Durante dos días dimos un recorrido por Chihuahua, la capital del estado más grande de México, exploramos su Centro Histórico, museos, espacios más urbanizados y asistimos a la vendimia de uno de sus viñedos más importantes. Comimos, bebimos y hasta tuvimos oportunidad de cantar y bailar.
Como oriunda de Chihuahua, fue muy gratificante redescubrir aquellas calles y espacios que por mucho tiempo transité, y a su vez, me di cuenta que la ciudad es inmensa, es más de lo que recordaba, ya que pude notar otros aspectos culturales y culinarios que hasta ahora desconocía. Gracias a este viaje, vi mi ciudad desde otra perspectiva. Fue así que, desde la llegada, desactivé el “modo Chihuahuense” y para un mayor disfrute activé el “modo turista”.
Desayuno en La Casona
Nuestra llegada fue muy temprano por la mañana, justo a tiempo para pasar después del aeropuerto por un buen desayuno a La Casona, un emblemático restaurante ubicado en el centro de la ciudad. Además de ser famoso por sus deliciosos platillos representativos de la región, La Casona es también reconocida por ser un lugar que, desde su construcción en 1888 por el general Luis Terrazas, ha sido participe de varios acontecimientos históricos, como lo fue la Revolución Mexicana.
Su característico diseño octagonal, a cargo del ingeniero Pedro Ignacio Irigoyen, fue pensado con la intención de que el espacio pudiera promover la convivencia al estar en contacto con la naturaleza, ya que cada uno de sus corredores convergen en un patio donde se puede encontrar la fuente y el Jardín. Actualmente, después de haberse convertido en cuartel villista, escuela e internado, centro cultural y hasta de idiomas, La Casona fue convertida en el prestigioso restaurante que actualmente conocemos desde el 2017 y donde en nuestra visita pudimos disfrutar de un delicioso omelette elaborado con el maravilloso queso de la región y chile chilaca, acompañado también de café y pan dulce.
Al terminar, dimos un recorrido por el recinto; se nos mostraron las diferentes salas que en él se pueden encontrar, las cuales se caracterizan por tener temáticas diferentes, como la de fumadores, la ganadera, la de Paquimé y una dedicada a la caza, entre otras.
(Instagram – @lacasonacuu)
Centro Histórico, un recorrido por la historia
Después de haber roto con nuestro ayuno, salimos de La Casona para dar un paseo por el Centro, aún era temprano y todavía no empezaba el típico calor de la temporada, lo que nos permitió disfrutar la caminata. La primera parada fue en la Catedral, construida en 1725 y caracterizada por ser la más simbólica del norte del país. Si bien, la he visitado varías veces, no pude evitar maravillarme de nuevo con los detalles de su arquitectura barroca que se pueden encontrar tanto en la fachada como en su interior.
Seguimos nuestra caminata hasta el Palacio de Gobierno, lo que antes fue el Colegio de los Jesuitas. Al ingresar, los murales pintados por Aarón Piña Mora comenzaron a contarnos más detalles históricos de México, pasado por la conquista, la independencia, hasta la revolución mexicana.
Sin embargo, el detalle más significativo del lugar fue estar presentes en donde fue fusilado el cura Miguel Hidalgo y que ahora podemos encontrar en su honor el Altar a la patria. Anteriormente, el Colegio de Jesuitas abarcaba también parte de La Casa Chihuahua, localizado enfrente del Palacio de Gobierno, por lo que continuamos nuestro recorrido al ingresar al museo y visitar el antiguo calabozo donde fue retenido el cura Hidalgo antes de su ejecución.
(Fotos de cortesía. )
Quinta Gameros, la casa más bonita de Chihuahua
Al salir de La Casa Chihuahua el calor se hacia más fuerte, a pesar de que queríamos por una parte descansar, no podíamos irnos sin visitar La Quinta Gameros, casa construida en 1907 y actualmente convertida en un centro cultural por parte de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
Antes de llegar, la persona encargada de transportarnos nos contó que la mansión perteneció a Don Manuel Gameros, un hombre acaudalado de la época que gracias a su intención de vivir ahí y formar una familia con una joven llamada Rosa, encargó la construcción al arquitecto colombiano Julio Corredor Latorre. Sin embargo, la casa nunca sería habitada por su dueño ya que al finalizar su construcción en 1910 dio inicio la revolución y Don Manuel se vio obligado a abandonar el país, mientras que su matrimonio tampoco se llevaría acabo ya que el arquitecto colombiano terminó por conquistar a Rosa.
Ya con un poco de historia y chisme llegamos al centro cultural, donde pudimos apreciar la belleza de la propiedad; en la entrada encontramos una imponente fachada decorada con detalles pertenecientes al art nouveau. Dentro de la casa, nos percatamos de los impecables vitrales por donde atraviesa la luz y de las pinturas que decoran las salas junto a los antiguos muebles que fueron donados para exhibición por la familia Requena.
(Foto de cortesía)
Fue así que a la mitad de nuestro primer día, terminamos nuestra visita por el Centro Histórico o como actualmente se conoce “el viejo Chihuahua”, para pasar a lo que se conoce como la zona más nueva y urbana de la ciudad el Distrito 1, donde nos hospedamos.
(Foto de cortesía)
El huerto del Chef Oscar Cortázar
Después de un merecido descanso de dos horas en el hotel Four Points, nos dirigimos con el Chef Oscar Cortázar. Mi primera impresión fue de sorpresa al ver que no nos dirigíamos a un restaurante tal cuál, habíamos llegado a lo que parecía una casa.
Al bajarnos del vehículo y a travesar un portón nos dimos cuenta que efectivamente no estábamos en un restaurante sino en un huerto, el mismo que el Chef usa para su restaurante “La Cocineria”. Al poco tiempo de acomodarnos en una mesa comunal nos ofrecieron sotol, algunos lo pidieron solo, mientras que otros nos pedimos una sotolita hecha con agua de Jamaica, que se convirtió en mi favorita.
Posteriormente, llegó la comida, platos de distintos guisos para compartir que contenían asado de chile colorado, frijoles, arroz, chile con queso y lo que no podía faltar las tortillas de harina. Todos empezamos a comer como si no hubiera mañana, hasta que recordamos que aún faltaba lo más importante: la carne. Después de una buena comida que nos dejo bastante satisfechos, dimos por terminado nuestro primer día en la Ciudad de Chihuahua.
(Instagram – @cocineriamx)
Vendimia Encinillas
Al día siguiente, nos dirigimos a la Hacienda Encinillas para festejar la Octava vendimia de vinos, una fiesta que se realiza año con año para celebrar la cosecha. La Hacienda, ubicada a cuarenta minutos de la ciudad, fue construida en 1707 y se caracterizó por ser la primera abastecedora de carnes de la ciudad. Encinillas, ha sido reconocida por poseer una belleza que ha trascendido con los años, actualmente es el lugar que alberga uno de los proyectos vinícolas más importantes del estado.
Al llegar a la Hacienda, pudimos contemplar sus plantíos, se nos explicó que sus cepas europeas para uvas tintas y blancas abarcan alrededor de 70 hectáreas ¿Quién hubiera imaginado que las condiciones de temperaturas extremas de la ciudad serían las ideales para esta cosecha?
Nuestra segunda parada fue dentro de las instalaciones donde se lleva acabo el proceso de producción del vino antes de su venta, en ellas conocimos al enólogo Fernando Mendoza, quien nos mostró las instalaciones, la maquinaria y las barricas donde se almacena el vino.
(Hacienda Encinillas)
Y ahora sí, el momento más esperado: la fiesta. Entre un gran numero de gente, mesas decoradas con flores, botanas y mucho, mucho vino pudimos degustar de un menú de dos tiempos. Los vinos que nos acompañaron fueron “Hacienda”, “Megacero” y “La Casona”.
Como es de esperarse, probamos los tres, cada uno con un sabor y una personalidad diferente que nos hizo constatar su frescura y calidad, y si esto fuera poco llego la hora del Sotol “la bebida del desierto”, no recuerdo haber tomado un sotol tan bueno como el que esa tarde nos dieron a degustar. Después de comer y beber se llevó a cabo la pisada de uvas, ninguno quisimos participar, así que solo observamos.
Antes de que el sol se ocultara fuimos la casa de la Hacienda, si bien no se puede ingresar a ella, visitamos sus jardines y la capilla que se encuentra a un lado mientras vislumbrábamos un hermoso atardecer, de aquellos que solo se aprecian en el norte del país.
Terminamos la noche con la presentación de Reik, quienes nos hicieron bailar y cantar, para después retirarnos a nuestro hotel a descansar ya que volábamos de vuelta a la Ciudad de México temprano por la mañana.
(Nacho Guerrero)
Después de toda esta enriquecedora experiencia descubriendo más aspectos de la ciudad, no me queda más que mencionar como dice el corrido: “Qué bonito es Chihuahua”.
Cortesía de "quien.com"
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