
Tu dormitorio debería ser un refugio, un lugar para relajarte y, sobre todo, para mantener una higiene adecuada. Muchas personas creen que cambiar las sábanas cada dos semanas es suficiente para mantenerlas limpias, pero los especialistas advierten que no es así. ¿Con qué frecuencia deberías cambiar las sábanas?
Los expertos recomiendan cambiar las sábanas cada semana o cada diez días para evitar la acumulación de ácaros del polvo y otros microorganismos nocivos, por lo que la creencia popular no garantiza una limpieza óptima.
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La organización ADCF explica que “los tejidos pueden retener polvo, cabello, células muertas y humedad. Limitar a menos de una semana el tiempo que los ácaros del polvo tienen para establecerse reduce su reproducción y evita la formación de sus nidos.”
Cambiar las sábanas con esta frecuencia reduce significativamente la cantidad de ácaros y alérgenos en la cama, mejorando la calidad del sueño y la salud en general. Si no se mantiene un ambiente limpio, estos parásitos pueden agravar problemas como alergias o asma, además de causar irritaciones y otros trastornos en la piel.
Cada noche, el cuerpo libera sudor, piel muerta y fluidos corporales, lo que crea un ambiente propicio para los ácaros. Cambiar las sábanas con regularidad también ayuda a evitar olores desagradables y proporciona una sensación más agradable.
No obstante, esta recomendación no es una regla fija, ya que varios factores influyen en la frecuencia del lavado. Por ejemplo, quienes tienen mascotas deben lavar las sábanas con mayor frecuencia debido al pelo, suciedad y gérmenes que estos pueden traer.
Otro factor a considerar es cuando se está enfermo, como en casos de gripe o infecciones, en cuyo caso se aconseja lavar la ropa de cama cada dos días para evitar reinfecciones y facilitar la recuperación.
Además, si se acostumbra a comer en la cama, la frecuencia de lavado debería aumentar, ya que las manchas y bacterias se acumulan más rápido.
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Para una limpieza adecuada, los expertos recomiendan:
- Lavar las sábanas con agua caliente, al menos a 60 grados, para eliminar ácaros y bacterias.
- Secar bien las sábanas antes de colocarlas para evitar la humedad y el desarrollo de hongos.
También es importante ventilar el dormitorio diariamente para eliminar la humedad y el calor, lo que limita la proliferación de microorganismos. Por último, girar regularmente el colchón y las almohadas ayuda a mantenerlos limpios y en buen estado.
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Cortesía de El Informador
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