EU eleva compras de bienes a Vietnam en 43.7%; a México apenas en 6.5%

La escena se repite cada mes en los reportes de comercio de Washington. Los datos muestran a México como el principal proveedor de bienes para Estados Unidos, pero una flecha ascendente, marcada con los colores de Vietnam, empieza a ganar altura con una velocidad que sorprende en medio de la ola arancelaria.

En los primeros siete meses de 2025, las importaciones estadounidenses provenientes de México sumaron 309,749 millones de dólares, un crecimiento de 6.5% en comparación con el mismo lapso del año anterior, y la cifra es sólida y mantiene al país como socio central de la economía norteamericana.

Pero la mirada se dirige al sudeste asiático. En ese mismo periodo, Vietnam vendió bienes por 106,223 millones de dólares, un salto de 43.7% frente a 2024.

El contraste es contundente. México avanza con paso moderado, mientras Vietnam corre con una velocidad que lo llevó del séptimo al cuarto lugar entre los mayores proveedores de Estados Unidos en menos de un año.

En julio, cuando Washington y Hanoi firmaron un acuerdo sobre aranceles recíprocos, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reconoció que Vietnam era un competidor directo de México, pero que se mantenía una ventaja en el costo de entrada al mercado estadounidense. Según explicó, los productos vietnamitas enfrentaban aranceles de entre 35 y 40% mientras que los mexicanos pagaban en promedio apenas 6%.

La teoría parecía blindar la posición de México. No obstante, ese mismo mes, las compras a Vietnam crecieron 50%, mientras las mexicanas apenas avanzaron 8%.

Las aduanas estadounidenses reflejan un patrón cada vez más claro. Computadoras, productos eléctricos, repuestos, teléfonos móviles, maquinaria y herramientas son los bienes que más adquiere de Vietnam. Son rubros en los que México también tiene amplia presencia, lo que convierte la competencia en una carrera de fondo.

Desde 1995, cuando el comercio bilateral apenas alcanzaba 451 millones de dólares, Vietnam consolidó su papel como centro manufacturero. Para 2024, las ventas al mercado estadounidense sumaban ya 136,501 millones de dólares. Esa trayectoria explica por qué el país asiático se ha convertido en socio estratégico para Washington, sobre todo en medio de la disputa con China.

La nueva relación estratégica

El impulso vietnamita también descansa en acuerdos políticos recientes. En septiembre de 2023, Estados Unidos y Vietnam firmaron una Asociación Estratégica Integral que abrió espacio para la cooperación en semiconductores, economía digital, energía y minerales críticos. El acuerdo incluyó la canalización de recursos de la Ley CHIPS y Ciencia de Estados Unidos hacia programas de capacitación y desarrollo en Vietnam, con un enfoque en formar talento en áreas STEM.

México observa con atención este movimiento, ya que también busca insertarse en la cadena global de semiconductores, un sector que definirá la competitividad en los próximos años.

La velocidad del crecimiento vietnamita también responde al interés de las empresas estadounidenses por diversificar su producción. Con costos laborales bajos, estabilidad política y reformas económicas orientadas al mercado, Vietnam se presenta como una alternativa atractiva frente al encarecimiento de fabricar en China.

En 2023, la inversión extranjera directa estadounidense en ese país alcanzó 3,800 millones de dólares, lo que representó un incremento de 10% frente al año previo, señala el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.

La nube de los aranceles

El 2 de abril de 2025, el presidente Donald Trump anunció un arancel global de 10% a la mayoría de los productos importados, además de un gravamen especial de 46% para todas las exportaciones vietnamitas. Esa medida, la segunda más alta aplicada a un país, fue pausada de manera temporal, pero el recargo general sí entró en vigor el 5 de abril.

Frente a la presión, las autoridades del país asiático iniciaron negociaciones con la Casa Blanca y reforzaron la supervisión aduanera para evitar el trasbordo ilegal de productos chinos, una práctica que desde hace años genera recelo en Estados Unidos.

Así, el 2 de julio, Trump anunció un acuerdo. Las importaciones directas desde Vietnam pagan un arancel de 20%, mientras que los bienes transbordados desde terceros países enfrentan un gravamen más alto de 40%. Con ese ajuste, Vietnam se convirtió en el primer país asiático en cerrar un acuerdo comercial con Estados Unidos bajo las nuevas reglas.

Un déficit creciente

El crecimiento vietnamita también trajo un efecto colateral. El déficit comercial estadounidense con ese país llegó a 123,000 millones de dólares en 2024. Tan solo en los primeros siete meses de 2025 ya suma 97,958 millones. El saldo lo coloca como el tercer déficit más grande de Washington en el mundo, solo por debajo de México y China.

La ventaja geográfica y los beneficios del T-MEC son cartas a favor de México, pero la competencia global exige algo más que cercanía. Exige innovación, atracción de inversión en nuevas tecnologías y una política comercial que anticipe los cambios del mercado.

Mientras tanto, los encuentros diplomáticos entre altos funcionarios estadounidenses y vietnamitas confirman que Washington ve en Hanoi un socio de largo plazo. La narrativa oficial habla de cooperación para un Indo-Pacífico estable, aunque el trasfondo es económico.

Vietnam, en apenas una década, pasó de ser un jugador emergente a convertirse en uno de los pilares de la manufactura mundial.

Para México, la fotografía es incómoda. El país conserva el liderazgo como primer proveedor de bienes a Estados Unidos, pero el ritmo de su crecimiento luce débil frente al salto de Vietnam. En sectores estratégicos como electrónicos, autopartes y teléfonos, el país asiático avanza con pasos firmes que lo acercan peligrosamente.

Cortesía de Expansión



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