Daymé Arocena honra y celebra la herencia afro en la Feria de Las Flores

Nadie mejor para celebrar la Noche Afro de la Feria de las Flores que la cantautora cubana Daymé Arocena, una mujer que se ha aferrado a su negritud y a su rareza en un mundo que las niega.

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“Vivimos en una sociedad donde no se muestran a las mujeres como yo, y somos un montón. Hay momentos que se siente como una carga y hoy entiendo que es la resistencia. Que yo tenía que ser así porque soy un reflejo viviente de lo que la gente no quiere asumir. En Latinoamérica la gente no quiere asumir la negritud que tiene (…) Si no tienen referentes como yo, no lo van a asumir nunca”, dijo a finales del año pasado en una entrevista con El País.

Descrita por el periodista Felix Contreras, como una mezcla entre Celia Cruz y Aretha Franklin, Daymé entiende la música como su Dios, su fé, y la contiene toda. A los 10 años entró al Conservatorio Amadeo Roldán en La Habana, donde aprendió la teoría, estudiando a los clásicos, Stravinsky, Bach, en la casa la música era otra, la rumba, la tradición y en la adolescencia se adentró en el jazz. Daymé lo abarca todo, no se preocupa por encajar en nada. A su paso por Medellín para presentarse en la Noche Afro del Parque Cultural Nocturno de la Feria de Las Flores, el próximo domingo 3 de agosto, EL COLOMBIANO habló con ella.

“Definitivamente ha sido una de las colaboraciones más sentidas de mi vida. Cuando los muchachos me llamaron para usar la canción y darle este nuevo giro, y me contaron el contexto me pareció muy sanador, porque definitivamente es una canción que habla de un dolor muy profundo, pero ellos le encontraron una vuelta para sanar el dolor de la pérdida de su abuela. Es una canción que resuena conmigo desde mi propia historia, a través de Alcolirykoz que le dieron otra oportunidad de sonar y existir y sanar dolores de ellos también”.

“La música crece y cambia con uno, evoluciona, pero es bonito regresar a la raíz, volver a empezar, a sentir la esencia de como uno escribió las cosas porque las canciones van mutando, se van transformando, se van expandiendo y a veces hay que hacer ese viaje de regreso para conectar con la energía original de la música”.

“Me influencia de todas las formas, pero además me sana porque es como regresar a mi tierra, como estar de vuelta en mi país. Entonces, por lo menos me vende la ilusión óptica, la idea de que regresé a mi casa y eso para un exiliado es una manera muy linda de sobrellevar el dolor y el peso de haber abandonado el país que te vio nacer”.

“La música es probablemente el motor de conexión y comunicación más grande que tenemos como humanos. Es la forma en que logramos mandar los mensajes a todos los espacios y todos los cuerpos celestiales, humanos, animales. La música tiene el poder de conectarnos en todas las dimensiones entonces las personas que tenemos el don de la música tenemos una bendición muy grande y eso definitivamente nos da una responsabilidad también, porque nuestro ego puede lastimar mucho esa misión tan linda que nos dieron al hacer música. Pero pienso que cuando uno entiende la esencia de lo que es hacer y ser música, todo lo turbio se diluye y vuelve la calma”.

“Yo no le pido a la música que esté lista cuando yo quiero, la música cierra ciclos y tiene sus tiempos. Yo empecé a escribir esa canción cuando tenía 19 años y ya tengo 33, pero ella quiso tomarse todo este tiempo para ser, para existir. Creo que fue creciendo conmigo hasta que se sintió lista para salir al mundo. Yo digo que las cosas hay que dejarlas ser, sobre todo en la música. Hoy por hoy queremos sacar 40 temas al mes y estamos muy preocupados por los streams y nos olvidamos que la música no viene desde esa esquina y que si tú no te permites sentir, no estás haciendo música, estás poniendo notas sobre notas y ritmos sobre ritmos, pero música no estás haciendo”.

“Yo creo que la música como es una fuente de creatividad y expansión, es profundamente femenina. La industria no inventó la música, la música es música, siempre lo ha sido, existirá por los siglos de los siglos. La industria es solo una forma de comunicarla y de expandirla y de hacer que llegue a lugares donde de pronto era más difícil. Pero no podemos caer en el juego de querer, de sentir que es la industria quien dicta, quien manda. Los grandes fenómenos musicales no se han dado así. Los grandes fenómenos musicales se han dado porque la gente ha sido disruptiva y ha hecho lo que siente y tiene ganas de hacer. Y de pronto cuando eso conecta con el público, la industria lo que hace es crear estructuras para comercializar y distribuir eso. La gente que ve la música desde la esquina de la industria está viendo todo al revés, está viendo las ramas y desconoce la raíz”.

“En este punto lo que más quiero es seguirme permitiendo hacer la música que me llena y poder vivir de ello. Quiero tener esa posibilidad y esa capacidad. Siento que eso es mi mayor motivación y no es una sedición fácil por los tiempos que se están viviendo, pero es mi gran meta”.

“Vamos a estar tocando Alkemi, mi último disco y creo que va a ser una noche muy linda, de mucha emoción y mucha interacción, a mí me gusta que la gente conecte y se active y goce y baile. Yo sé que vamos a pasar súper bien”.

Cortesía de El Colombiano



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