Flora citadina: el ahuejote es un árbol de CDMX que fue cimiento de Tenochtitlán

La Ciudad de México no existiría sin los ahuejotes, así de importantes son, y aun así en la actualidad son árboles que fuera de Xochimilco son poco comunes y conocidos. 

FERIA DE SAN FRANCISCO

Utilizados en la época prehispánica para la construcción de las chinampas, debido a la facilidad con la que se pueden reproducir a través de esquejes y a que crecen habitualmente junto a cuerpos de agua, se convirtieron en los cimientos de México-Tenochtitlán. Las raíces de los ahuejotes al crecer se enredan y sostienen el lodo, la tierra y la materia orgánica con la que se rellenaba las chinampas, lo que evitaba los deslaves y los convirtió en el primer árbol de alineación que existió en las poblaciones asentadas en el lago de Texcoco. 

Con la llegada de los españoles y la desecación de los lagos, los ahuejotes fueron poco a poco expulsados de la ciudad, aunque siguieron siendo uno de los árboles más abundantes durante siglos. Pero en el s. XVIII y el XIX, los árboles de moda cambiaron y los ahuejotes comenzaron a ser vistos como ordinarios, no dignos de estar en los parques y paseos del México independiente. 

Ahuejote, árbol nativo de México. Ilustración: Ernesto Villanueva @erne.vigo.art

Con la urbanización del siglo XX y la introducción masiva de especies más llamativas, estos modestos árboles se relegaron a las zonas lacustres de Xochimilco y Tláhuac, donde aún son parte de la identidad y cultura de la zona, así como parte de las razones por las que la UNESCO declaró a Xochimilco Patrimonio de la Humanidad en 1987. 

Curiosamente, hay dos tipos de ahuejotes: el característico de Xochimilco de copa estrecha, que ha sido una forma cultivada desde hace siglos; y una versión más silvestre de ramas caídas que recuerda la forma del sauce llorón, del que es pariente. Viven máximo unos 80 años, pueden tener alturas de hasta 15 m y diámetros de 1.5 m, aunque por lo general son más pequeños, sobre todo los de las chinampas, porque suelen ser de esqueje. 

Los ahuejotes dejaron de estar dentro del gusto del público por no tener floraciones llamativas y copas muy frondosas, pero sobreviven en las zonas chinamperas como evidencia de la longeva conexión de los árboles con la ciudad. 


No podemos contar la historia de la ciudad sin sus árboles; por esto les dedicamos la portada de agosto 2025 de Chilango Revista. Lee más sobre el tema en el artículo de @arbolescdmx.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de Chilango



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