Durante millones de años, un rincón tropical del actual norte de Australia fue hogar de unas criaturas tan peculiares que, incluso hoy, resultan difíciles de clasificar. Tenían dientes con forma de martillo, eran del tamaño de un petauro del azúcar y, sorprendentemente, adoraban comer caracoles. Ahora, gracias a un nuevo estudio publicado en Historical Biology y liderado por investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), se han identificado tres nuevas especies de estos enigmáticos marsupiales extintos que vivieron entre el Oligoceno tardío y el Mioceno temprano, hace entre 25 y 17 millones de años.
Estas criaturas forman parte de una familia poco conocida y fascinante: los malleodéctidos. Su nombre, derivado del latín, significa literalmente “dientes martillo”, y no es una exageración. Sus premolares estaban altamente especializados para romper conchas duras, lo que indica que desarrollaron una dieta centrada en moluscos, algo prácticamente único entre los marsupiales conocidos.
Un pasado más diverso de lo que imaginábamos
El hallazgo no solo añade tres nuevas especies —Exosmachus robinbecki, Chitinodectes wessechresti y Protamalleus stevewroei— al escaso pero creciente árbol genealógico de Malleodectidae. También desplaza hacia atrás en el tiempo su origen y su diversidad. Hasta ahora, se pensaba que estos animales habían surgido más tarde, en un momento concreto de expansión de bosques tropicales. Pero este estudio demuestra que existieron al menos 10 millones de años antes de lo que se creía y que evolucionaron en una amplia gama de formas y estilos de vida.
Uno de los aspectos más interesantes del estudio es cómo estos marsupiales se fueron adaptando progresivamente al consumo de presas con caparazón. A través del análisis detallado de sus mandíbulas y dentaduras fósiles —recogidas en los depósitos de Riversleigh, una de las regiones paleontológicas más ricas del mundo—, los investigadores pudieron reconstruir la historia funcional de su evolución. Algunas de las nuevas especies parecen haber sido hipócarnívoras, es decir, no se alimentaban exclusivamente de carne, sino que complementaban su dieta con moluscos. Otras eran más generalistas, comparables en comportamiento a los actuales quoles o gatos marsupiales.

El estudio, que combinó técnicas de análisis morfológico, filogenético y funcional, ha permitido establecer relaciones más precisas entre los malleodéctidos y otros marsupiales carnívoros extintos, como Barinya o los antiguos tilacínidos.
Una fauna que recuerda a otro planeta
Hace 25 millones de años, el norte de Queensland no era el paisaje árido que hoy conocemos. En su lugar, predominaban los bosques húmedos, con una rica biodiversidad. Junto a estos marsupiales con dientes de martillo, convivían otros depredadores marsupiales: desde criaturas del tamaño de un gato —conocidas como “leones marsupiales”— hasta animales semejantes a los extintos tigres de Tasmania. La variedad de tamaños y estilos de vida de estos carnívoros indica un ecosistema extraordinariamente complejo y dinámico.
Los nuevos fósiles hallados son pequeños, con un peso estimado entre 110 y 250 gramos. A pesar de su tamaño reducido, jugaban un papel importante en la cadena alimentaria de su tiempo. Además, parecen haber ocupado nichos ecológicos hoy inexistentes en la fauna australiana. Por ejemplo, su especialización en caracoles no tiene equivalente moderno. Esta ausencia de especies actuales con dietas similares sugiere que parte de la diversidad funcional de los ecosistemas australianos se perdió con la extinción de estas especies.
Un rompecabezas paleontológico que apenas empieza
Los fósiles, hallados en yacimientos del Patrimonio Mundial de Riversleigh, muestran no solo dientes y mandíbulas, sino también evidencias de cómo se distribuían las fuerzas de mordida, la forma en que crecían los dientes y cómo se relacionaban con otras especies de su entorno. Los investigadores usaron métodos de modelado funcional y análisis estadístico para comparar estas criaturas con otros marsupiales tanto extintos como actuales.
Uno de los descubrimientos más intrigantes del estudio es que Protamalleus stevewroei representa la forma más primitiva conocida del grupo. Esto sugiere que los malleodéctidos no fueron una rama efímera y especializada de la evolución marsupial, sino una línea duradera y diversa que evolucionó durante al menos 15 millones de años.

El equipo científico destaca que la historia de la evolución de los marsupiales en Australia está aún lejos de ser comprendida completamente. Cada nueva especie descrita no solo amplía nuestro conocimiento del pasado, sino que obliga a replantearse ideas preconcebidas sobre cómo se formaron y diversificaron estos grupos animales.
Un tesoro oculto en los cajones
Según los autores del estudio, cada vez que revisan una colección fósil en los museos o laboratorios, nuevas especies salen a la luz. Este descubrimiento ha sido posible gracias a décadas de trabajo meticuloso, y es probable que aún haya muchas más sorpresas esperando en los depósitos de Riversleigh.
La investigación es un recordatorio del potencial que todavía tienen los fósiles australianos para revelar secretos ocultos de la evolución. Más allá de los dinosaurios y los mamíferos placentarios que suelen protagonizar los titulares, los marsupiales australianos representan una historia evolutiva paralela y no menos fascinante.
Con estos nuevos hallazgos, el rompecabezas de la evolución marsupial comienza a tomar forma… aunque es evidente que muchas piezas aún faltan por encontrar.
El estudio ha sido publicado en Historical Biology.
Cortesía de Muy Interesante
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