son compañeros invaluables para las personas con discapacidad visual. Estos animales, más allá de ser mascotas, desempeñan una labor fundamental: garantizar la seguridad, movilidad e independencia de sus usuarios. Aunque pueden parecer amigables y tiernos, hay una regla básica que toda persona debe conocer: no se debe acariciar ni distraer a un perro guía mientras está trabajando.
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No es una mascota común: está en servicio
Cuando ves a un perro guía con su arnés especial, significa que está cumpliendo una función específica. En ese momento, el animal se encuentra completamente concentrado en su trabajo: evitar obstáculos, cruzar calles con seguridad, detectar escaleras o cambios de terreno y responder a comandos precisos.

Acariciarlo, hablarle o intentar alimentarlo puede parecer un gesto inofensivo, pero para el perro guía representa una distracción peligrosa. Un segundo de desconcentración podría provocar un accidente grave para la persona con discapacidad visual a la que asiste.
El vínculo entre un perro guía y su usuario se construye sobre la confianza mutua y el entrenamiento constante. El animal debe saber que su única fuente de órdenes es la persona a la que guía. Si alguien más intenta llamar su atención o acariciarlo, se puede romper ese enfoque y confundir al perro, lo que afecta su desempeño.
¿Qué hacer si ves un perro guía en la calle?
- No lo acaricies, aunque parezca tranquilo y simpático.
- Evita hablarle o silbarle, ya que los sonidos también lo distraen.
- No le des comida: cualquier alimento no autorizado puede poner en riesgo su salud o concentración.
- Si necesitas interactuar, dirige tus palabras a la persona, no al perro. Solo si el usuario lo permite, es posible tener contacto con el animal.

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Los perros guía también descansan
Fuera del horario de trabajo, muchos perros guía pueden comportarse como cualquier otro perro doméstico: juegan, descansan, reciben caricias y forman parte de la vida familiar. Pero mientras lleven puesto su arnés o estén guiando, se les debe tratar con el mismo respeto que se le brinda a un profesional en funciones.
Respetar el trabajo de un perro guía es también una forma de respeto hacia las personas con discapacidad visual. La próxima vez que te cruces con uno en la calle, recuerda que ese perro no solo camina: está cuidando una vida. Deja que haga su trabajo sin interrupciones y, si tienes dudas, acércate siempre con respeto al usuario.
BB
Cortesía de El Informador
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