
Los secretos de la familia Kahlo, incluyendo a su famosa integrante Frida, serán compartidos con el mundo a partir de este fin de semana con la apertura del Museo Casa Kahlo.
Es un museo diferente a la famosa Casa Azul, aunque está muy cerca, en el histórico centro de Coyoacán, en la Ciudad de México, y su historia está entrelazada. El Museo Casa Kahlo es la casa que compraron los padres de Frida después de que le dieran como regalo de bodas la Casa Azul, donde creció ella cuando era niña y donde habitó con su esposo Diego Rivera.
La Casa Kahlo tiene elementos que resultarán familiares para los fans de la famosa pintora, como una cocina tradicional, un jardín y una recámara con una cama de madera. Pero al mismo tiempo es única porque ofrece una mirada diferente a su vida como miembro de una familia unida y amorosa que la acompañó en todo momento, así como más detalles de sus seres queridos, incluyendo a su padre fotógrafo Guillermo y a su hermana filántropa y cuidadora Cristina.
“Puedes encontrar un enfoque más humano de su historia, de sus orígenes, y también encontrarás a alguien que podría sentirse como la gran pintora o la gran artista, pero que fue una niña que luchó contra la poliomielitis y que quería a su padre y a su madre”, dijo el director del museo, Adán García.
Incluso Frida vivió en la casa una temporada y hasta hace apenas dos años estaba habitada por sus familiares.
El sueño de convertirla en museo comenzó hace una década. Este nuevo museo incluye los únicos murales pintados por Kahlo de los que se tengan registro.
Desde que Frida era una niña amaba los insectos, los coleccionaba y usaba un microscopio para ver sus alas. Ese microscopio está en el sótano de la Casa Kahlo, un sitio muy especial para la pintora, pues era ahí donde, ya estando casada con Diego Rivera, solía encontrar un espacio para sí misma.
“Cuando ella se peleaba con Diego, se venía aquí, se refugiaba en los sótanos y entonces era como su paz, aquí era su casa”, dijo Mara Romeo Kahlo, sobrina nieta de la pintora.
Romeo Kahlo recordaba que cuando iba a desayunar frijoles con nata en la cocina de la casa había murales hermosos con flores y árboles frutales. Los murales fueron creados por Kahlo inspirada en las plantas que se encontraban en el jardín de la casa. Habían quedado bajo capas de pintura cuando la cocina fue modernizada. Paradójicamente, esto ayudó a su preservación y ahora han recibido un tratamiento especial para poder verse en todo su esplendor.
El museo incluye el cuarto donde Guillermo solía trabajar en sus fotografías y una cámara interactiva para tomarse una foto virtual en blanco y negro, al tiempo que se muestra cómo sería el proceso de revelado en papel.
Hay fotografías de Guillermo cuando era joven y se relata la historia de cómo llegó a México desde su natal Alemania. Cómo conoció a Matilde Calderón, la madre de Frida, y también su matrimonio anterior y las dos hijas que tuvo en esa relación.
Para que Frida pudiera someterse a todas las cirugías por las que pasó en su vida adulta tuvo a su lado a alguien que la cuidaba, esa era Cristina, su hermana menor.
“Solía hablar de ella como si fuera la otra mitad de su corazón”, dijo García.
Cristina estaba separada de su esposo y al conocer de las dificultades que enfrentaban otras madres solteras menos favorecidas que ella, decidió crear una fundación que llegó a brindar ayuda a cientos de mujeres.
“En esa fundación, todos los sábados se abría aquí el portón y se daba una canasta básica para más de 500 mujeres solteras”, dijo Romeo Kahlo.
El museo también destaca su relación con su madre, una figura que la historia, hasta ahora, ha mantenido más distante que su padre.
“La verdad es que tenían una relación estrecha y, de hecho, déjenme contarles que las flores que Frida usaba, la verdad, la primera que usó flores en su cabeza fue mi bisabuela”, dijo Romeo Kahlo.
La familia decidió pintar la casa de color rojo y mantenerla así a lo largo de los años, pues este color simboliza “el corazón de la familia Kahlo”, agregó.
El museo tiene cartas enviadas por Frida con besos rosa mexicano de lápiz labial, son una pequeña muestra de la amplia correspondencia que sostenía la familia Kahlo.
“Estas cartas nos dieron la pauta para escribir todas estas anécdotas que van a poder descubrir a lo largo del museo”, dijo la curadora Adriana Miranda. “Esta casa está llena de anécdotas, de historias, de relaciones que han permanecido no en la sombra”.
David Rockwell, arquitecto y miembro de la junta directiva de la Fundación Kahlo, colaboró con la familia para crear los espacios de la exhibición. Algunas secciones como los escalones curvos del patio fueron reconstruidas para que fueran más similares a la casa en su estado original.
Rockwell dijo que encargaron a artistas de todo México la creación de las distintas macetas y piezas para el patio.
“Lo que más me gusta de esta casa es su calidez. La calidez del material, la calidez de los azulejos, la calidad de la madera, el cuidado con el que se ha restaurado”, señaló. “Mis materiales favoritos son los techos. Todos estos techos son muy diferentes, cada uno crea ambientes y condiciones diferentes”.
El museo está ubicado en Aguayo 54, en el barrio del Carmen en Coyoacán, en la Ciudad de México.
CT
Cortesía de El Informador
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