
Desde hace algunos meses, numerosos influencers han hecho eco en redes sociales de lo que parece ser la nueva alternativa milagrosa para bajar de peso. Se trata del Ozempic, un fármaco desarrollado para tratar la diabetes pero que, entre otros efectos, puede provocar la pérdida de peso.
Además de aparecer en numerosos medios de los Estados Unidos, la discusión se llevó al terreno de las redes sociales sin que, al parecer, hubiera el cuidado necesario para evitar que poblaciones vulnerables corrieran un riesgo por el uso del medicamento, potencialmente peligroso.
Pensando en ello, un grupo de investigadores mexicanos analizó los mensajes y las cuentas detrás de esta tendencia, y cómo el aluvión de mensajes podría afectar a los usuarios en redes sociales.
“Esta investigación surgió porque, junto con mis colegas, comenzamos a discutir cómo la narrativa sobre Ozempic —al menos en sus inicios— estaba sesgada. Se hablaba principalmente de sus beneficios y de que ‘todo el mundo estaba usando Ozempic’, pero nos sorprendió la ausencia de una narrativa de salud pública que equilibrara la conversación para proteger la salud de la población”, explica Paola Abril Campos, profesora e investigadora de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey, en entrevista exclusiva para El Heraldo de México.
Jóvenes y personas sin acceso a servicios de salud, los más vulnerables
Aunque el riesgo de tomar una recomendación inadecuada de una fuente supuestamente creíble o de confianza puede afectar a cualquier usuario en redes sociales, los investigadores señalaron a los jóvenes como uno de los sectores en riesgo por su uso de la internet y su influenciabilidad.
“En realidad, todos estamos potencialmente en riesgo. Aunque no exploramos esta pregunta de manera específica, sabemos que las personas jóvenes utilizan con mayor frecuencia TikTok, por lo que estarían más expuestas a la desinformación.
“En particular, los adolescentes podrían ser más susceptibles a mensajes que asocian la salud con ciertos estándares de belleza, lo que podría llevarlos a buscar tratamientos farmacológicos sin supervisión médica”, añade Campos.
En un segundo nivel, las personas que no tienen acceso a servicios de salud podrían correr el riesgo de efectos secundarios en la toma de medicamentos, esto debido a que no tendrían los recursos necesarios para atenderse de forma adecuada.
“También podríamos considerar que las personas con menor acceso a servicios de salud están en mayor riesgo, ya que podrían no tener la posibilidad de acudir a una consulta o recibir seguimiento profesional.
“En nuestra investigación observamos una gran diversidad de perfiles promocionando Ozempic: no solo personal médico, sino también entrenadores de gimnasio, trabajadores de spas y de farmacias, quienes en realidad no están facultados para recomendar tratamientos farmacológicos”, detalla.
Alertan sobre difusión de recomendaciones potencialmente dañinas
Para la experta, el riesgo de acceder a recomendaciones de salud erróneas debe ser controlado mediante la supervisión de los mensajes que se publican en redes sociales, lo que implica leerlos con una perspectiva crítica.
“Nuestros resultados muestran una alta prevalencia tanto de desinformación como de la difusión de normas sociales potencialmente dañinas, lo que subraya la necesidad urgente de mejorar la supervisión de las plataformas de redes sociales para reducir riesgos a la salud pública”, concluyó.
Cortesía de El Heraldo de México
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