
La explosión de una pipa de gas LP bajo el Puente de la Concordia, en la Calzada Ignacio Zaragoza, Iztapalapa, dejó tras de sí no solo un saldo de al menos 57 heridos y caos vial, sino también historias de testigos que, entre el miedo y la incertidumbre, relatan cómo vivieron el dramático incidente.
Carlos Medina Corona, un conductor de una pipa de agua que se encontraba a mitad del Puente de la Concordia, fue uno de los conductores que se encontraba en la zona cuando ocurrió el incidente. “Vi como si fuera vapor y de repente vimos el flamazo. Apagué la unidad, la cerré y caminé como los demás. Vimos mucha gente lesionada, la tenían acostada en el piso”, dijo, entrevistado por El Heraldo de México.
Medina Corona señaló que inicialmente el incendio provenía de una gasera cercana, pero pronto se dio cuenta de que era la pipa de gas la que había explotado. “Estaba en el puente y vi que los vehículos estaban parados. De repente, la gente empezó a bajarse y yo también”, narró Medina Corona, entrevistado por el canal NMás.
Aún con la voz temblorosa, agradeció que no resultó afectado: “Bendito sea Dios, todavía no me tocaba. Si me hubiera bajado más del puente, no la hubiera contado”.
Por su parte, Alondra, una joven que se encontraba ya afuera del Hospital Regional Ignacio Zaragoza del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), compartió, también entrevistada por NMás, el alivio de saber que su madre, Yanira, una maestra y promotora de lectura en una secundaria, salió con vida del incidente.
Yanira transitaba por la Calzada Ignacio Zaragoza, regresando a casa tras su jornada laboral, cuando ocurrió la explosión. Sabiendo que su madre estaría cerca de la estación Santa Martha Acatitla, Alondra temió lo peor. Sin embargo, por teléfono, su madre le contó que se encontraba bien, pero que había sufrido algunas quemaduras y sería trasladada en una ambulancia.
Minutos más tarde, le envió un audio a través de WhatsApp: “Ya me hicieron las curaciones, estoy sentada en urgencias, ya me lavaron, ya me limpiaron, ya me vendaron”, le dijo Yanira, quien sufrió quemaduras de primer grado.
Entre los escombros, los servicios de emergencia encontraron un celular que no dejaba de sonar. Estaba dentro de una mochila junto a maquillaje, un espejo, una cartera y cuadernos parcialmente quemados. Estas pertenencias son de Ana Daniela, una estudiante de Ingeniería en Alimentos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La llamada era de su madre. Los rescatistas atendieron el teléfono, pero hasta el momento no se ha confirmado el estado de salud de la joven.
Un talachero que tiene su negocio en la zona relató a El Heraldo de México que la explosión fue “muy dura”, y que aunque no llegaron las llamas hasta su negocio, el pánico se extendió entre todos los presentes. “Se incendiaron los tráilers que están allá arriba y siguieron las flamas. Corrimos”, dijo.
Con información y videos de Gerardo Galicia
Cortesía de El Heraldo de México
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