En México la cifra de personas desaparecidas supera las 121 mil según el Registro Nacional, la búsqueda en campo se ha convertido en un trabajo cotidiano para cientos de madres y padres que, con varillas, palas y machetes, recorren cerros, brechas y terrenos baldíos en busca de fosas clandestinas.
Es un trabajo que hacen sin el respaldo suficiente del Estado, con sus propios recursos y muchas veces en condiciones de riesgo extremo y hasta amenazas por parte de los integrantes del crimen organizado.
En medio de ese panorama, un grupo de artistas decidió escuchar y acompañar. El Laboratorio de Artistas Sostenibles (LAS), con sede en Ciudad de México, se acercó hace siete años a colectivos de familiares y de ahí nació un proyecto inusual: confeccionar trajes tácticos diseñados especialmente para buscadoras y buscadores de desaparecidos.

Recuperar restos humanos en La Laguna: un reto para las madres buscadoras
El primer contacto se dio en un foro en la capital del país. Ahí, Silvia Ortiz, fundadora del colectivo Grupo Vida (Víctimas por Nuestros Derechos en Acción), narró la crudeza de salir al campo a buscar restos humanos en La Laguna, una de las regiones con más casos de desaparición en el norte del país.
“Se impresionaron de lo que significa ir a una búsqueda”, recuerda Ortiz sobre la respuesta de los artistas. “Ahí también habló nuestro compañero Mario Vergara, de Los Otros Desaparecidos de Iguala. Después de escucharnos, los artistas dijeron: ‘tenemos que ayudar’”.
La primera acción fue confeccionar un traje táctico para Vergara. Poco después elaboraron cinco más que entregaron a buscadoras de Nuevo León. Ese fue el inicio de una relación que, aunque pausada, nunca se rompió.
En 2025, el contacto se reanudó. El Laboratorio de Artistas Sostenibles informó a Silvia que habían encontrado respaldo en la Fundación Sertull, una organización privada que decidió financiar la confección de trajes para los 14 integrantes activos de Grupo Vida.
“Me dijeron: ‘¿Cuántos son?’ Y yo les respondí: somos 14. Pensaron que era demasiado, pero la fundación aceptó. Fue una sorpresa enorme”, relata la activista.
En agosto, los artistas viajaron a Torreón para observar directamente cómo trabajan los colectivos en campo. Con el calor extremo de la Comarca Lagunera, acompañaron a las buscadoras, tomaron medidas y recibieron observaciones para perfeccionar el diseño.
“Se dieron cuenta del clima tan difícil en el que buscamos. Nos vieron cargar varillas, cucharillas, lámparas, machetes. Sufrieron el calor con nosotras, pero eso les permitió dimensionar lo que necesitamos”, añade Ortiz.

¿Cómo es el traje de la resistencia de personas buscadoras?
Los trajes, que serán entregados entre diciembre de 2025 y enero 2026, están confeccionados con telas resistentes al calor y cuentan con múltiples compartimentos para guardar herramientas de búsqueda. Incluyen chaparreras para cargar utensilios y se personalizarán a la medida de cada buscador.
“Cuando vimos el prototipo dijimos: ‘wow’. No es solo un pantalón y una camisa, es un traje táctico completo, pensado para nosotras. Es ropa que dignifica nuestro trabajo”, describe Ortiz.
El color elegido es un tono tierra, que permite mimetizarse con el entorno. Además de la indumentaria, el equipo contempla herramientas básicas de excavación ligera, como cucharillas y pinzas, indispensables para recolectar fragmentos óseos.
Más allá del uniforme Aunque la utilidad práctica de los trajes es evidente, su impacto simbólico va más allá. Para los colectivos, representan una forma de reconocimiento y dignificación de un trabajo que el Estado no ha sabido asumir.
“Mi hijo sigue desaparecido, pero cada día que salimos lo hacemos con la esperanza de encontrarlo. Estos trajes no resuelven la ausencia, pero sí nos ayudan a resistir. Y eso, para nosotras, también es justicia”, afirma Ortiz.
El gesto de los artistas, añade, rompe con la indiferencia. “Es como si hubiéramos escrito una carta a Santa Claus y se estuviera cumpliendo. Estamos muy agradecidas porque alguien nos volteó a ver”.

Una deuda pendiente del Estado mexicano
La participación de colectivos artísticos en la búsqueda de desaparecidos refleja la falta de infraestructura oficial para atender una de las crisis humanitarias más graves del país. Pese a los compromisos del gobierno y de las fiscalías estatales, la realidad es que las familias siguen saliendo con sus propios recursos a rastrear la tierra.
La intervención de la Fundación Sertull y del LAS no sustituye al Estado, pero sí expone el vacío institucional. Mientras los familiares buscan con varillas improvisadas y botas desgastadas, el acompañamiento desde la sociedad civil visibiliza lo que debería ser una obligación gubernamental: garantizar seguridad, equipamiento y acompañamiento en las búsquedas.
La entrega formal de los trajes está programada para finales de año. Grupo Vida planea una presentación pública no solo para agradecer, sino también para visibilizar el esfuerzo. “Queremos que se vea lo que significa que otros sectores, como el arte, nos apoyen. Esto nos da fuerza para seguir”, apunta Ortiz.
El proyecto es una muestra de cómo la creatividad y la empatía pueden transformar la realidad de quienes, desde hace años, recorren México en busca de sus seres queridos. En un país con miles de desaparecidos, donde la justicia parece siempre postergada, un uniforme no es la solución definitiva. Pero sí es un recordatorio poderoso de que las madres buscadoras no están solas, y su resistencia también se viste de arte.
Cortesía de El Heraldo de México
Dejanos un comentario: