La carga insostenible de la diabetes y obesidad

En México, la epidemia de obesidad y diabetes ya dejó de ser solo un problema de salud pública: es una bomba de tiempo económica y social que está al borde de colapsar el sistema nacional de salud. Con casi tres de cada cuatro adultos afectados por sobrepeso u obesidad y más del 18% de la población adulta —es decir, más de 20 millones de personas— padeciendo diabetes, el país enfrenta una carga insostenible.

El Gobierno lo tiene claro y el subsecretario de Salud, Eduardo Clark, lo expuso en la conferencia presidencial de la semana pasada: el sector salud destina anualmente cerca de 180 mil millones de pesos para atender las complicaciones derivadas del sobrepeso, la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Esta cifra abarca todos los sistemas públicos, desde el IMSS y el ISSSTE hasta IMSS Bienestar, Pemex, Sedena y Semar. Lo que le faltó decir es que esa cantidad es insuficiente; justo lo que falta es una estrategia con recursos para enfrentar la crisis profunda en que estamos metidos.

Y otra cosa es que el desbordamiento no radica solo en la prevalencia de estas enfermedades, sino en su mal manejo y las graves secuelas que generan. Las 100 mil personas con daño renal crónico que requieren diálisis o hemodiálisis, estimadas por Clark, y que requieren diálisis o hemodiálisis, cuestan en promedio 415 mil pesos por paciente al año, pero la solución no es el tratamiento sino la prevención. Además, 4 de cada 10 consultas en las unidades de medicina familiar del IMSS están directamente relacionadas con estos padecimientos. Es positivo en este contexto que en los primeros protocolos nacionales de atención (Pronams) se hayan incluido dichos padecimientos, pero en lo que se concretan y se notan los resultados, ya es inocultable el desbordamiento del sistema.

El gobierno centra su narrativa en el consumo excesivo de refrescos y comida chatarra, señalando a las empresas productoras como las principales culpables. Como respuesta, eleva los impuestos especiales (IEPS) a estos productos, con la expectativa de recaudar 41 mil millones de pesos adicionales. Sin duda, esta medida puede desincentivar el consumo y generar ingresos para el erario público, que tanto lo necesita. Sin embargo, es absolutamente insuficiente para enfrentar una epidemia de esta magnitud. Los 40 mil millones palidecen ante esos 180 mil millones que ya se gastan en tratamientos, y no se abordan las raíces profundas del problema. Es como tratar de apagar un incendio forestal con un vaso de agua: cómodo para recaudar, pero ineficaz para resolver.

Esta crisis no es nueva; se ha diagnosticado exhaustivamente durante décadas. Todos sabemos —y se ha repetido hasta el cansancio— que el sobrepeso y la obesidad afectan a uno de cada tres niños y adolescentes, y a siete de cada diez adultos en México. Es nuestra principal epidemia, pero hasta ahora no hemos implementado estrategias integrales para combatirla. Desde 2012, cuando el doctor David Kershenobich, actual secretario de Salud, presidía la Academia Nacional de Medicina (ANM), junto con el entonces rector de la UNAM, José Narro Robles, y un grupo interdisciplinario de expertos en nutrición, salud, agricultura, economía, política, psicología, antropología y sociología, entre otras disciplinas, elaboraron el informe “Obesidad en México: recomendaciones para una política de Estado”. Este documento ya enfatizaba la necesidad de un enfoque multifactorial.

En 2018, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dirigido por Juan Rivera, publicó el libro “La obesidad en México. Estado de la política pública y recomendaciones puntuales para su prevención y control”, con la participación de más de 75 científicos. En su prólogo, se destaca que la alta incidencia de obesidad en México es el reflejo de una realidad compleja y multifactorial, influida por determinantes sanitarios y sociales como el acceso a alimentos saludables, patrones culturales, entornos urbanos que desalientan la actividad física, y factores psicológicos y económicos. El libro, estructurado en diez capítulos, detalla recomendaciones que van más allá de los impuestos y el etiquetado frontal nutrimental —medidas que sí se incluyen, pero no como únicas soluciones. Valdría que el rector de la salud hoy revise esas publicaciones donde él mismo participó, y se los exponga a las autoridades hacendarias que determinan dónde destinar el presupuesto.

Será costoso insistir en una visión reduccionista

Entre las propuestas clave se encuentran la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la población infantil, intervenciones preventivas en el contexto escolar, campañas de comunicación para fomentar cambios de comportamiento y estilos de vida saludables, y políticas para promover la actividad física en entornos comunitarios y laborales. También se abordan temas como la reformulación de productos industriales para reducir azúcares y grasas, el fortalecimiento de la agricultura sostenible para mejorar el acceso a alimentos frescos, y el involucramiento de la sociedad civil en programas educativos. No todo se reduce a gravar refrescos; se necesita un abordaje holístico que integre salud, educación, economía y urbanismo.

Si el gobierno persiste en una visión reduccionista, centrada solo en el consumo de bebidas azucaradas y procesados, como es el discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum, seguiremos pagando un precio exorbitante en vidas, recursos y productividad. La carga insostenible de la obesidad y la diabetes exige acciones urgentes y comprehensivas, basadas en evidencia científica y colaboración intersectorial. Es hora de pasar del diagnóstico a la acción integral: por el bien de millones de mexicanos y la viabilidad de nuestro sistema de salud.

México se enfrenta al síndrome cardio renal metabólico

Y sin salir del tema, ahora surgen opciones terapéuticas que permiten abordar simultáneamente diabetes mellitus, enfermedad renal crónica y problemas del corazón, lo que se da en llamar el síndrome cardio renal metabólico -CRM. La farmacéutica Boehringer Ingelheim está lanzando empagliflozina, una molécula que busca tratar el CRM de forma conjunta, buscando romper el ciclo que las une y ofrecer a quienes viven con ello, mejor vida y menos complicaciones. Especialistas mencionan que reconocer que las 3 enfermedades están unidas en un delicado equilibrio donde el daño de uno puede desencadenar el mal funcionamiento en los demás, es un avance médico y es un llamado urgente a ver al paciente como un todo, tratando lo que se oculta tras síntomas dispersos y silenciosos.

8 y 9 de octubre viene ExpoFac de RX México

La ExpoFac que organiza la trasnacional RX en México para la industria del retail farmacéutico y de cuidado personal, va por su III edición y tendrá lugar en Expo Guadalajara el 8 y 9 de octubre donde esperan unos 3,000 visitantes. El segmento retail farmacéutico equivale a unos 663 millones de pesos operados, según INEGI, por unas 65,000 unidades de negocio que venden algún tipo de medicamento o productos farmacéuticos, aunque no todas son formalmente farmacias. Nos dicen que 60-70% de los asistentes proviene de Guadalajara, Michoacán, León y Colima, aunque también de lugares como Yucatán, Monterrey, Sinaloa, Sonora, Tijuana y Tamaulipas. Hay 30 becas disponibles para una certificación ofrecida en colaboración con Anafarmex. El tema de los consultorios adyacentes a farmacias no faltará en el programa del evento.

Cortesía de El Economista



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