
Hay muchas historias en las que el cine todavía se adentra con cierta cautela, o que incluso no se atreve a tocar. La película mexicana “Un actor malo”, no dudó en dar reflector, por medio de la cámara, a una interrogante tanto moral como artística, y que colocó al público -y sigue colocándolo- frente a una pregunta incómoda: ¿Cómo se gestiona una agresión dentro del espacio sagrado de un rodaje cinematográfico? Ya no sólo dentro de un rodaje, sino de la vida misma, donde situaciones como esta ocurren todo el tiempo.
La película narra el caos que se desata cuando “Sandra Navarro”, interpretada por Fiona Palomo, acusa a su coprotagonista “Daniel Zavala”, encarnado por Alfonso Dosal, de haberla violado durante la filmación de una escena de intimidad. A partir de ese momento, la producción se paraliza y surge una tormenta de cuestionamientos legales, mediáticos y sociales. Abogados, productoras, prensa y redes sociales se convierten en parte de una maquinaria que no sólo busca resolver el conflicto, sino que también expone los silencios, las dudas y las complicidades que rodean al abuso sexual.
“Un actor malo” ha sido reconocida con cinco nominaciones a los Premios Ariel 2025, entre ellas: Mejor película, Mejor actriz, Mejor actor, Mejor guion original y Mejor edición.
Este reconocimiento no sólo la coloca entre las producciones más destacadas del cine mexicano reciente, sino que también confirma un interés creciente por narrativas que cuestionan el poder, la ética y el silencio en la industria cultural.
“Cuando nosotros empezamos a diseñar la película, a prepararla y planearla, lo hicimos sin expectativa alguna. Básicamente fue un trabajo muy de corazón y de la conciencia que teníamos como creadores de poder contar este tipo de historia que era necesaria”, comparte Yair Ponce, productor de la película, en conversación con EL INFORMADOR.
“Siempre ha sido muy lindo recibir estas nominaciones porque son, sin duda, el reconocimiento a ese trabajo arduo que hicimos desde el inicio, cuando jamás hubiéramos imaginado que íbamos a llegar a estas alturas. Es como un sueño cumplido. El simple hecho de estar nominados y compartir cartelera con personas que admiramos mucho ya es para nosotros un gran logro”.
El estreno de la película llegó en un momento clave en el sentido en el que vivimos en una época de denuncias y de justicia muchas veces tardía o incompleta, en la que las redes sociales amplifican testimonios y polémicas. Más allá del escándalo, “Un actor malo” invita a mirar detrás de las cámaras: al costo emocional de quien denuncia, a los mecanismos de defensa institucionales y al papel de colegas y espectadores en la perpetuación o ruptura de los silencios. Su valor está precisamente en incomodar, en provocar preguntas que persisten después de que termina la proyección, y a recordar que el cine no sólo entretiene: también puede ser un espacio de reflexión sobre las sombras más difíciles de enfrentar en nuestra sociedad.
“Estamos en una situación compleja y delicada en el país. Hay temas muy fuertes que muy poca gente se atreve a tocar en la ficción”, cuenta Yair Ponce.
“Para mí es interesante poder contar historias que más que dar respuestas generen preguntas y abran diálogos a partir de lo que se filma. Esta es la segunda película que hago con Jorge Cuchi. Yo ya sabía que su cine nunca iba a ser sencillo ni amable. Entonces, cuando conoces a un director con el que has trabajado, con el que compartes muchos ideales y con quien encajas bien, cada decisión se vuelve más simple de tomar”.
“Así fue el proceso con ‘Un actor malo’. Sabíamos que teníamos que contar esta historia, este escenario importante, y llevarlo a cabo. Lo quisimos abordar desde el lugar que mejor conocemos: el medio cinematográfico. Lo más interesante es que sí hubo eco en la comunidad, pero no porque se sintieran criticados, como si hubiéramos puesto el dedo en la llaga, sino porque comprendieron la importancia de la decisión que toma el personaje principal de no quedarse callada y denunciar hasta las últimas consecuencias”.
Una conversación necesaria
“Un actor malo” no titubeó en llevar a la pantalla una realidad que, por las mismas condiciones del cine, parecería imposible de acontecer: las agresiones sexuales. Pero ocurren, como en todas partes, y algo que conmovió no sólo a Yair Ponce, sino al director y al elenco entero, fue que, una vez fue proyectada, sirvió para que muchas colegas mujeres del medio levantaran la voz y compartieron sus experiencias respecto a vivencias similares, para que se abriera el diálogo y generara conversación. Incómoda, pero urgente.
Para el equipo de “Un actor malo” esto fue gratificante, porque, aunque la intención de la película era poner el dedo en esa llaga, no previeron que generara un impacto en el medio, y mucho menos que llegara a los Ariel.
“Después de ver la cinta, muchas chicas les escribieron agradecidas a las protagonistas porque gracias a la historia pudieron ponerle nombre a lo que les había pasado. Desde distintas circunstancias, habían atravesado situaciones similares de abuso y hasta que vieron la película lograron identificarlo, compartirlo y nombrarlo”, recuerda, con orgullo, Yair Ponce.
“Para ellas también fue un grito de liberación y de no quedarse calladas. Creo que en ese sentido la película generó mucho diálogo. Sabíamos que al meternos en una historia así no iba a pasar desapercibida: o te gusta o no te gusta, pero no te deja indiferente. Te lleva a un lugar u otro, y eso es muy interesante porque a partir de ahí se genera conversación”, indica.
A lo que agrega: “Nosotros quisimos abordarla con la intención de exponer un tema urgente. Sabíamos que podría abrir diálogo, pero genuinamente no esperábamos tanto eco”.
En ese aspecto, ni Yair Ponce, ni el equipo de “Un actor malo” pretendían, con esta película, cambiar el mundo. No obstante, el cine es su trinchera, su pequeño lugar desde el cual pueden mostrar todo aquello que incomoda y que duele, pero que escoce más cuando no es visto. “Un actor malo” logró su propósito, y ahora compite en distintas categorías para los próximos Ariel, que se celebrarán en Puerto Vallarta el próximo 20 de septiembre, y a donde el elenco llegará con todo el entusiasmo y el agradecimiento. Ganen o no, las nominaciones ya son una victoria.
“Nunca creamos para cambiar el mundo de inmediato ni por un reconocimiento. Creamos porque el cine es nuestra bandera para entender el mundo, para gritar contra las injusticias y para dialogar. Es muy gratificante que esa intención haya sucedido. Siempre está ahí la idea de contar historias que quizá no cambien el mundo, pero que sí generen preguntas, diálogos y reflexiones. Sería ingenuo decir que no nos gustaría que todo eso generara un pequeño gran cambio, pero no es un objetivo inmediato. Sin embargo, cuando llega el reconocimiento, como estas nominaciones, es una señal de que no estamos haciendo las cosas mal”, finaliza Yair Ponce.
Sinopsis
Una actriz denuncia a su compañero de rodaje por haberse comportado de manera indecente durante la filmación. A partir de ese momento, la productora del largometraje tratará, de todas las maneras posibles, de ocultar el escándalo.
CT
Cortesía de El Informador
Dejanos un comentario: