Fantasía, horror y ciencia ficción desde la mirada femenina

“Las Argüenderas hicieron un pacto: se cuidarían las unas a las otras. ¿Novios o padres golpeadores, jefes abusivos? A ver si podían con todas al mismo tiempo. Cuando una de ellas pedía ayuda, el resto acudía en tropel para que a sus agresores les quedara claro que no la dejarían sola. Crecieron hasta formar un ejército compuesto por mujeres de todas las edades que iba a donde hiciera falta su presencia. Empezaron a aparecer en las noticias, a ser tomadas en cuenta, a dar consejos”.

Es un extracto del cuento “Soñarán en el jardín”, de la escritora, traductora y editora Gabriela Damián Miravete (Ciudad de México, 1979), que da título al libro homónimo, Soñarán en el jardín (Alfaguara, 2025), un conjunto de doce cuentos que transitan géneros como la fantasía, el horror y la ficción especulativa desde distintas miradas femeninas que sugieren alternativas sobre la construcción del futuro, desde la sororidad, la equidad, pero sobre todo la resistencia.

“Como autora, para mí siempre ha sido insuficiente la representación realista desde la literatura, que también es un subgénero, así como el horror o la ciencia ficción. El realismo literario ha sido insuficiente para representar la experiencia de estar viva, en este mundo y en este país. Considero que géneros como la ciencia ficción, la fantasía o el horror nos dan herramientas expresivas para asimilar la realidad de forma íntegra, justo como el ser humano construye su realidad, a partir de pequeñas ficciones, porque el ser humano imagina y, mientras vive en el presente, se proyecta a otros espacios temporales”, comenta la autora en entrevista.

Su libro contiene cuentos como “Huir del siglo”, “que trata de unas monjas virreinales que se oponen a la Santa Inquisición y se inventan una máquina misteriosa que les ayudará a abolir el statu quo, o ‘Soñarán en el jardín’ (cuento homónimo), una historia que explora el México del futuro donde los feminicidios no existen más. Cuentos como éste nos ofrecen herramientas para alterar lo que nos está dado y proponen otras posibilidades de convivencia”.

—¿Es factible construir una realidad diferente al narrar un futuro utópico?

“Por supuesto. Otro de los rasgos por los que apuesta este grupo de cuentos es la experiencia colectiva. Por eso he tratado de narrar mis historias desde la comunidad, desde un grupo de personas que creen en alternativas sociales más horizontales y que resisten por esa convicción. Esto es fundamental porque me parece que parte del dolor que experimentamos cotidianamente, frente a la violencia normalizada y las desigualdades, tiene que ver con una idea impuesta de individualismo, de que cada quien es culpable de lo que sucede en su posición dentro de un sistema de jerarquías”, comenta Damián Miravete.

Por lo anterior, señala, las artes en general juegan un papel crucial en la construcción de alternativas sociales, humanas y políticas.

—Géneros como los que desarrollas habían sido hegemónicamente masculinos…

“En realidad, géneros como la ciencia ficción siempre han tenido a mujeres autoras, pero no se veían, se ocultaban o eran ignoradas”, responde.

Virginia Woolf, en su ensayo Una habitación propia (1929) sintetizó la autoría sistemáticamente soterrada de las mujeres con una frase contundente: “Anónimo era una mujer”. Dicho ensayo concentró una serie de conferencias que Woolf impartió en 1928 en las que analizó el espacio real y ficticio a los que las mujeres fueron relegadas dentro de una literatura dominada por hombres.

No está por demás mencionar que la novela Frankenstein o el moderno Prometeo, publicada por Mary Shelley en 1818, es considerada una de las historias literarias fundamentales y detonadoras de la abundancia creativa en el género de ciencia ficción.

“En el pasado próximo y remoto no era posible tener ni un ápice de la visibilidad que las escritoras empiezan a tener ahora, aunque todavía no estamos en las circunstancias ideales. Hay que señalar que este cambio ha sido posible gracias a las lectoras. Ellas han sido fundamentales”, comenta la entrevistada y cita a otras autoras que fueron clave para visibilizar las historias de autoras de la ruptura en la ciencia ficción feminista durante el siglo XX, como Ursula K. Le Guin, Octavia Butler o Joanna Russ.

Gabriela Damián matiza: “la literatura femenina no debe tomarse como un género literario sino como un lugar y un cuerpo desde los que se escribe. Hoy en día es interesante analizar cómo hay una diferencia en las narrativas femeninas en los distintos géneros, pero no porque seamos más tiernas o más lindas, sino porque históricamente se nos ha relegado a otras experiencias y otras luchas. Evidentemente, nuestros relatos serán distintos y vale la pena conocerlos”.

Cortesía de El Economista



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