Cuando las llamas consumieron la lujosa vivienda de una influyente familia romana en Histria, hace unos 1.900 años, nadie imaginó que ese incendio actuaría como cápsula del tiempo. Hoy, casi dos milenios después, un grupo de arqueólogos ha logrado recuperar entre sus ruinas calcinadas un valioso tesoro compuesto por más de 40 monedas y varios ornamentos de metales preciosos. La noticia, dada a conocer por el Muzeul Național de Istorie a României (MNIR) a través de un comunicado oficial, ha sacudido el panorama arqueológico europeo.
El descubrimiento ha tenido lugar en el sector conocido como Poarta Mare – Turnul Mare, parte del yacimiento arqueológico de Histria, ubicado en la costa occidental del mar Negro, en Rumanía. Esta ciudad, fundada en el siglo VII a.C. como colonia griega, fue posteriormente integrada en el Imperio romano durante el siglo I d.C., convirtiéndose en un enclave estratégico y próspero del litoral escítico.
Pero más allá del valor material de las piezas halladas, el hallazgo ofrece una ventana única a la vida doméstica de la aristocracia provincial romana durante el periodo conocido como el Principado. El estado de conservación de los objetos, algunos de ellos fusionados por el calor del incendio, y su contexto arqueológico, permiten reconstruir con notable precisión un episodio congelado en el tiempo: el último instante de una familia que no logró escapar a las llamas.
Un tesoro escondido en una caja de madera
Lo más sorprendente del hallazgo no es solo la cantidad o la calidad de los objetos, sino la forma en la que fueron encontrados. Las monedas y adornos metálicos estaban claramente agrupados, conservando la silueta de una caja de madera, hoy completamente desaparecida, pero cuyo contorno se ha mantenido gracias a la fusión del metal provocada por las altísimas temperaturas del incendio.
Este fenómeno ha permitido a los investigadores inferir que los objetos estaban cuidadosamente guardados, probablemente en un lugar considerado seguro dentro de la casa. Sin embargo, el fuego fue tan repentino o destructivo que no dio tiempo a salvar nada. El tesoro quedó enterrado entre los escombros, donde permaneció oculto durante siglos.

Además del conjunto de monedas —de las que aún se espera un análisis detallado sobre su procedencia y cronología exacta—, los arqueólogos han recuperado piezas ornamentales que indican el alto estatus de los propietarios. La riqueza de los materiales empleados, su manufactura y su ubicación dentro de la vivienda apuntan a que se trataba de una familia perteneciente a la élite local, posiblemente con vínculos administrativos o comerciales importantes en la región.
Una vivienda romana de lujo en la frontera del Imperio
El incendio afectó una domus romana que, según han documentado los arqueólogos, destacaba por su opulencia. Los suelos estaban pavimentados con grandes losas de caliza y las paredes conservaban restos de pintura mural, lo que sugiere que no era una construcción cualquiera.
La vivienda se enmarca en un área urbana densamente ocupada de Histria, donde en las últimas dos décadas el equipo del MNIR ha identificado calles, sistemas de canalización, fuentes, hornos y edificios públicos y privados. Todo este conjunto ha permitido trazar una imagen cada vez más detallada de cómo era la vida en esta ciudad romana del mar Negro entre los siglos II y III d.C., cuando la Pax Romana parecía garantizar estabilidad incluso en los márgenes del Imperio.
El hallazgo del tesoro, además, no es un hecho aislado. En el mismo estrato donde apareció la caja quemada también se encontraron cerámicas finas, objetos de vidrio, herramientas de hierro, inscripciones y fragmentos arquitectónicos, lo que confirma que la casa era parte de un entorno urbano desarrollado y funcional. Histria, en esa época, era mucho más que una colonia griega absorbida por Roma: era una urbe activa, romanizada, con una sociedad compleja y jerarquizada.

Testimonio de un momento congelado en el tiempo
El periodo histórico al que pertenecen los objetos encontrados —entre mediados del siglo II y mediados del siglo III d.C.— coincide con una fase crucial en la historia imperial. Aunque la estabilidad política aún era aparente, el Imperio romano comenzaba a mostrar signos de tensiones internas y presiones externas que más tarde desembocarían en la llamada Crisis del siglo III. En ese contexto, las provincias del Danubio y el mar Negro adquirieron un papel estratégico tanto militar como económico.
La destrucción de la vivienda pudo deberse a un ataque enemigo, un accidente doméstico o incluso un conflicto interno, aunque los arqueólogos aún no han confirmado la causa exacta del incendio. Sea cual fuere el origen, lo cierto es que el fuego destruyó la vivienda y sus ocupantes no lograron recuperar sus pertenencias. Sin embargo, para los investigadores, ese desastre ha sido una fortuna: el incendio creó una cápsula de conservación sin precedentes.
Actualmente, los objetos recuperados están siendo sometidos a procesos de restauración, conservación e investigación en los laboratorios del MNIR. El museo ha confirmado que el conjunto será declarado oficialmente “Tezaur” dentro del Patrimonio Cultural Nacional de Rumanía, lo que implica su protección legal y su próxima exhibición al público.

Una pieza más en el rompecabezas de Histria
Desde que comenzaron las excavaciones en Histria en 1914, el yacimiento no ha dejado de ofrecer sorpresas. Las campañas arqueológicas, realizadas por un consorcio de instituciones rumanas lideradas por el Instituto de Arqueología “Vasile Pârvan”, han sacado a la luz toda una ciudad enterrada, que abarca desde la época griega hasta el ocaso del dominio romano.
Este hallazgo reciente —anunciado oficialmente por el Museo Nacional de Historia de Rumanía el pasado 23 de agosto de 2025— es considerado uno de los más importantes en los últimos 25 años de trabajo arqueológico en la zona. Y no solo por la riqueza del hallazgo en sí, sino por la información que aporta sobre la vida cotidiana, la arquitectura doméstica y las prácticas de almacenamiento de valores en época romana.
Cada moneda, cada broche fundido y cada fragmento de pared pintada no es solo una reliquia: es una pista. Una pieza más del rompecabezas que permite reconstruir la historia de una ciudad vibrante en los márgenes del mundo romano, donde la vida, como en cualquier parte del Imperio, podía cambiar en cuestión de horas.
Cortesía de Muy Interesante
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