Flora citadina: Los eucaliptos son esos gigantes longevos que perfuman el ambiente chilango

La historia del arbolado chilango no se puede contar sin los eucaliptos, esos árboles que sobresalen por la ciudad y que uno fácilmente identifica por el olor. Mucho se dice de ellos: que si se caen fácilmente, que si no permiten que nada crezca alrededor, que si consumen mucha agua, que si son invasores… y aunque algo hay de cierto en todo ello, la culpa no es del árbol sino de quien decide plantarlo, y los pobres e inmensos eucaliptos no merecen ser los más odiados de CDMX. 

FERIA DE SAN FRANCISCO

Fueron traídos a México en la segunda mitad del siglo XIX para mejorar las condiciones ambientales y la salud de las personas cuando todavía existían los lagos, no había drenaje público y la ciudad se inundaba. Esto provocaba epidemias de cólera y tifoidea que asolaban a la población, por lo que se propuso la plantación de árboles medicinales siguiendo modas europeas. 

El eucalipto es originario de Australia y se les conoce como “Gigantes”. Ilustración: Ernesto Villanueva @erne.vigo.art

Los primeros eucaliptos fueron plantados en el Zócalo y se les llamó “Gigantes” nombre que ya solo sobrevive en zonas rurales, rápidamente se hicieron populares en todo el país, e igual de pronto nació y se extendió su mala fama. Esto fue en el siglo XX con su uso masivo para reforestar los bosques de la ciudad, como la Sierra de Guadalupe y el Cerro de la Estrella, y sobre todo en el oriente, tras la desecación de los lagos.

Originarios de Australia, en el mundo hay alrededor de 600 especies de eucalipto, pero en la CDMX tenemos unas ocho, de las cuales dos son las más comunes: el rojo y el azul, que alcanzan alturas de hasta 40 m, anchos de 2 m y pueden llegar a vivir hasta 100 años. Sin embargo, tanto el tamaño como la edad pueden duplicarse en su lugar nativo y en donde las condiciones sean óptimas. 

Sobre su mala fama: sí se caen con cierta facilidad, por la altura y las raíces tan superficiales, también es cierto que producen sustancias que limitan el crecimiento de otras plantas y que consumen mucha agua, pero estas características las desarrollaron para competir y sobrevivir en un ambiente difícil como el australiano. 

En todo relato tiene que haber un villano; y en la historia arbórea de la CDMX le tocó a estos gigantes. 


El eucalipto se ha convertido en parte de la identidad chilanga. Lee más sobre el tema en Flora citadina, de @arbolescdmx, en nuestra revista de agosto.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de Chilango



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