
¿Se acuerdan del plan para sustituir la importación de productos que vienen de China? La novedad es que ahora es más urgente que nunca. Está el factor Trump, por supuesto, pero también los datos nuevos. Las compras de México a China crecieron 2.3% en el primer semestre de 2025, respecto al mismo periodo del 2024. Rompieron récord y llegaron a 62,127 millones de dólares. Contribuyeron a un déficit semestral de 57,535 millones de dólares.
Si recuerdan ese plan es porque tienen buena memoria, pero también porque se ha mencionado varias veces. A mediados del sexenio de López Obrador se presentó a los gobiernos de Estados Unidos y Canadá en una cumbre trinacional. En noviembre de 2024, volvió a hablar de él, Rogelio Ramírez de la O, entonces secretario de Hacienda. En enero, en la presentación del Plan México se hizo un close up a las oportunidades que esta sustitución ofrece para nuestro país.
¿Por qué hacerlo? Hay razones geopolíticas y económicas. China es un elemento disruptor en la relación con Estados Unidos. Para el gobierno de Trump es muy importante obtener de México la garantía de que el territorio mexicano no sirve como plataforma para la internación ilegal de mercancía china en Estados Unidos.
La situación es complicada. En el primer semestre del 2025, México le vendió a Estados Unidos 264,383 millones de dólares y tuvo un superávit de 96,212 millones de dólares. Si este saldo a favor es difícil de digerir para Trump y sus ideólogos del comercio exterior, como Peter Navarro, ¿qué pasaría si se demostrara que una parte de las exportaciones mexicanas son productos chinos reetiquetados como mexicanos? No es un asunto de ficción o una hipótesis descabellada: esa fue la acusación que dio pie a una crisis por las exportaciones mexicanas de acero, el año pasado con la administración Biden.
Si los argumentos geopolíticos no bastaran, están los económicos: las cifras que presentó Ramírez de la O en noviembre parecen muy convincentes: fabricar en México el 10% de lo que ahora compramos a China permitiría un crecimiento de 1.4% del PIB y generaría 560,000 empleos. Nos conviene hacer el esfuerzo de sustituir, además, porque permitiría reducir el desequilibrio de la balanza comercial. Entre enero y junio, les compramos 62,127 millones de dólares, pero les vendimos apenas 4,592 millones de dólares. Si seguimos a ese ritmo, al final del 2025, tendremos un déficit de 114,000 millones de dólares con China.
¿Cómo hacerlo… cómo sustituir importaciones? Se trata de nuestro segundo mayor socio comercial y de una relación que ha ido ganando en peso en nuestra balanza. Entre 2003 y 2023 la tasa de crecimiento de las compras a China fue superior al 10% anual. En los últimos 10 años, casi se han duplicado nuestras importaciones. Hay productos terminados, como teléfonos, equipo médico, automóviles y computadoras, pero también hay insumos y bienes intermedios fundamentales: textiles, plásticos, circuitos electrónicos integrados, semiconductores, baterías eléctricas y materiales y componentes eléctricos.
¿Podrá México ser competitivo en calidad y precio frente a la “Fábrica del Mundo”? Esa es la cuestión. En los últimos 35 años, China se ha convertido en un competidor formidable. En ese mismo periodo, México ha demostrado que puede competir casi con cualquiera en el mercado estadounidense, al grado de que nos hemos convertido en el principal proveedor en manufactura, alimentos y bebidas. La paradoja es que no hemos conseguido ese nivel de competitividad en el mercado interno. Son muchas las cadenas de valor que han sido arrasadas en México por la competencia asiática, en particular la que viene desde China.
La sustitución de importaciones de bienes de consumo requiere una política industrial, pero también resolver cuestiones básicas como contar con aduanas que funcionen para evitar el contrabando y la competencia desleal. La sustitución de bienes intermedios es más compleja. China se ha convertido en un líder mundial en metalmecánica, plásticos, componentes eléctricos y electrónicos. Para que un fabricante cambie un proveedor se necesita, condiciones iguales o mejores en calidad/precio.
¿Cuánto tiempo tardaremos en lograrlo… si es que lo logramos? El gobierno federal ha tomado como referente la fecha 2025-2030. Para los políticos, cinco años puede ser mucho tiempo, pero no es así cuando hablamos de una transformación industrial de gran calado. Necesitamos un plan de trabajo que considere un calendario transexenal, pero con resultados verificables desde el primer año.
¿Qué papel jugará Estados Unidos? En la administración Biden se puso en marcha el nearshoring y los planetas estaban alineados a favor de México. Con Trump, ya no hablamos tanto de nearshoring y cada semana nos encontramos con signos de interrogación donde antes teníamos certezas. En Estados Unidos hablan de Security Shoring. El gran tema es qué papel jugará México luego de la renegociación del T-MEC, en 2026.
¿Qué papel jugará China? La sustitución de importaciones de productos provenientes de China requiere inversión china en México. ¿Queremos tenerla… podemos tenerla?
Cortesía de El Economista
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