
La milicia palestina Hamás aceptó el lunes por sorpresa una propuesta de tregua planteada por los mediadores Egipto y Qatar para terminar con la guerra en Gaza. El texto que la milicia palestina ha aprobado es “casi idéntico” al que Israel dio luz verde en julio, según ha informado el martes el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar, Majed al Ansari. En ese momento, la distancia entre los negociadores israelíes y palestinos llevó al Gobierno israelí a terminar con las conversaciones. Ahora, según múltiples fuentes, Hamás ha decidido hacer concesiones en casi todos los asuntos que supusieron un obstáculo semanas atrás.
La nueva tregua planteada por los mediadores, a la que Israel todavía no ha respondido, sería un primer paso en el camino hacia la construcción de una paz duradera, después de 22 meses de ofensiva israelí que ha causado 62.000 víctimas mortales y la destrucción generalizada del territorio donde residen más de dos millones de personas.
El cambio en la estrategia de Hamás coincide con las mayores protestas israelíes en casi dos años de guerra. El domingo, centenares de miles de personas salieron a la calle exigiendo al Ejecutivo de Benjamín Netanyahu un acuerdo que saque a los rehenes de Gaza y que termine con un conflicto que interrumpe las vidas de miles de reservistas y que provoca víctimas frecuentes entre las filas israelíes. Los organizadores pidieron mantener la movilización y convocaron poco después una nueva huelga general para el próximo domingo, primer día de la semana laboral en Israel.
La aprobación de Hamás también llega en un momento en el que las tropas israelíes incrementan su ofensiva contra Ciudad de Gaza, desde donde decenas de miles de civiles han tenido que huir entre bombardeos en pocos días. Se espera que el ejército israelí apruebe esta semana los planes ordenados por el Gabinete de Seguridad para tomar ese municipio. Los líderes políticos israelíes aseguran que invadir esa ciudad traerá el colapso de Hamás.
“La respuesta de Hamás es positiva”, ha asegurado en una conferencia de prensa en Doha el portavoz catarí, miembro de un Gobierno clave en las negociaciones. Esa respuesta, ha añadido, representa “el 98% de lo que los israelíes ya habían acordado” el mes anterior. El portavoz ha advertido de que la Franja se encuentra “en un momento humanitario definitorio” y ha alertado de que “si esta propuesta fracasa, la crisis [en el enclave] se agravará”.
Cese de las hostilidades durante 60 días
Las bases de la propuesta que está sobre la mesa contemplan el cese de las hostilidades durante 60 días, en los cuales se liberarían la mitad de los 50 cautivos vivos y muertos que permanecen en el enclave. Durante ese periodo también se incrementaría el flujo de la ayuda humanitaria y se negociaría el paso hacia una tregua permanente.
La milicia palestina ha rebajado sus exigencias en cuanto al número de presos palestinos que Israel tendría que excarcelar y en cuanto a la cantidad de territorio que Israel mantendría bajo control militar durante la tregua temporal de 60 días.
Voces de distintas sensibilidades ubican la pelota en el tejado de Netanyahu. El lunes, el Foro de Familias de los Cautivos y Desaparecidos lo señaló: “El pueblo no permitirá que el primer ministro sabotee otro acuerdo”. Las protestas han continuado este martes cortando la autovía de Ayalon, que transcurre entre rascacielos de cristal en Tel Aviv, para pedir al Gobierno de Israel la liberación de los cautivos que siguen bajo tierra en los túneles de Hamás. “En julio estábamos más cerca que nunca de un acuerdo”, ha dicho Einav Zangauker, madre de un cautivo. Pero Netanyahu “calculó sus consideraciones políticas e hizo fracasar el pacto. Los rehenes quedaron atrás, pero el jefe estaba contento”.
Mahmoud Mardawi, alto cargo de la milicia palestina, presentó el lunes la aprobación de la propuesta como el último gesto para comprobar las intenciones de Netanyahu: “Hamás ha abierto la puerta a la posibilidad de alcanzar un acuerdo, pero la verdadera prueba es si el primer ministro volverá a cerrarla como ha hecho en el pasado”, dijo en un comunicado. En paralelo, diarios regionales citan fuentes palestinas no identificadas que aseguran que Hamás “está preparado para hablar de todo, pero Netanyahu aún no está dispuesto a aceptar ningún acuerdo”. Esas mismas fuentes aseguran que Israel rechaza sucesivas propuestas de los mediadores y lo vinculan con el supuesto interés israelí de proseguir con la toma de Gaza.
Ben Caspit, comentarista político en Israel y autor de libros que analizan la trayectoria de Netanyahu, ha escrito este martes un artículo en el diario israelí Maariv en el que vincula las manifestaciones “emocionantes” del domingo con la concesión de Hamás, rechazando la postura del primer ministro, que acusó los manifestantes de fortalecer los enemigos de Israel y de alejar un acuerdo. “Ahora la presión recae sobre Netanyahu. Está en una trampa”, dice Caspit, que se pregunta cómo torpedeará las conversaciones esta vez ante la presión de Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, sus compañeros de coalición más extremistas.
Ambos ministros, que en el pasado han amenazado a Netanyahu con dejar caer el Gobierno si frena la ofensiva en Gaza, ya han expresado su oposición al pacto. “No tienes mandato para aprobarlo. La sangre de nuestros soldados no es en vano”, objetó el lunes Ben Gvir, responsable del Ministerio de Seguridad Nacional, en un comunicado. “Hamás está bajo enorme presión a raíz de la ocupación de Gaza”, ha dicho Smotrich, ministro de Finanzas, en sus redes sociales: “Entiende que este puede ser su final, por eso está intentando parar esto”.
Los dirigentes israelíes y los negociadores estadounidenses han afirmado durante los últimos días que solo contemplan un acuerdo integral que implique de una sola vez la liberación de todos los rehenes y el fin permanente de la guerra, dejando atrás los acuerdos por fases.
El Gabinete de Seguridad israelí exige varios puntos para terminar la guerra, entre ellos el desarme de Hamás, el control de seguridad de la Franja y la aparición de una administración civil en el enclave desvinculada de Hamás y de la Autoridad Palestina.
Según algunas informaciones, los mediadores árabes han detectado que esas demandas no dejaban margen de maniobra en las negociaciones con Hamás, y han optado por asegurar la primera fase de una tregua temporal que lleve al acuerdo final.
En marzo, Israel puso fin a la última tregua parcial en el enclave cuando debía pasar a la fase que incluía las negociaciones para una paz permanente y la retirada total de las tropas de la Franja. En esta ocasión, Hamás exige que el acuerdo vaya acompañado de garantías de EE UU de que Israel no retomará la ofensiva, según un alto cargo del grupo ha declarado en una televisión catarí.
Una tregua parcial aplazaría las negociaciones sobre el día después que deben existir antes de la paz definitiva. Hamás teme que la comunidad internacional exija su desarme sin que se establezcan las vías seguras hacia la creación de un estado palestino, mientras que Netanyahu teme que el silencio de las armas lleve a la convocatoria de elecciones, dejándolo en una posición más vulnerable ante la reanudación de los procesos de rendición de cuentas por sus casos de corrupción y por los fracasos de seguridad que llevaron a las masacres del 7 de octubre de 2023.
Mientras, los lanzamisiles israelíes seguían apuntando el martes contra los barrios del este de Ciudad de Gaza, donde periodistas gazatíes informaban de explosiones y demoliciones, expulsando la población hacia el sur. También hubo bombardeos en los territorios del centro y del sur del enclave que deben acoger quienes llegan desplazados desde el norte. El Ministerio de Sanidad de Gaza informó por la tarde de la muerte de 60 personas en 24 horas a causa de las hostilidades israelíes, así como del fallecimiento de tres personas más por inanición.
Cortesía de El País
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