Las acciones de Nissan se desplomaron más de un 6% en la bolsa de Tokio, Japón, después de que Mercedes-Benz confirmara la venta de toda su participación en la firma japonesa. La operación, valuada en 47,830 millones de yenes, equivale a más de 324 millones de dólares y representaba un 3.8% de la compañía. Se trata de la mayor caída diaria de la acción desde julio y dejó en claro la fragilidad que vive la marca japonesa en un mercado golpeado por los aranceles y la caída de ventas en Estados Unidos y China.
El anuncio se conoció el lunes por la tarde y de inmediato encendió las alarmas entre los inversionistas, según reportes de Reuters. La reacción bursátil reflejó la incertidumbre que rodea al plan de recuperación que lidera el mexicano Iván Espinosa, CEO de Nissan desde abril. Mercedes-Benz explicó que esta participación, adquirida por su fondo de pensiones en 2016, ya no tenía importancia estratégica y que la venta respondía a un ajuste de cartera. La decisión, sin embargo, llegó en un momento delicado.
El movimiento ocurre justo después de que Nissan acordara con Renault modificar su sociedad para reducir la participación accionaria obligatoria de 15% a 10%. La marca francesa aún posee un 35.7% de Nissan, pero enfrenta también un escenario complejo: apenas el mes pasado registró una depreciación de 11,000 millones de dólares en su participación. Los analistas ven probable que Renault busque salir gradualmente de la alianza, aunque enfrenta restricciones para colocar sus acciones en el mercado abierto.
La venta de Mercedes-Benz se realizó a un precio de 341.3 yenes por acción, es decir, casi un 6% menos que el precio de cierre de Nissan un día antes. Según documentos internos, la operación se ofreció en un rango de entre 337.5 y 341 yenes. La demanda superó la oferta disponible y los diez principales inversionistas se quedaron con cerca del 70% del total. Ni Nissan ni Mercedes-Benz hicieron más comentarios al respecto, lo que dejó abiertas las especulaciones sobre la confianza de los grandes jugadores en el futuro de la marca japonesa.
Fábrica de Nissan y Mercedes-Benz en Aguacalientes, México.
El problema central es que Nissan arrastra pérdidas importantes. En el trimestre que terminó en junio registró un déficit de 535 millones de dólares. Espinosa ha presentado un plan que contempla reducir la producción anual de 3.5 millones de unidades a 2.5 millones, además de cerrar siete plantas de aquí a 2027, como la de Oppama en Japón y la de CIVAC en México. Asegura que están en las primeras etapas de recuperación, pero parece que la caída en bolsa mostró que el mercado quiere resultados inmediatos.
El mensaje es claro: Nissan paga el precio de la crisis interna que comenzó con la salida de Carlos Ghosn. La alianza con Renault, que alguna vez se vendió como ejemplo de éxito en la industria, hoy parece debilitada. Incluso se piensa que Nissan perdió interés en recomprar las acciones de Renault, ya que su liquidez es limitada y su prioridad inmediata es sobrevivir a la tormenta de ventas bajas y márgenes ajustados.

Carlos Ghosn de Nissan y Dieter Zetsche de Daimler en 2015.
Mercedes-Benz deja ver un posible final de la alianza entre Nissan y Renault
El analista Seiji Sugiura, del Laboratorio de Inteligencia Tokai en Tokio, apuntó que Renault terminará por deshacerse de su participación en Nissan. La clave será el tiempo que tarde en hacerlo y las condiciones de mercado. El caso de Mercedes-Benz marca un precedente y deja ver que la paciencia de los socios europeos con la firma japonesa se agota.
El desplome en bolsa no solo refleja la pérdida de confianza de los inversionistas, sino también el desafío más grande que enfrenta Nissan en décadas. La compañía intenta convencer al mercado de que todavía puede ser competitiva en un entorno dominado por la electrificación y las alianzas estratégicas. El golpe que recibió en la bolsa es una señal de que el camino será mucho más complejo de lo previsto.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: