Batman, el icónico “Caballero Oscuro”, se reinventa como un joven guerrero mexica en “Batman Azteca: Choque de Imperios”, dirigida y escrita por Juan Meza-León. La cinta, que se estrenará el próximo 18 de septiembre en cines de la mano de Cinépolis, ofrece una lectura audaz del mito de “Batman”, trasladándolo a la época de la Conquista de México.
En esta producción de Warner Bros. Animation, DC Studios, Ánima Estudios, Particular Crowd y Chatrone, Horacio García Rojas encarna a “Yohualli Coatl”, un héroe forjado entre la tragedia y la resistencia indígena.
El actor mexicano encuentra en este proyecto no sólo una oportunidad actoral, sino una experiencia profundamente personal y transformadora. “Mi niño interno está muy feliz y el contador de historias del presente también. Hay un cambio en la narrativa, y poder ser partícipe de una historia que rescata aspectos no contados de nuestro pasado colectivo como México me emociona profundamente”, compartió en entrevista con EL INFORMADOR.
De “Bruce Wayne” a “Yohualli Coatl”
“Yohualli Coatl”, el personaje principal, es un joven miembro del sacerdocio mexica cuya vida cambia radicalmente cuando su padre es asesinado por “Hernán Cortés”, interpretado por Álvaro Morte. A partir de esa pérdida nace su alter ego: un “Batman” indígena cuya misión es proteger su ciudad y vengar la muerte de su padre. En esta versión, el villano no es el habitual “Joker”, sino “Yoka”, interpretado por Omar Chaparro, una reinvención desde la cosmovisión mesoamericana.
Horacio García Rojas reflexiona sobre el viaje emocional de su personaje y su paralelismo con el “Batman” clásico. “Este ‘Batman’ es muy joven, parte del dolor, como ‘Bruce Wayne’, pero no es ‘Bruce Wayne’. No tiene relación con la familia ‘Wayne’. Él entiende que la venganza no es el camino, sino la justicia, y que el sacrificio propio por proteger a su pueblo es lo que lo hará trascender. Ahí nace el superhéroe, ya no el vengador”.

Representación y poder narrativo
Horacio indica que el impacto cultural de presentar a “Batman” como un héroe indígena no es menor. La discusión sobre la representación en los medios cobra fuerza en este proyecto, que coloca en el centro a un personaje de piel morena, vinculado con las raíces originarias de México.
“No es un afán de victimizarnos”, aclara García Rojas. “Es exigir, como audiencias, vernos representados. Si bien no necesito que un personaje se parezca a mí para identificarme con él, si además se parece, claro que genera un golpe positivo. Nos han dicho que nuestras pieles no tienen valor, que nuestro origen no debe enorgullecernos. Resignificarnos a partir de la ficción es fundamental”.
Al respecto, el actor hace una crítica directa al estado actual del cine nacional. “Está estancado en temas como la narcoviolencia en la única forma de ser, y la comedia romántica en estratos sociales altos con fenotipos eurocentristas. Cambiemos la narrativa. Así les damos a las niñas y niños otras formas de soñarse, y exigimos a nuestros gobernantes que nos den la posibilidad de imaginarnos distinto”.
Por un cine más diverso
Cabe señalar que el actor lamenta que la grabación del filme se haya realizado por separado, sin interacción directa con los demás actores, pero reconoce la maestría del equipo de dirección de voces y del doblaje mexicano, al que califica de “legendario”. Su formación en teatro y su experiencia en el cine le permitieron adaptarse al reto de actuar solo con la voz, concentrando toda su energía en un espacio contenido pero simbólicamente poderoso: la cabina.
“El micrófono lo capta todo. Si te mueves, se oye la ropa. Si tu personaje va semidesnudo, como un guerrero mexica, no puede sonar así. Entonces, hay que poner toda la energía en la voz. Es como volver al teatro, donde uno se imagina todo. La cabina se vuelve un escenario más”.
“Batman Azteca: Choque de Imperios” no busca imponer una verdad histórica ni plantear antagonismos simples. Lo que propone es una reinterpretación desde la ficción, una vía para repensar la identidad, la historia y el poder de las imágenes. “Tenemos derecho a resignificarnos, a revalorarnos, a repensarnos y a resoñarnos”, afirma García Rojas. “Para eso está la fantasía, para generar imaginarios colectivos diferentes”, concluye.
Una ficción que dialoga con la historia
Aunque se trata de una película de animación inspirada en un cómic, “Batman Azteca” tiene una dimensión histórica que no pasa desapercibida. La representación de México-Tenochtitlán funciona como una herramienta pedagógica involuntaria pero potente.
“Este no es un documental, pero si un producto de ficción que nos lleva a dialogar sobre nuestro pasado y nuestro origen como nación, entonces ya cumplió un objetivo más importante que sólo entretener”, explica. “Si después de verla un niño les pregunta a sus padres quién fue ‘Hernán Cortés’, o si alguien quiere saber más y va a consultar con un antropólogo, ya cumplió su función. El arte no está para dar respuestas, sino para generar preguntas”.
Frente a las críticas en redes sociales, algunas de las cuales acusan a la cinta de “hispanofobia”, el actor responde. “El racismo que vivimos hoy tiene raíz en hechos históricos del pasado. Nos dividieron por castas, por color de piel, y eso dejó huellas. El 75% de la población de este país tenemos tonalidades morenas, y nuestras pieles no están representadas. Si esta película despierta esas discusiones, está logrando algo fundamental”.
Una voz desde el corazón
Durante la filmación, Horacio García Rojas tuvo libertad para investigar, proponer y enriquecer a su personaje, incluso incorporando vocablos en náhuatl, lengua que ha estudiado de forma autodidacta. “Es un idioma complejo, con prefijos y sufijos que forman ideas completas. Cada vez que lo hablo siento que conecta conmigo. Hice mi propio research y traté de meter la mayor cantidad de palabras posibles, como una forma de honrar una de las 69 lenguas vivas del país”.
Aunque gran parte de la película se desarrolla en español, debido a las exigencias narrativas y comerciales, el actor subraya que se cuidó introducir elementos que dieran autenticidad y rescataran la oralidad ancestral.
Un acto de autocelebración
El estreno de la película será simbólicamente significativo ya que llegará a las salas el 18 de septiembre, un par de días después del Día de la Independencia de México y antes de que se celebre el Batman Day a nivel internacional (21 de septiembre). García Rojas celebra esta coincidencia con orgullo. “Que el Batman Day y el mes patrio coincidan con el estreno de ‘Batman Azteca’ es algo hermoso. No lo digo para ofender a nadie. Me estoy autocelebrando. Y cuando alguien se autocelebra, no está negando al otro, sólo está diciendo: ‘Esto soy, y me siento orgulloso’”.
A quienes se sienten incómodos con estas expresiones, les lanza una invitación. “Déjame celebrar y únete al party. Hay pocas narrativas que nos autocelebren. Las necesitamos”.
Animación artesanal y política
La creación de “Batman Azteca” tomó tres años desde las primeras grabaciones de voz hasta el final del proceso de animación. García Rojas enfatiza que este trabajo va mucho más allá de una interpretación vocal. “Nosotros, quienes dimos la voz original, también somos cocreadores de los personajes. Nuestra energía y carácter se ven en pantalla. Yo veo a ‘Yohualli Coatl’ y veo rasgos míos. Se parece a mí”.
Aunque la película es una colaboración con grandes estudios como Warner Bros., el proceso no contó con todos los recursos de una superproducción hollywoodense. “La animación es un trabajo artesanal, de paciencia. No es una película mainstream de DC, pero tiene una riqueza narrativa y estética que la hace única”.
El actor, además, destaca la riqueza visual del proyecto. “Frente a una pirámide, sea la de los Nichos, Chichén Itzá o el Templo Mayor, uno se impacta. Son estructuras hermosas, con un sentido estético avanzado. Entonces, ver reflejado eso en la gráfica del personaje, en el logo mismo de ‘Batman Azteca’, es muy poderoso. Alguien que entendía así la astrología y la estética no podía ser tan salvaje como nos dijeron que eran”.
Sombras sobre Tenochtitlán
Esta audaz reinvención de la leyenda de “Batman” se desarrolla dentro de la vibrante y feroz cultura Mesoamericana del siglo XVI. En la época del Imperio azteca, el joven “Yohualli Coatl” enfrenta la tragedia cuando su padre es asesinado a manos de conquistadores españoles.
“Yohualli” escapa a Tenochtitlán para advertirle al emperador “Moctezuma” y al sumo sacerdote “Yoka” del inminente peligro. Usando como guarida un viejo templo de “Tzinacan”, el dios murciélago, “Yohualli” entrena bajo la tutela de su mentor, desarrollando armas y equipo que le ayuden a enfrentar la invasión española y vengar la muerte de su padre. En el camino se encontrará con personajes claves como “Mujer Jaguar” y la fascinante “Hiedra del Bosque”.
CT
Cortesía de El Informador
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