Homo Argentum, Francella, el debate y la grieta: quién financia el cine argentino

El éxito de público de Homo Argentum no debería distorsionarse. Cuando ver una película deja de consistir en lo que es -un entretenimiento, en una salida- para convertirse en un fenómeno, la suerte del filme cambia. Se transforma.

FERIA DE SAN FRANCISCO

Pasó con El secreto de sus ojos, con Relatos salvajes. Se politizó Argentina, 1985, con aquello de cómo era retratado el presidente Ricardo Alfonsín en el filme candidato al Oscar.

Y ahora ya no es “vamos a ver la nueva de Francella”, porque ya no importa quién la protagoniza, sino no quedar afuera de la conversación y, en este caso, de la polémica.

Una controversia que lleva a un debate, y que no empezó ni por Guillermo Francella ni por Mariano Cohn o Gastón Duprat, los directores del filme visto por 467.518 espectadores en el fin de semana (el segundo mejor arranque de la historia del cine nacional).

Se dice que el INCAA, el Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Visuales, no apoyó la realización de la película.

Es cierto. Los productores de Homo Argentum no recurrieron al INCAA como sí pudieron hacerlo, porque la Ley de Cine les otorga ese derecho.

La ley de Fomento de la Actividad Cinematográfica Nacional Nº 17.741 en su Artículo 23 expresa que se aplicará, entre otras cosas, a los gastos de personal, gastos generales e inversiones que demande el funcionamiento del INCAA, al otorgamiento de subsidios a la producción y exhibición de películas nacionales y a la concesión de créditos cinematográficos.

No es que el Estado financia al cine argentino. Ese es un argumento que esconde otra realidad. Quienes financiamos al cine argentino somos los espectadores, que pagamos el “boleto cinematográfico” (la entrada del cine). El 10% del valor de la entrada va, según la Ley de Cine, a lo que establece ese artículo 23 y sus modificaciones, al INCAA. Y corre tanto por pagar una entrada para ver una producción argentina o un tanque de Hollywood protagonizado por Tom Cruise.

El cine en los países desarrollados y subdesarrollados cuenta con distintos tipos de fomento, desde subsidios a incentivos fiscales. El 10% es uno de los recursos para financiar el cine argentino.

Para dimensionar el dinero del que se habla, tomemos un ejemplo. Tal vez en este 2025 en la Argentina no se llegue a las 34.915.524 entradas vendidas como en el 2024, según cifras de la empresa Ultracine. A valores de hoy, el 10% del costo de una entrada rondaría, sin promociones de 2×1, un dólar por entrada. Estamos hablando de 22 millones de dólares en lo que va del año (hubo 23.045.557 tickets vendidos).

Sin haber pasado por el INCAA, Homo Argentum igual puede recibir ahora lo que se denomina Subsidio x sala (es un porcentaje de lo que recibe la película por taquilla). Y están tan en su derecho de pedirlo o no, eso es otro asunto.

En medio de tanto barullo, no debería importar la ideología de quién produce el cine argentino, si se es kirchnerista, libertario o apolítico. Para algo está la Ley de Cine. Después de todo, el presidente Javier Milei cuando ganó el balotaje utilizó una frase que originalmente no había pronunciado un liberal. Dijo aquello de “Dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada”, que había pronunciado Juan Domingo Perón al regresar del exilio.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de Clarín



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