En Animales peligrosos, Sean Byrne —director australiano detrás de títulos de culto como The Loved Ones— lleva el terror a un nuevo territorio, fusionando dos subgéneros que rara vez coinciden: el slasher de psicópatas y las películas de tiburones asesinos.
El resultado es un relato asfixiante y claustrofóbico que se desarrolla mar adentro, donde el verdadero depredador no es el que acecha bajo las olas, sino el que maneja el timón.
¿De qué trata Animales peligrosos?
La protagonista es Zephyr (Hassie Harrison), una surfista solitaria que busca en la Costa Dorada australiana un respiro de su pasado turbulento. Lo que parece el inicio de una historia romántica —tras conocer a Moses, un agente inmobiliario y compañero de olas— se convierte en pesadilla cuando es secuestrada por Tucker (Jai Courtney), un capitán obsesionado con los tiburones.
Tucker encierra a sus víctimas en su barco y las lanza al mar para ser devoradas, grabando todo en cintas VHS como parte de un ritual macabro que él mismo define como arte.
Byrne plantea un inicio engañosamente idílico: un paseo turístico para ver tiburones en su hábitat. Pronto, la imagen se corrompe y el mar abierto se convierte en prisión.
Zephyr despierta en una celda improvisada junto a Heather, otra joven capturada, y es testigo impotente de cómo los tiburones acaban con ella mientras Tucker filma, convencido de que está creando la forma más elevada de entretenimiento.
Jai Courtney: Un gran villano en Animales peligrosos
Jai Courtney interpreta a Tucker con una mezcla inquietante de brutalidad y vulnerabilidad. Byrne le dio libertad para moldear el personaje hasta convertirlo en un psicópata memorable, a la altura de figuras como Annie Wilkes en Misery o Patrick Bateman en American Psycho. El propio Courtney lo resumió así en notas de producción compartidas por la distribuidora Diamond Films:
“Es una persona bastante desquiciada, pero con cierta fragilidad… En esta película he puesto en pantalla cosas que nunca antes había hecho”.
Y vaya que le quedó como uno de esos personajes dementes que te llevan a odiarlo brutalmente. Hay una escena de un baile que refleja su absoluta locura. Es clave. No dejes de verla.
El guionista explicó que Tucker no es solo un asesino, es un reflejo deformado de la fascinación cultural por los tiburones. Inspirado por debates científicos sobre su representación en el cine, Lepard creó a un antagonista que, de forma paradójica, alimenta el miedo y a la vez dice protegerlos.
La relación entre víctima y captor es el corazón narrativo del filme. A medida que Tucker prepara su “obra maestra” y Moses la busca desesperadamente, Zephyr encuentra un motivo para pelear, no solo por sobrevivir, sino por recuperar el control de su vida.
Estrenada justo cuando se cumplen 50 años de Tiburón de Spielberg, Animales peligrosos funciona como homenaje al clásico y como su reverso oscuro. Byrne retoma el suspense de las criaturas marinas, pero lo mezcla con el horror psicológico del encierro, la filmación de los crímenes y la perversión performática de un asesino que usa el océano como escenario.
¿Por qué ver Animales peligrosos?
- Tensión sostenida en la trama: Byrne domina el ritmo, alternando calma engañosa y estallidos de violencia.
- Un villano complejo: Tucker es más que un psicópata cliché; su contradicción entre amor y destrucción por los tiburones lo hace perturbador.
- Protagonista carismática: Harrison encarna una heroína frágil pero determinada, que gana fuerza conforme la amenaza crece.
- Fusión de géneros: Slasher y terror marino se combinan para ofrecer algo fresco en un terreno saturado.
En fin, corre a verla en cines a partir de este 14 de agosto y nos cuentas si te atreverías a ver tiburones debajo del mar. Nosotros creemos que no.
Cortesía de Chilango
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