Estos son unos de los últimos lavaderos públicos que existen y resisten en CDMX

Creados en los años 50 aproximadamente, los lavaderos públicos de Xochimilco han resistido al paso del tiempo y la llegada de la tecnología, convirtiéndose ya en una tradición del sur de la CDMX.

De acuerdo al Profesor Sebastián Flores Farfán -cronista de la alcaldía Xochimilco-, al inicio los lavaderos, específicamente del Barrio de San Antonio, eran parte de una chinampa, es decir que estaban rodeados de agua por lo que era fácil para las mujeres instalarse en la orilla y ponerse a lavar.

“La gente agarraba su piedra como lavadero y de ahí sacaban el agua porque era clara. En esa época no había bitoques, entonces se les hacía fácil agarrar de cualquier lado agua”, cuenta el Profesor en entrevista con Chilango.

Los lavaderos datan desde los años 50 aproximadamente y nacieron a las orillas de una chinampa. Foto: Chilango / @amedjosfat

Años después, las mujeres cambiaron la piedra por tejabanes de cartón, y más tarde, cuando las lagunas se habían secado y comenzaron a poner tuberías, se construyeron los lavaderos casi como los conocemos ahora.

“En la actualidad, este espacio ya lleva como tres o cuatro remodelaciones. La primera que se hizo ya con mampostería y los lavaderos como estos de concreto fue gracias al ingeniero Mariano Velasco Mujica, tío de Raúl Velasco (presentador de Siempre en Domingo)”, cuenta Flores Farfán.

En Xochimilco llegaron existir decenas de lavaderos, sin embargo por el descuido de muchas personas que les dieron mal uso, fueron cerrando. Actualmente se sabe que aún existen cuatro y que siguen en uso.

Hilera de lavaderos públicos de concreto en el Barrio de San Antonio en Xochimilco.
Los lavaderos del Barrio de San Antonio reciben mantenimiento por parte del encargado Juan Martínez, su familia y miembros de la comunidad. Foto: Chilango / @amedjosfat

Espacios que siguen haciendo honor a la famosa frase: chisme de lavadero

Hoy en día, y muy distinto a lo que muchos pensarían, los lavaderos públicos siguen siendo muy socorridos por los habitantes de los diferentes barrios de Xochimilco. Según el Profesor Flores Farfán por dos razones muy simples.

La primera, obviamente por necesidad y en algunos casos por comodidad como la Señora Sonia que acude cada ocho días a lavar.

“Pues la verdad yo vengo a lavar aquí porque donde vivo sí tengo agua, pero desgraciadamente tengo que subir hasta el tercer piso a lavarla y sí es muy pesado. En segunda pues porque aquí tengo suficiente agua para poder enjuagarla bien”, nos cuenta en entrevista la señora.

Dos señoras lavando tenis y ropa en los lavaderos públicos.
Un espacio que hace honor a la famosa frase: chisme de lavadero. Foto: Chilango / @amedjosfat

Lo que nos hace preguntarnos si en la actualidad no es más fácil hacerlo con una lavadora, a lo que ella misma respondió:

“Pues a lo mejor es más fácil, pero queda sucia y menos si es blanca. Como que siento que queda sucia. Ahorita estoy dejando que se escurra y como sí tengo lavadora, ya centrifugada pues me cuesta menos trabajo subirla al tercer piso para que se me seque”.

Y la segunda razón que menciona el Profesor es por la convivencia y el chisme: “Porque en un lavadero vas a encontrar y escuchar la historia del lugar, del pueblo, hasta unos chismes. Si tú te quieres enterar de lo que está pasando en tu comunidad corre al lavadero público. Porque ahí están las señoras, mientras que están lave y lave, están hablando de lo que sucedió”.

Señora lavando tenis en un lavadero de concreto.
La señora Sonia, habitante de Xochimilco, usa los lavaderos por necesidad y comodidad. Foto: Chilango / @amedjosfat

Los lavaderos públicos han aparecido hasta en el cine

Puede que al ser un espacio muy arraigado a una comunidad, no muchos lo conozcan, pero basta con poner un poco de atención para darse cuenta que los lavaderos públicos han estado hasta en el cine.

Si ya viste la película Chicuarotes (2019) dirigida por Gael García Bernal, con un guión de Augusto Mendoza, seguro recordarás que hay algunas escenas que ocurren precisamente en unos lavaderos.

Escena de la película Chicuarotes en los lavaderos públicos de San Gregorio.
Varias escenas se filmaron en los lavaderos públicos del Barrio de San Gregorio Atlalpulco. Foto: Captura de pantalla YouTube

Pues esos, son unos de los lavaderos públicos que aún existen en el barrio de San Gregorio Atlalpulco, de donde también es originario el chile chicuarote (de ahí el nombre de la película también).

¿Dónde están los lavaderos públicos de Xochimilco?

Ya sea que seas nuevo vecino de Xochimilco o por simple curiosidad, puedes visitar alguno de los cuatro lavaderos públicos, los cuales están ubicados en los siguientes barrios:

  • Barrio de San Antonio: Diagonal Gladiolas 60, San Antonio
  • Barrio de Santa Cruz Acalpixca: Avenida Tenochtitlán 415, Santa Cruz Acalpixca
  • Barrio de San Esteban: Callejón Canal Seco, San Esteban
  • Barrio de San Gregorio: Agustín Melgar, San Gregorio Atlalpulco
Fachada de los lavaderos del Barrio de San Antonio.
Los lavaderos del Barrio de San Antonio se ubican muy cerca del centro de Xochimilco. Foto: Chilango / @amedjosfat

¿Por qué seguir conservando estos espacios?

Para el Profesor Sebastián tiene que ver con la convivencia, en tener lugares donde las personas aún puedan hacer comunidad.

“Inclusive, antes de que tu llegaras, estaba un señor lavando ahí al fondo y estaba platicando con otra señora. Entonces yo creo que un lavadero es un lugar de convivencia para la gente y así se van conociendo”, explica el cronista.

Lavadero con ropa de colores.
aquí vienen a lavar personas de todas las edades; desde jóvenes hasta adultos mayores, quienes se dedican a lavar ajeno y hasta parejas. Foto: Chilango / @amedjosfat

Por su parte, la señora Sonia asegura que es un buen espacio para conservarlo porque no solo lo ocupan las personas de la localidad, sino también lo usan personas que viven en barrios de las montañas cuando hay sequía en sus hogares.

Los lavaderos públicos en Xochimilco existen y resisten para seguir dando servicio a quienes lo necesiten. ¿Ya los conocías?

Cortesía de Chilango



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