Fuente de la imagen, Huda M
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- Autor, Charlene Anne Rodrigues
- Título del autor, Newsday – Servicio Mundial de la BBC
Huda experimentó una gran mezcla de emociones cuando, a finales del año pasado, descubrió que estaba embarazada.
Primero, sintió cansancio, luego conmoción. Pronto, el miedo y la alegría por la nueva vida que estaba creando, así como la desesperación por la Gaza en la que nacería su hija.
“Tenía miedo”, dice desde la casa de su madre en el centro de Gaza, “no porque no quisiera al bebé, sino porque no sabía cómo proteger una nueva vida en un lugar donde sobrevivir ya es una batalla”.
Para entonces, había transcurrido más de un año desde que Israel comenzó su campaña de bombardeos sobre Gaza, lanzada en respuesta al ataque liderado por Hamás contra ese país el 7 de octubre de 2023.
Llevo casi dos años hablando con Huda en Newsday, el programa del Servicio Mundial de la BBC, después de que comenzara la ofensiva de Israel en la Franja.
A principios de 2024, perdí el contacto con ella durante siete meses, durante los cuales temí lo peor. El 13 de agosto de ese año volví a saber de ella, esta vez desde otro número de teléfono.
Huda simplemente escribió: “Estuvimos en contacto en 2023, pero perdí la conexión desde entonces”.
Durante los meses siguientes, nos mantuvimos en contacto. Sus actualizaciones, a veces regulares, otras esporádicas —dependiendo de la disponibilidad de internet y de la electricidad en Gaza— me permitieron vislumbrar la vida cotidiana, lejos de las noticias diarias sobre muerte y destrucción.
Por ejemplo, compartía fotos de las meriendas que preparaba para los niños en un tabún, un tipo de horno de barro tradicional.
Huda, consultora de marketing, y su esposo perdieron sus trabajos al comenzar la guerra. Así que empezó a dar clases a niños en tiendas de campaña.
Me impresionó su fe inquebrantable, su gratitud infinita y su optimismo por la vida a pesar de los repetidos ceses al fuego incumplidos y la desesperanza que la rodeaba.

Fuente de la imagen, Huda M
El 28 de julio, Huda dio la bienvenida a su bebé en el Complejo Médico Al Sahaba de la ciudad de Gaza, un hospital cercano a su casa. “Di a luz a mi primer bebé hace una semana, después de soportar días de hambre y pérdidas constantes; es un regalo y una gran responsabilidad a la vez”, me contó por teléfono.
El hospital está dirigido por personal femenino para pacientes mujeres y, como muchos otros centros de salud en Gaza, ha sido parcialmente destruido por los ataques aéreos israelíes.
Como consecuencia, hay una grave escasez de equipos y suministros médicos.
La ONU informa que un asombroso 94% de los hospitales de Gaza están dañados o destruidos y más de la mitad de ellos ya no están operativos.
“Un milagro en estos tiempos”
En medio de toda esta destrucción, Huda dijo que fue un momento “hermoso” y que la bebé recibió el nombre de Leen.
“Significa suavidad con propósito y significa fuerza dulce. Significa la tranquilidad que se niega a ser rota”, me dijo Huda una semana después de dar a luz.
“Ella es un milagro en estos tiempos. Es una luz en una tierra sumida en la oscuridad aquí en Gaza. Y también es una carga que llevo con amor. Veo sus pequeñas e inocentes manos y me pregunto cómo la protegeré en un mundo que casi me destroza”, añadió.

Fuente de la imagen, BASHAR TALEB/AFP via Getty Images
No hay una cifra exacta de muertes maternas en Gaza desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, pero hay indicios de que la cifra podría ser muy alta.
La ONU también ha advertido que las condiciones de hambruna que sufren unas 55.000 mujeres embarazadas en Gaza aumentan el riesgo de abortos espontáneos, muerte fetal y desnutrición infantil.
Huda lo sabe bien. Con los bloqueos de suministro israelíes, obtener la alimentación adecuada durante su embarazo fue un desafío.
En los últimos nueve meses, ha tenido que sobrevivir con un suministro cada vez menor de comida enlatada y harina debido a la escasez de alimentos frescos, verduras, frutas y carne.
Con la harina que tiene —la cual describe como el “oro blanco”—, elabora un pan plano conocido como manakeesh, que suele cubrirse con queso.
Envió a la BBC una foto de un pan recién hecho. “Está delicioso”, escribió, pero añadió: “Ya no tiene queso”.
Huda también sufrió otros desastres durante su embarazo: por ejemplo, la falta de atención médica y el desplazamiento.

Fuente de la imagen, Huda M
El bloqueo israelí
Desde el 2 de marzo, Israel ha impuesto un bloqueo casi total sobre Gaza, cortando el suministro de alimentos, medicamentos y otros suministros, lo que ha agravado una situación ya de por sí difícil.
Mientras Huda se recupera tras dar a luz, se preocupa constantemente por cómo alimentará a su bebé.
Aun así, con la ayuda de amigos y familiares, Huda ha conseguido una botella de fórmula por unos US$40.
“Dependo de la lactancia materna para no tener que comprar esta fórmula a este precio. Compré fórmula como ayuda, pero también dependo de la lactancia materna; es muy agotadora”, añadió.
Su dieta se compone principalmente de lentejas, garbanzos y berenjenas, pero incluso estas son difíciles de conseguir.
“Algunos días tenemos sardinas, pero no siempre. La pesca es maravillosa, pero no es segura para los pescadores debido a Israel”, me dijo.

Fuente de la imagen, Huda M
Vivir entre las ruinas
Y luego está la incertidumbre crónica. Huda ha perdido la cuenta de las veces que ha sido desplazada. Cuando los ataques aéreos israelíes alcanzaron su casa en Deir Al Balah, en el centro de Gaza, diez días después del inicio de la guerra en octubre de 2023, destrozaron los cristales de las ventanas y destruyeron paredes y muebles.
Luego se mudó a casa de su tía en el barrio de Al Nasser y, debido a las órdenes de evacuación israelíes y a la necesidad de estar cerca de su familia, se mudó al norte de Gaza en enero del año pasado.
Posteriormente, tras el nacimiento de Leen, se mudó a la ciudad de Gaza para recibir más apoyo familiar, donde ahora vive.
Su hogar es un refugio improvisado en un edificio bombardeado. Usa tablones de madera sobre un conjunto de ladrillos como encimera de cocina.
El suministro de agua es impredecible, y con un bebé recién nacido, la necesidad es aún mayor.
“Aquí en Gaza el agua llega cada tres o cuatro días, así que llenamos todos los tanques o las botellas. Y en ese tiempo hacemos todas las tareas domésticas, lavamos la ropa, lo que queremos”, dijo Huda.
Los pañales se consideran un artículo de lujo y, por lo tanto, se usan con moderación. Un paquete de 64 cuesta más de US$190.
Huda dice que intenta limpiar los que tiene con toallitas húmedas para reutilizarlos si no están demasiado sucios.

Fuente de la imagen, Huda M
“Cuando lloro no es por debilidad. No hay electricidad estable, ni refugio seguro, ni suficiente comida. Cuando empiezan los bombardeos, todo mi cuerpo se tensa para cubrir a Leen, para ser su escudo. De alguna manera, en medio de todo esto, se supone que debo ser amable y sonreír”, dijo.
Mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, planea una mayor expansión militar en Gaza, el optimismo de Huda es firme e inquebrantable.
De vez en cuando, me envía fotos de Leen, durmiendo plácidamente la siesta, sin que le molesten las tensiones políticas. Y, cuando no sé nada de ella durante días, me pregunto si estará bien.
Pero, por suerte, siempre parece contactarme al final.
“Ahora sobrevivo. Por mi Leen, debo seguir sobreviviendo; reconstruiré con mis propias manos si es necesario. Por ella, haré de Gaza algo más que un lugar de dolor. La convertiremos en un lugar de comienzos, si Dios quiere”, dijo Huda recientemente.
“La criaré con fuerza, si Dios quiere, una fuerza que antes desconocía”.

Cortesía de BBC Noticias
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