
La marcha para conmemorar el 11 aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa se realizó este viernes en la capital del país y, aunque concluyó con saldo blanco según autoridades locales, comerciantes reportaron afectaciones económicas y daños materiales que ascendieron a más de 21.9 millones de pesos.
La Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco CDMX) informó que la movilización impactó la operación regular de 4,527 establecimientos de comercio, servicios y turismo ubicados en Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y la calle 5 de Mayo, zonas por donde avanzó el contingente. Muchos negocios se vieron obligados a reducir sus horarios de atención o cerrar de forma anticipada.
Reclamo empresarial y llamado a regular protestas
Vicente Gutiérrez Camposeco, presidente de la Canaco CDMX, condenó los actos vandálicos ocurridos durante la movilización, atribuidos a un grupo identificado como “bloque negro”, que realizó pintas, rompió cristales y saqueó una tienda de conveniencia.
El líder empresarial alertó que este tipo de hechos “no solo dañan la economía de pequeñas y medianas empresas, sino que deterioran la imagen de seguridad y movilidad de la Ciudad de México, justo cuando se aproxima el Mundial de Futbol 2026”.
Ante ello, pidió al gobierno capitalino establecer un protocolo claro y efectivo para prevenir que estas situaciones se repitan y evitar que la impunidad “siga reinando en el contexto de las protestas públicas”. Asimismo, solicitó una regulación estricta que prohíba el uso de pasamontañas y máscaras en manifestaciones, así como sanciones a cualquier acto de violencia.
Gutiérrez Camposeco subrayó que la Canaco CDMX respalda el derecho a la libre manifestación y la legítima exigencia de justicia de las familias de los 43 normalistas, pero rechazó que estos actos sean aprovechados por grupos radicales para generar caos.
“No pedimos represión, exigimos que se aplique la ley”, dijo al exhortar a los afectados a presentar denuncias para que se identifique y lleve ante la justicia a los responsables.
Una marcha marcada por la desesperanza
La movilización de este año reunió a cerca de 4,000 personas que marcharon del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino bajo la consigna de que el caso continúa en la impunidad. Familias y colectivos insistieron en exigir verdad y justicia a once años de los hechos ocurridos en Iguala, Guerrero, en 2014.
La conmemoración estuvo cargada de un ambiente de desilusión y enojo entre los familiares de los estudiantes, quienes corearon consignas como “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!” y “¡Fue el Estado!”, recordando que a lo largo de once años las investigaciones han sido insuficientes y las promesas de esclarecer el caso se han quedado cortas.
Varias madres portaron fotografías de sus hijos colgadas al cuello, mientras marchaban bajo la lluvia en medio de aplausos y muestras de solidaridad de ciudadanos que se sumaron espontáneamente al contingente.
Entre las mantas destacaron críticas a los gobiernos pasados y actuales por la falta de resultados. Algunas pancartas cuestionaban a las instituciones de justicia y señalaban directamente a autoridades y militares de encubrir información sobre el paradero de los jóvenes.
Para los manifestantes, el paso del tiempo ha convertido el caso en un símbolo de impunidad en el país, donde más de 120,000 personas permanecen desaparecidas desde que inició la llamada guerra contra el narcotráfico en 2006.
El recorrido concluyó en el Zócalo capitalino con un mitin en el que representantes de los colectivos recordaron que hasta ahora solo se han identificado restos de tres normalistas, y reiteraron su exigencia de que se abran los archivos militares para conocer toda la verdad.
“No buscamos venganza, buscamos justicia”, expresó uno de los padres al micrófono, en medio de aplausos. El evento cerró con un minuto de silencio, que fue roto por el grito unísono de los nombres de los 43 estudiantes.
La marcja estuvo acompañada por personal de seguridad y de diálogo social de la Ciudad de México, así como por paramédicos del ERUM que atendieron cuatro incidentes menores. Sin embargo, el paso de un grupo encapuchado dejó vidrios rotos, pintas y daños en estaciones de transporte público.
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Cortesía de El Economista
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