Entre los escenarios del cine y la televisión, Gabriela Cartol ha construido una carrera diversa, con personajes que se mueven entre la intimidad de los dramas sociales y el eco de grandes producciones internacionales. Sin embargo, su reciente participación en la serie en stop-motion “Women Wearing Shoulder Pads” (“Mujeres con hombreras”) le abrió la faceta del doblaje en dos idiomas para un mismo personaje, un reto que, reconoce, la puso a prueba como pocas veces.
La producción, dirigida por el ecuatoriano Gonzalo Córdova y realizada por Adult Swim y Warner Bros. con la colaboración del estudio mexicano Cinema Fantasma, se estrenó el pasado 17 de agosto en HBO Max y Adult Swim. En ella, Cartol presta su voz a Coquita, una figura dentro de un universo ambientado en los años 80, con ecos de las telenovelas latinoamericanas, la música pop de la época y un aire inconfundible a las chicas de Pedro Almodóvar.
Lo especial de su participación es que Cartol es la única integrante del elenco que grabó en español e inglés, un desafío que la hizo redescubrir sus propias herramientas actorales. “Estoy muy feliz. Estoy viviendo un sueño que sí quise, pero que no perseguí. Así te lo pongo: es muy bonito”, confiesa la actriz en entrevista con EL INFORMADOR.
El camino hacia Coquita
El proyecto llegó a sus manos gracias a Cinema Fantasma, quienes ya habían dejado huella con “Los sustos ocultos de Frankelda”. “Ellos me pusieron sobre la mesa cuando Gonzalo Córdova estaba buscando voces. Hicimos un piloto, después la serie fue aprobada y más tarde vino la hora de encontrar un espacio de exhibición. Afortunadamente Adult Swim la tomó. Luego vino el casting en inglés y ahora ya están los primeros capítulos al aire”, recuerda Cartol.
La intérprete admite que enfrentar el doblaje en dos lenguas significó entrar en un terreno desconocido. “Por más que quieras darle la misma sabrosura que ya tiene nuestro idioma, el español, es distinto al inglés. El español es muy rico, muy guapachoso, saboreas las palabras. En cambio, en inglés no siempre embonaban las frases con los labios del personaje. A veces quedaba corto, a veces largo”.
Ese contraste también se convirtió en una experiencia exigente, sobre todo durante las primeras sesiones. “En español lo disfruté muchísimo. Pero en inglés, al inicio, pensé que me iban a correr. Me preguntaba: ‘¿Por qué me contrataron a mí?’. Luego fui entendiendo la complejidad: estar atenta al dibujo, a la dicción, a la emoción, al tiempo de cabina. Son tantas cosas sucediendo a la vez que requieren muchísima concentración”, explica.
Una serie fuera de lo común
La trama de “Women Wearing Shoulder Pads” se centra en Marioneta, una mujer española de clase alta que vive en Quito durante la década de los 80. A su alrededor se entretejen historias de amor, infidelidad, exploración sexual y hasta conejillos de Indias, todo narrado en clave de humor negro y referencias culturales.
Para Cartol, lo que distingue a la serie es su capacidad de mezclar universos aparentemente incompatibles. “Cuando me preguntan de qué trata, les digo que tienen que verla para entenderlo. Combina la nostalgia de las telenovelas, la presencia de Ecuador, la influencia innegable de Almodóvar, y al mismo tiempo temas muy adultos. Yo misma me preguntaba cómo hacer que la gente siga un hilo cuando no hay uno lineal. Esa complejidad es parte de su riqueza”.
La actriz destaca que incluso dentro del doblaje tuvo que incorporar expresiones específicas de Ecuador. “Me decían: ‘Esto es muy importante que lo digas como ecuatoriana, no como mexicana’. Y claro, eso también enriquece, porque te obliga a entrar en otro contexto cultural”, afirma.
El trabajo en stop-motion, por su parte, también la impresionó profundamente. “Cada cuadro, cada fotografía es una locura. El trabajo es tan minucioso que cuando ves la serie entiendes por qué está llamando la atención. Los que saben de la técnica reconocen la complejidad de lo que se está logrando”.

Orgullo mexicano en pantalla
A lo largo de su carrera, Gabriela Cartol se ha movido entre proyectos íntimos y propuestas internacionales. “La camarista” (2018), cinta con la que representó a México en los Oscar y los Goya, la colocó en el radar internacional y le otorgó premios y nominaciones.
A ello se suman títulos como “La Tirisia”, “Sueño en otro idioma”, “Cosas imposibles”, “El último vagón” y “El día que todo cambió”.
En televisión, su presencia en series como “Hernán”, “El refugio” y “The Resort” le ha abierto espacio en escenarios globales, incluso presentándose en la Comic-Con 2022.
Esa versatilidad también la ha llevado a desempeñarse como directora de casting en proyectos destacados como “Tótem”, filme que alcanzó la shortlist de los Oscar.
Más allá de su filmografía, Cartol asegura que uno de sus mayores orgullos es ser la voz mexicana dentro de “Women Wearing Shoulder Pads”. “Con esta serie sí creo que es de los orgullos más grandes ser la actriz mexicana que está en la producción. Porque sólo hay una. Y soy yo. Y Cinema Fantasma, por supuesto. Agradecida al cien con ellos por haberme puesto sobre la mesa y pensar en mí”.
El reconocimiento fuera de México dice, le genera un sentimiento peculiar. “Poco me lo he cuestionado, pero sí me da mucho orgullo. Es muy loco estar en Inglaterra, por ejemplo, y que personas que me conocieron a los 13 años, cuando decía que quería ser actriz, ahora me vean en una serie. Eso es un sueño cumplido”.
Entre proyectos y nuevos retos
Gabriela Cartol cierra el año con múltiples estrenos. Entre ellos, destaca la segunda temporada de “Cada Minuto Cuenta”, serie de Prime Video que revive las horas críticas del terremoto de 1985 en México.
“Estoy muy contenta y emocionada por terminar el año con este proyecto. La temporada final llega hoy, 12 de septiembre, justo a 40 años del sismo”, comparte la actriz.
La producción, dirigida por Jorge Michel Grau y respaldada por Amazon Studios y Traziende Films, sobresale por su innovador uso de la tecnología virtual production, que recrea con gran realismo las calles y edificios de la Ciudad de México de aquella época.
En la serie, Cartol interpreta a Rosario, una enfermera atrapada en un hospital colapsado tras el sismo. “Fue un reto emocional enorme. Me documenté con material de archivo y tuve conversaciones con enfermeras para construir un personaje complejo, no biográfico, pero sí profundamente humano”, explica.
El proyecto no solo aborda el desastre natural, sino que también resalta la dimensión humana detrás de la tragedia. Conscientes de la magnitud del acontecimiento, Gabriela y el resto del elenco se sumergieron en una investigación minuciosa sobre las prácticas médicas de los años ochenta, muy distintas a las actuales.
“Contrataron a profesionales de la salud que nos enseñaron lo básico de la atención médica. Queríamos que la actuación fuera lo más creíble posible, y aprender cómo se trataban los pacientes en ese entonces fue clave”, recuerda.
Esa búsqueda de realismo se reflejó también en el set. En una de las escenas más intensas, la actriz confiesa que ella y una compañera llegaron a sentir angustia real: “La energía en el rodaje era tan palpable… En una secuencia estábamos atrapadas entre escombros, y la incomodidad de la situación, junto con la precisión del montaje, nos sumergió por completo”.
Para Cartol, lo que realmente distingue a “Cada Minuto Cuenta” es su enfoque en los valores humanos: “Lo que más me impactó es cómo, a través de los ojos de mi personaje, se refleja ese instinto de lucha y de unión en medio de la adversidad. La serie pone en primer plano la humanidad de los personajes, y espero que el público se conecte con esas historias”, concluye.
Aunado a “Cada Minuto Cuenta”, la actriz también alista el estreno de “La Cometierra”, adaptación de la novela de Dolores Reyes, en la que presenta una historia cargada de realismo mágico y violencia urbana. Para 2026 también tiene confirmada su participación en “Como Agua para Chocolate 2” y en una serie protagonizada por Diego Boneta, donde se abordará la idea de un superhéroe mexicano.
Sobre “Como Agua para Chocolate 2”, Cartol adelanta que su personaje será completamente nuevo. “Es ficcionado, no existía en la versión original. Eso me parece una virtud de esta nueva apuesta, no es la película ni la novela. Es otra propuesta enfocada en nuevas generaciones, que además puede invitar a que conozcan la obra original”.
CT
Cortesía de El Informador
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