Taylor Swift y sus enemigos públicos: qué pasó con Kanye West y Scooter Braun

Kanye West: el escándalo que lo inició todo (y nunca terminó)

Todo comenzó en los MTV Video Music Awards de 2009, cuando Taylor, con solo 19 años, subió a recibir su premio a Mejor Video Femenino por “You Belong With Me”. De repente, Kanye West irrumpió en el escenario y dijo: “Taylor, estoy muy feliz por ti, te voy a dejar terminar, pero… ¡Beyoncé tuvo uno de los mejores videos de todos los tiempos!”.

Dos días después de aquel encuentro, Kanye West ofreció disculpas en el programa “The Jay Leno Show”, donde reconoció que su comportamiento fue grosero y lamentó haber arrebatadole “el momento” a Taylor Swift. Ese mismo día, Swift apareció en “The View” y, aunque admitió haber quedado conmocionada, reveló que no había recibido la disculpa personal que esperaba. No obstante, esa disculpa llegó poco después. Según comunicados del programa, Kanye se contactó por teléfono con la joven cantante y se disculpó sinceramente. Swift aceptó el gesto y definió la llamada como “muy sincera”.

Incluso durante la gala de los Grammy 2015, el rapero y la cantante se reencontraron, se abrazaron e intercambiaron algunas palabras. Kim Kardashian también estuvo presente en ese momento.

Lamentablemente, la riña entre ambos explotó otra vez en 2016, cuando el rapero lanzó la canción “Famous”, donde decía: “I feel like me and Taylor might still have sex / Why? I made that bitch famous.”

Aunque Taylor lo negó todo, Kim Kardashian, esposa de Kanye en ese momento, publicó una grabación editada que aparentemente mostraba que Taylor sí había aprobado la letra. Las redes se llenaron de insultos y hashtags como #TaylorSwiftIsOverParty.

Sin embargo, en 2020 se filtró el video completo, que mostraba que Taylor decía “no” a la parte más ofensiva de la letra. Las tornas cambiaron. Taylor fue reivindicada y muchos comenzaron a hablar del caso como un ejemplo claro de manipulación mediática.

Scooter Braun: el conflicto por los masters que cambió la industria musical

En 2019, Taylor reveló públicamente que Scooter Braun (manager de artistas como Justin Bieber y Ariana Grande) había comprado el sello Big Machine Records, dueño de los masters de sus seis primeros álbumes. Según Taylor, nunca le ofrecieron la oportunidad justa de comprarlos, y dijo que era “su peor pesadilla” porque Scooter había estado involucrado en bullying en su contra durante años. Lo que parecía un drama entre artistas y ejecutivos se volvió una guerra frontal: Taylor acusó a Braun de bloquearle la interpretación de sus propias canciones en televisión.

En respuesta, Taylor anunció un plan sin precedentes en la industria: regrabar todos sus discos. Desde entonces, ha lanzado versiones regrabadas de Fearless, Red, Speak Now, 1989 y Reputation (Taylor’s Version), cada una con nuevos bonus tracks y más éxito que las versiones originales.

Después de años de batalla legal y estratégica, Taylor Swift ha logrado lo que muchos consideraban casi imposible: recomprar los derechos de sus primeros seis álbumes y recuperar el control total sobre todo su catálogo artístico.

A finales de mayo de este año, la cantante anunció en su cuenta de Instagram una noticia histórica: “Toda la música que alguna vez hice ahora me pertenece”. Esta adquisición incluye no solo las grabaciones originales (másters), sino también videos, conciertos, arte de álbumes, fotografías, canciones inéditas y demás contenido relacionado. Lo calificó como “mi sueño más grande hecho realidad”.

Taylor compró sus álbumes de la firma de capital privado Shamrock Capital, quien había adquirido previamente los derechos tras una venta polémica por parte de Scooter Braun. Aunque no confirmó el monto exacto, fuentes estiman que habría pagado alrededor de $360 millones, una cifra alineada con lo que Shamrock pagó inicialmente.