
La fiscal general de Estados Unidos Pam Bondi respaldó este lunes al Gobierno de Claudia Sheinbaum. Fue luego de la declaración de culpabilidad de Ismael “Mayo” Zambada ante una corte del país vecino.
“Queremos agradecerles a las autoridades de México por toda su ayuda para haber podido traer a estos líderes de los cárteles ante la justicia, no vamos a discutir detalles específicos de investigaciones, pero bajo instrucciones de Donald Trump, hemos traído más líderes de los carteles para que enfrenten a la justicia que ningún otro gobierno en la historia de este país”, señaló la titular del Departamento de Justicia.
Minutos después se conoció que en septiembre el secretario de Estado Marco Rubio visitará México, una visita cuya confirmación arrastra una larga demora.
En el entorno presidencial es una jornada de optimismo por una cuestión que excede a Zambada: Sheinbaum cree que la caída de los grandes capos le da más oxigeno al gobierno ante el pedido de Washington de arrestar a políticos vinculados al crimen organizado.
Bajo esta óptica un detalle ineludible: el Gobierno acelerará los operativos de búsqueda para dar con Iván Archibaldo Guzmán, el narco más buscado por Estados Unidos. En Palacio existe la creencia de que ese arresto puede ser un envión frente a otras cuestiones de la relación bilateral, como la negociación del T-MEC.
Para el oficialismo estos movimientos son cruciales porque le evitan el caos interno de embestir contra gobernadores como Rubén Rocha o Américo Villarreal o bien contra el coordinador de los senadores Adán Augusto López Hernández, epicentro del escándalo de La Barredora.
Los arrestos también le funcionan al Gobierno como sistema de contención de aquellas voces del staff de Trump que claman por realizar operaciones militares en suelo mexicano.
En el plano de la relación bilateral y la diplomacia, Sheinbaum cree que sostiene una mejor estrategia que otros líderes del exterior porque la relación EU-México comienza a afincarse más en una cuestión de resultados tangibles que de declaraciones y arremetidas en redes sociales.
La presidenta no ha visto a Trump y tampoco tiene prisa por ello pero busca entregar los resultados que le permitan la contención del republicano en los frentes comerciales, militares y políticos.
Cortesía de La Política Online
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