Un sorprendente estudio atribuye a la dinámica de las mareas el nacimiento de la civilización sumeria y de las primeras ciudades de Mesopotamia

Para explicar el origen de la civilización sumeria, se ha recurrido tradicionalmente a una combinación de factores: la irrigación a gran escala, el comercio, el pastoralismo y la diversificación de recursos. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en PLOS One en 2025 y firmado por Liviu Giosan y Reed Goodman propone un enfoque distinto. Los autores sostienen que las mareas del Golfo Pérsico fueron el motor inicial de la agricultura que hizo posible el surgimiento de núcleos urbanos en Mesopotamia. Según los autores, la irrigación de mareas habría sido el mecanismo que garantizó altos rendimientos agrícolas antes de que se construyesen los grandes sistemas de canales fluviales.

El contexto ambiental de Sumer

La llanura del sur de Mesopotamia se modeló a través de los aportes sedimentarios de los ríos Tigris y Éufrates, junto con sus afluentes menores. Tras la última glaciación, el nivel del mar subió hasta alcanzar su máximo hacia el 5000-4000 a.C., lo que transformó la región en un paisaje de deltas, marismas y bahías interiores.

Los investigadores han confirmado, mediante perforaciones realizadas en Lagash (Tell al-Hiba), que los primeros asentamientos urbanos de Sumer se desarrollaron en un ambiente estrechamente vinculado al mar y a los ritmos de las mareas. Esta evidencia geológica revela que, antes de consolidarse como un paisaje fluvial dominado por los canales artificiales, la costa mesopotámica presentaba deltas mareales que favorecieron formas innovadoras de agricultura.

Morfología de la llanura mesopotámica. Fuente: Giosan y Goodman 2025

De la cultura Ubaid al florecimiento de Uruk

La cultura Ubaid (ca. 8.000–6.000 años antes del presente) se caracterizó por la presencia de las primeras aldeas permanentes y una agricultura incipiente en la región. Sin embargo, su organización social aún no mostraba signos de centralización. Con la llegada del periodo Uruk (ca. 4.000–3.200 a.C.) la situación cambió de manera radical.

En Uruk, una de las primeras grandes ciudades de la historia, se produjo un incremento sin precedentes en lo relativo a población, innovación y complejidad social. Así, se desarrollaron templos monumentales, apareció la escritura para la gestión administrativa y emergieron las primeras estructuras estatales. Sin embargo, persistía el enigma histórico que cuestionaba de dónde provenía el excedente agrícola que alimentó esta revolución urbana antes de que existieran las grandes obras hidráulicas documentadas.

La nueva investigación propone que ese excedente provino de la irrigación mareal. Este sistema natural de entrada y salida de agua dulce, impulsado por las mareas, habría podído aprovecharse con un mínimo de infraestructura.

Delta mesopotámico
Evolución del complejo del delta mesopotámico. Fuente: Giosan y Goodman 2025

La agricultura de mareas: un mecanismo olvidado

En las mesetas mareales como las del antiguo Golfo Pérsico, las mareas penetraban decenas o incluso cientos de kilómetros tierra adentro. Antes de la construcción de las presas modernas, en ríos como el Chat el Arab, el pulso mareal llegaba a más de 200 km. Esto permitía que el flujo y reflujo naturales del agua regaran los campos sin necesidad de construir y mantener una red de canales.

En este escenario, los sumerios habrían podido abrir zanjas o pequeños canales laterales desde los cauces principales. Esto habría permitido que la marea alta inundara los campos y que la marea baja drenara el exceso de agua, al tiempo que arrastraba las sales acumuladas por la evaporación. Este sistema crea suelos fértiles y estables, especialmente útiles en un entorno árido.

La irrigación mareal proporcionaba previsibilidad, estabilidad y abundancia sin necesidad de recurrir a una compleja ingeniería hidráulica. Los autores del estudio sostienen que este modelo de agricultura explicaría la transición desde las aldeas dispersas de la Ubaid a la concentración urbana jerárquica del Uruk.

Uruk
Yacimiento de Uruk. Fuente: SAC Andy Holmes (RAF)/Wikimedia

El retroceso de las mareas y el surgimiento del estado

Con el paso del tiempo, el avance del delta del Éufrates y el Tigris bloqueó progresivamente la entrada del golfo Pérsico, transformando la antigua bahía en marismas interiores. Hacia el 4000-3000 a.C., la amplitud de las mareas habría comenzado a reducirse de manera significativa.

Este cambio ambiental tuvo consecuencias directas: la irrigación mareal dejó de ser viable tierra adentro. Según el estudio, las comunidades que ya habían crecido gracias a la abundancia agrícola se vieron obligadas a mantener su prosperidad mediante sistemas de irrigación fluvial a gran escala, lo que requirió enormes inversiones de trabajo colectivo.

Fue en este momento cuando los grandes canales, documentados a partir de ca. 2500 a.C., se convirtieron en la infraestructura central de las ciudades-estado. Controlar el agua significaba controlar la agricultura, el trabajo y el poder político. La transición de la irrigación mareal a la irrigación fluvial, según Giosan y Goodman, constituyó el motor ambiental que impulsó la aparición de la potencia política sumeria.

Implicaciones culturales y mitológicas

El estudio plantea incluso que la memoria de esta agricultura mareal pudo quedar plasmada en la mitología sumeria. El dios Enki, deidad de las aguas dulces y saladas, habría representado, precisamente, esa dualidad entre el agua fluvial y el agua marina. Su templo en Eridu, que se considera la primera ciudad por la tradición sumeria, podría reflejar un vínculo simbólico con los ritmos mareales. Del mismo modo, los autores consideran los relatos del diluvio mesopotámico como referencias a episodios de inundaciones extraordinarias agravadas por los cambios en la dinámica costera y fluvial, más que a simples crecidas estacionales.

Ciudad mesopotámica ficticia
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Un nuevo paradigma para entender Sumer

Los estudios históricos han puesto énfasis en el ingenio humano y la organización social como las claves para entender el surgimiento de Sumer. Este estudio, sin embargo, introduce un matiz decisivo. Así, la civilización sumeria habría emergido, en gran medida, porque el medio ambiente costeño ofreció un mecanismo natural de abundancia, que más tarde obligó a nuevas adaptaciones cuando las mareas retrocedieron. Ello implica que los cambios ambientales no solo condicionaron la economía y la demografía, sino también las instituciones, la religión y la cultura sumeria.

La investigación de Giosan y Goodman sostiene que el origen de Sumer no puede entenderse sin tener en cuenta la gestión natural de las mareas, que proveyó de un excedente agrícola inicial y creó las condiciones materiales para dar el salto a la urbanización. Cuando este recurso desapareció, la sociedad ya caminaba hacia formas de organización estatal. Este hallazgo no solo cambia la manera en que entendemos los inicios de Sumer, sino que también subraya la importancia de los procesos ambientales y costeros en el surgimiento de las primeras ciudades y organizaciones sociopolíticas complejas.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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