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“Gran parte del éxito que hemos tenido en esta administración se debe directamente a la capacidad de Charlie para organizar y convocar. No solo nos ayudó a ganar en 2024, sino que también nos ayudó a dotar de personal a todo el gobierno”.
En un homenaje en su cuenta de X, el vicepresidente de EE.UU, JD Vance, no escatimó en elogios a Charlie Kirk, el joven comentarista asesinado este miércoles en un campus universitario de Utah.
Vance tiene muchas razones personales para encomiar a Kirk: fue la primera persona a la que llamó cuando quiso dar el salto a la política, brindándole un acceso al hijo mayor del presidente y, finalmente, un apoyo crucial para que Donald Trump decidiera nombrarlo candidato a la vicepresidencia.
Pero, también, muchas más razones políticas.
Para numerosos republicanos y miembros del movimiento trumpista MAGA (Make America Great Again, Hagamos Estados Unidos grande otra vez), Kirk se había convertido en la puerta al electorado conservador joven, al que logró seducir desde su movimiento Turning Point USA (TPUSA, Punto de inflexión EE.UU.), una de las organizaciones políticas más importantes del país.
Turning Point no solo recaudó millones de dólares para la campaña electoral del presidente, sino que logró canalizar el descontento de muchos jóvenes que buscaban un cambio para el país y que quizás no se hubieran animado a votar sin su capacidad de movilización.
Así lo admitieron miembros del Senado como Jim Banks, quien al conocer que algunos legisladores se habían quejado de que Kirk tuviera mejor sitio en la toma de posesión de Trump el pasado 20 de enero que cualquier congresista, respondió en X: “Charlie Kirk ha hecho más que la mayoría de los miembros del Congreso juntos para llevarnos hasta donde estamos hoy”.
El propio Trump también ha reconocido en diversas ocasiones el impacto que Kirk tuvo en la movilización del voto joven, y la revista The Atlantic lo describió como “una de las personas no electas más influyentes de Estados Unidos”.
“Nadie entendía ni tenía el corazón de la juventud de los Estados Unidos de América mejor que Charlie”, señaló el presidente el miércoles, tras el asesinato de Kirk.

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A través de su hijo, Donald Trump Jr., y del propio Vance, el mandatario había forjado un estrecho vínculo con Kirk, que se movía en la esfera de influencia de la Casa Blanca y era asiduo de Mar-a-Lago, el club de Trump en Florida, donde cortejaba a donantes y discutía estrategias políticas.
El primogénito de Trump describió en las redes sociales a Kirk como “no un simple amigo, sino un hermano para mí”, y el ambiente en la Casa Blanca tras la noticia de su asesinato era funesto, según distintos medios estadounidenses.
Para Daniel Stockemer, profesor de Estudios Políticos de la Universidad de Ottawa, es difícil medir el impacto tangible que Kirk pudo tener en el voto joven en EE.UU.
Sin embargo, su papel como influencer muy activo en las redes, la maquinaria que creó para llegar a los jóvenes y su carisma “por supuesto que tuvieron un impacto”, reconoce Stockemer a BBC Mundo.
Insatisfacción con las élites
Kirk ahondó en una insatisfacción latente que muchos jóvenes sentían con las élites, algo que estaba en la piedra fundacional del movimiento MAGA, centrado en movilizar esas quejas y en ensalzar también la identidad blanca, explica el politólogo.
Su discurso controvertido, tachado de racista, misógino y homófobo por sus críticos, le dio una gran visibilidad en internet.
“Fue una de las personas que conectaron a los jóvenes con Donald Trump, pero creo que estos jóvenes estaban ya predispuestos, no estaban contentos con la política y había una gran insatisfacción sobre cómo lo había gestionado (Joe) Biden, así que ahí caló el discurso de Trump”, afirma Stockemer.
Además, su juventud -Kirk tenía 31 años cuando fue asesinado- supuso un catalizador para las nuevas generaciones.

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Charlie Kirk nació en un suburbio acomodado de Chicago en 1993 y a los 18 años abandonó sus estudios universitarios para dedicarse al activismo político.
A esa edad fundó Turning Point, la organización sin ánimo de lucro que promueve los principios de responsabilidad fiscal, libre mercado y el acotamiento del Estado entre los estudiantes y que hoy cuenta con delegaciones en más de 850 universidades.
El grupo también producía varios podcast, entre ellos el Charlie Kirk Show, que llegaba a 500.000 oyentes cada mes.
Inmerso en la cultura digital, combinaba las redes sociales con el contacto directo en los mítines en campus universitarios, donde fomentaba la participación activa del público con eslóganes como “demuéstrame que estoy equivocado”, como el que se usó el día en que fue asesinado.
“Era muy joven, así que para muchos era una conexión directa, alguien que expresa lo que ellos piensan, y no había nadie en la campaña de Trump que pudiera hacer tanto como él”, argumenta el profesor de la Universidad de Ottawa.
En cierto modo, agrega, “era como un Donald Trump joven”, buen orador, carismático, con una retórica potente y un discurso radical que con el tiempo se ha hecho aceptable. “Encajaban muy bien juntos. Tenían las mismas cualidades, pero puede que Donald Trump, de 79 años, no sea la mejor persona para llegar a los jóvenes, así que alguien como él es el tipo de persona que podía llenar esos huecos”.
Para Lawrence Muir, que fue funcionario durante la primera administración de Trump, la influencia de Kirk fue clave al principio de ese primer mandato, en el que TPUSA “fue el principal vehículo de reclutamiento de jóvenes”, les dijo a los corresponsales de la BBC en Washington Bernd Debusmann Jr y Mike Wendling.
Aunque quizás su impacto más trascendental, según Muir, fue el haber enseñado a otros conservadores a entender las redes sociales y a cómo llegar a los jóvenes.
Kirk no solo atrajo al voto joven hacia Donald Trump, sino que se convirtió en un apoyo leal al presidente.

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Él mismo aseguró haber mandado 80 autobuses llenos de seguidores de Trump a Washington para participar en la concentración que acabó derivando en los disturbios del 6 de enero de 2021, cuando hordas de fanáticos asaltaron el Congreso de Estados Unidos bajo la falsa premisa de que se había producido un fraude electoral que había robado a Trump la presidencia.
Asimismo, Kirk invirtió millones de dólares de TPUSA y miles de voluntarios en campañas para fomentar el voto en los estados indecisos durante las elecciones del año pasado, una estrategia que parece haber funcionado.
Según los analistas, el trabajo sobre el terreno de la organización fue crucial, ya que ayudó a compensar las dificultades de la campaña oficial de Trump para llegar a votantes ocasionales.
El propio Trump lo agradeció a Kirk solo unas semanas después de su victoria electoral: “Quiero expresar mi enorme gratitud a Charlie Kirk. Es un tipo realmente increíble, increíble, y a todo su equipo por sus incansables esfuerzos para lograr esta victoria tan histórica”.

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Cortesía de BBC Noticias
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