El pasado 10 de septiembre, en plena naturaleza del Piamonte italiano, Alfa Romeo volvió a demostrar por qué sigue siendo uno de los grandes nombres del automovilismo mundial. Lo hizo como patrocinador principal de la segunda edición de Tutto Bene Hillclimb, un evento muy poco convencional: nada de cronómetros, ni premios, ni presión. Aquí el protagonista es el placer de conducir, la estética del automóvil y la conexión con el paisaje.
Cerca de 80 vehículos —desde deportivos actuales hasta clásicos legendarios— subieron por la histórica Strada Borromea, una carretera privada que serpentea desde Gignese hasta la cima del Mottarone, con vistas espectaculares al lago Maggiore. La cita reunió diseño, historia y emoción, bajo dos lemas que resumen muy bien su esencia: “Reduce la velocidad para ir rápido” y “Solo se admiten coches geniales”.
Y, claro, Alfa Romeo tenía que estar allí. Lo hizo con dos modelos de impacto: el Tipo 33/2 “Periscopica” de 1967, una joya de la ingeniería con alma de competición, y el potente Giulia Quadrifoglio, su berlina más rabiosa. Dos generaciones separadas por décadas, pero unidas por una misma pasión. Porque, al fin y al cabo, Alfa Romeo y la eternidad del rugido italiano son una historia que no deja de escribirse.
¿Qué es Tutto Bene Hillclimb?
Tutto Bene Hillclimb no es una carrera al uso. Es una experiencia. Una subida de montaña sin cronómetro, donde lo importante no es llegar primero, sino disfrutar el trayecto. El concepto nace de la unión entre el estudio de diseño italiano BorromeodeSilva y la agencia creativa Race Service, con sede en Los Ángeles. El objetivo: reunir coches únicos en un entorno espectacular y celebrar la cultura del automóvil de forma pausada, íntima, distinta.
El recorrido, además, es un homenaje al buen gusto. La Strada Borromea es una ruta cerrada al tráfico general que conecta paisajes naturales con historia local. Subirla con un clásico restaurado o un deportivo moderno no es solo conducir: es formar parte de una película en movimiento.

Alfa Romeo y su forma de contar historias con motores
En un evento que celebra la belleza y la emoción al volante, Alfa Romeo brilló con luz propia. Por un lado, presentó uno de sus mayores tesoros: el Tipo 33/2 “Periscopica” de 1967, el coche que marcó su regreso a las competiciones internacionales. Motor V8 de 2 litros, apenas 580 kg de peso y una silueta que parece esculpida por el viento. Una auténtica leyenda de la ingeniería.
Por otro, subió la temperatura con el Giulia Quadrifoglio, el super sedán con más de 500 CV que combina diseño italiano con rabia mecánica. Este modelo, además, ganó protagonismo en la película 6 Underground, lo que le dio ese punto de estrella de cine que tanto gusta en eventos como este.
Verlos juntos, rugiendo en plena montaña, fue casi poético. Y es que cuando la leyenda navega sobre ruedas, el alma de Alfa Romeo late con más fuerza que nunca.

Una carretera que parece sacada de un sueño
La Strada Borromea no es una vía cualquiera. Es una carretera privada, con tramos históricos, curvas cerradas, vistas de infarto y una atmósfera casi mágica. Subir hasta el Mottarone por este trazado es como ir descubriendo postales vivas, una tras otra.
Durante el evento, el asfalto se llenó de sonidos y siluetas que hacían girar cabezas: motores afinados, carrocerías brillantes, conductores con una sonrisa que lo decía todo. No era un desfile, tampoco una exhibición: era una celebración de la belleza sobre ruedas.

Coches que cuentan historias
Los participantes no llegaron en cualquier coche. Cada uno de los casi 80 vehículos tenía algo especial: un diseño inconfundible, una historia detrás, una presencia que hacía que todo el mundo se parara a mirarlo. Desde deportivos italianos hasta joyas del automovilismo inglés o alemán, cada modelo estaba allí por su carisma.
No importaba el año ni la marca: lo importante era que fueran coches con alma. Algunos llevaban décadas circulando, otros eran nuevas bestias recién salidas del taller. Pero todos tenían algo en común: hacían que el corazón latiera un poco más rápido.

Diseño, creatividad y emoción: los cerebros detrás del evento
El éxito de Tutto Bene no es casual. Detrás hay dos nombres que están revolucionando la manera de vivir el motor: BorromeodeSilva, un estudio milanés que ve el diseño como una forma de arte aplicada al movimiento, y Race Service, que convierte cada coche en un mensaje visual y emocional. Ambos comparten una visión clara: el coche no es solo un medio de transporte, es un objeto cultural. Y los eventos como este deben emocionar tanto como una película o una exposición de arte. El resultado salta a la vista: estética, ambiente y comunidad.

Vivir el evento con los cinco sentidos
Estar en Tutto Bene Hillclimb no es solo ver coches. Es escuchar motores, oler gasolina, sentir la vibración del asfalto bajo los pies. Es dejarse llevar por el sonido grave de un V8 o por el silbido agudo de un turbo moderno. Es mirar cómo la luz del atardecer se refleja en un chasis cromado.
Es, también, conversar con otros apasionados, compartir anécdotas, tocar la carrocería de un clásico restaurado con mimo, o simplemente cerrar los ojos y dejarse llevar por el ambiente. Más que un evento, es una experiencia multisensorial.

Una marca que entiende el valor del legado
Alfa Romeo no solo construye coches, construye relatos. Y eventos como este son el escenario perfecto para contarlos. El Tipo 33/2 nos habla de un pasado glorioso, de circuitos y trofeos. El Giulia Quadrifoglio, de un presente lleno de carácter. Juntos, resumen todo lo que significa la marca: emoción, estilo, herencia.
Al apoyar Tutto Bene Hillclimb, Alfa Romeo demuestra que su estrategia va mucho más allá del marketing. Está comprometida con una forma de entender el automóvil como parte de la cultura. Y eso se nota.

¿La nueva tendencia? Conducir sin prisa
Tutto Bene no es una rareza aislada. Forma parte de una corriente que crece cada vez más: el turismo automovilístico consciente. Conducir por el placer de hacerlo, no para llegar antes. Disfrutar el paisaje, el coche y el camino. Dejar atrás la ansiedad del tiempo y recuperar el placer del trayecto.
Es una tendencia que conecta con valores actuales: sostenibilidad, experiencia, conexión con el entorno. Y las marcas que lo entienden, como Alfa Romeo, tienen mucho que ganar apostando por ello.

¿Una forma de viajar? ¿O una forma de vivir?
Muchos de los asistentes no eran coleccionistas ni pilotos profesionales. Eran simplemente amantes del motor, personas que ven el coche como una forma de vida. Que restauran un modelo antiguo con cariño, que conocen cada sonido de su motor, que encuentran paz en una buena curva de montaña.
Y eso convierte a Tutto Bene Hillclimb en algo especial. Porque no se trata solo de coches: se trata de historias, de personas, de emociones. De una comunidad que respira a través del rugido de un motor.

Mantener la autenticidad sin perder la magia
Claro que no todo es tan fácil como suena. Este tipo de eventos requieren organización, permisos, seguridad, y sobre todo autenticidad. El reto está en crecer sin perder el alma. En evitar que se convierta en una postal sin fondo. Pero si algo ha demostrado Tutto Bene, es que se puede hacer bien. Y con marcas como Alfa Romeo apoyando este tipo de iniciativas, la apuesta por un automovilismo más emocional, más consciente y más estético parece tener futuro.

Una comunidad con alma de artista
Y es que, si algo quedó claro en esta edición de Tutto Bene Hillclimb, es que los verdaderos protagonistas no eran solo los coches, sino quienes los conducen. No hablamos de pilotos profesionales ni celebridades del motor, sino de personas que sienten una conexión profunda con sus vehículos. Algunos eran restauradores apasionados; otros, diseñadores, ingenieros o simples amantes del automóvil que cuidan su coche como una extensión de sí mismos.
La forma en que hablaban de sus Alfa, de sus rutas favoritas, de cómo afinan el motor para que “suene justo como debe”, recordaba más a músicos hablando de sus instrumentos que a conductores contando anécdotas. Aquí no importa el currículum ni el garaje: lo que une a esta comunidad es una sensibilidad compartida por el diseño, la mecánica y la emoción que se siente cuando todo encaja al tomar una curva perfecta.
Y eso se ve en cada gesto: cómo bajan del coche y lo miran con orgullo, cómo se acercan al de otro participante y preguntan con genuino interés. Hay respeto, admiración mutua y, sobre todo, una pasión auténtica por un arte que se mueve sobre ruedas.

Más allá de las cifras: el coche como emoción
En un mundo obsesionado con los datos —velocidad, aceleración, emisiones— Tutto Bene Hillclimb propone otra cosa: mirar el coche con el corazón. Entender que hay belleza en una curva bien tomada, en un rugido de escape, en el gesto de un conductor que sonríe al bajar de su coche.

Y ahí, Alfa Romeo sigue siendo una maestra. Porque su legado no se mide solo en caballos, sino en sensaciones. En cómo nos hace sentir. Y eso, al final, es lo que permanece.
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: