Durante siglos, Leicester Market ha sido el corazón palpitante del comercio local en esta ciudad inglesa. Lo que nadie imaginaba era que bajo sus adoquines se escondía una historia mucho más antigua y compleja: una secuencia ininterrumpida de ocupación humana que se extiende a lo largo de dos milenios. En el marco de las obras de renovación para construir una nueva plaza moderna, un equipo de arqueólogos del University of Leicester Archaeological Services (ULAS) ha realizado un hallazgo sin precedentes que conecta el presente con un pasado olvidado.
Bajo el mercado: un viaje en capas por la historia de Inglaterra
Lo que comenzó como una intervención arqueológica preventiva, se transformó en una excavación que ha revelado vestigios de varias épocas superpuestas como si fueran capas de una tarta histórica. Desde los cimientos de edificios romanos hasta el empedrado de mercados medievales y restos de arquitectura del siglo XVI, los descubrimientos permiten reconstruir la evolución urbana de Leicester con una riqueza de detalles extraordinaria.
El descubrimiento más conmovedor ha sido el enterramiento de un bebé de época romana, ubicado bajo el suelo de una antigua vivienda de madera construida hace unos 1.800 o 1.900 años. Esta práctica, aunque chocante para la sensibilidad contemporánea, era relativamente común en el mundo romano, donde los infantes que morían en sus primeros días de vida a menudo no eran sepultados en cementerios, sino cerca del entorno doméstico, quizás como una forma de mantenerlos simbólicamente con la familia.
A escasos metros de esa tumba, el equipo encontró hornos de cerámica que ofrecen una visión poco habitual de la producción artesanal en el seno de la antigua ciudad romana de Ratae Corieltauvorum —nombre con el que se conocía a Leicester en época imperial—. Junto a ellos, monedas, fragmentos de cerámica, joyas y pequeñas teselas empleadas en mosaicos dan cuenta de una comunidad próspera, integrada en los circuitos económicos del Imperio.

Un calabozo medieval bajo tierra: la prisión más infame de Leicester
Pero si el nivel romano ofrece luces sobre la vida cotidiana de hace casi dos mil años, la sorpresa mayor llegó unos niveles más arriba, en los restos de una estructura de piedra robusta, con muros de gran grosor, que correspondía a un edificio civil de alto estatus: la Gainsborough Chamber. Este espacio, hoy desaparecido, funcionó entre los siglos XVI y XVIII como sede del gobierno municipal, tribunal de justicia y lugar de celebraciones públicas. Sin embargo, lo más impactante es que bajo este edificio se escondía un oscuro secreto: un calabozo descrito en documentos de la época como “una prisión vil”, donde los reclusos eran encerrados sin cama ni compañía, encadenados sobre tablones duros, privados de toda dignidad.
Aunque el edificio fue demolido en torno a 1748, mapas antiguos y descripciones han permitido identificarlo con claridad. Ahora, sus cimientos han sido rescatados del olvido, devolviendo a la memoria colectiva un lugar que fue testigo tanto de decisiones políticas como de sufrimientos silenciados. El hallazgo del calabozo ha estremecido incluso a los investigadores más curtidos: es una ventana a las condiciones penitenciarias del pasado, difíciles de imaginar bajo la superficie de un mercado lleno de vida.
El mercado más antiguo de Leicester, capa por capa
Entre las ruinas romanas y las estructuras medievales se encuentra otro periodo clave en la historia británica: el anglosajón. Aunque poco visible en el registro arqueológico, el equipo ha identificado capas de suelo pertenecientes a esta época, lo que podría indicar que la ciudad nunca fue completamente abandonada tras la retirada romana. Estudios posteriores de estos sedimentos podrían ofrecer una imagen más precisa de cómo fue la transición entre la caída del Imperio y la consolidación del reino de Inglaterra.
La superficie inmediatamente inferior al nivel actual revela otro hallazgo significativo: el primer mercado medieval documentado de Leicester. Compuesto por capas sucesivas de guijarros compactados, sedimentos y restos de antiguos puestos comerciales marcados por agujeros de postes, este nivel ofrece una visión directa de la actividad comercial que comenzó alrededor del siglo XIII y continuó durante siglos. Es posible ver, literalmente, las huellas físicas de generaciones de comerciantes que utilizaron el mismo espacio para vender sus productos, crear vínculos sociales y transformar la economía urbana.

Una plaza con 2.000 años de memoria
El actual proyecto de renovación del Leicester Market, con una inversión de 7,5 millones de libras (8,7 millones de euros), está previsto para completarse en 2026. Sin embargo, antes de cubrir la nueva plaza con elegantes losas de pórfido, la ciudad se ha detenido a mirar hacia su pasado. Las excavaciones de ULAS han aportado un tesoro arqueológico inesperado que reescribe partes fundamentales de la historia urbana de Leicester.
Más allá del valor académico, el proyecto ha despertado el interés del público y ha generado un debate sobre la necesidad de conservar, divulgar y poner en valor estos hallazgos. Las autoridades locales ya han manifestado su intención de exhibir algunas de las piezas más significativas y de incorporar parte de estos descubrimientos en la narrativa cultural de la ciudad. Es una forma de rendir homenaje a quienes, generación tras generación, caminaron por el mismo suelo —aunque en distintos estratos de la historia.
Este tipo de investigaciones demuestra que la Historia no está solo en los libros o en los museos: está bajo nuestros pies, esperando a ser contada. En Leicester, esa historia abarca desde la muerte de un niño romano hasta los ecos de un prisionero medieval, pasando por el bullicio del comercio medieval. Un testimonio, capa a capa, de cómo evoluciona una ciudad… y cómo permanece.
Cortesía de Muy Interesante
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