
¿Qué se puede esperar del decimosegundo álbum de Taylor Swift? La cantante estadounidense lanzará en el primer minuto de este viernes “The Life of a Showgirl”, después de una serie de pistas que ha mantenido a sus fans en vilo durante semanas.
Las últimas señales parecen ser algunas letras de las canciones, como la que dice: “A menudo, mi vida no es muy glamurosa”.
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“Lo interesante de sus últimos álbumes (…) es que no escuchamos nada de música hasta la medianoche, cuando empiece el viernes de su lanzamiento”, dice Michael Kutek, de 31 años, un fan entrevistado por la AFP en un evento de promoción del disco en Nueva York.
Para transmitir la esencia del álbum, la artista más escuchada en Spotify el año pasado reveló una serie de fotos con atuendos de cabaret. Para el color, eligió un naranja brillante.
“Es llamativo, estridente”, comenta Kutek, quien luce este tono en sus uñas. “Espero mucho de eso del álbum, pero en el buen sentido”, dice. Su amiga Sydney O’Shaughnessy, de 28 años, lo ve como una señal de “algo explosivo, algo muy positivo”.
Swift presenta “The Life of a Showgirl“, el álbum más preguardado en la plataforma de streaming Spotify, como un recorrido entre bastidores durante la gigantesca gira del año pasado, que batió récords y abarcó todas las épocas (o “eras”, como ella las llama) de su carrera.
El álbum “nació durante la época más feliz, loca e intensa de mi vida. Y esa emoción se refleja” en sus 12 canciones (incluido un dueto con la estrella emergente del pop Sabrina Carpenter), aseguró.
Renovación musical
Los productores son los artistas suecos Max Martin y Shellback (Karl Johan Schuster), quienes lideraron la transición de la cantante del country al pop en “Red” (2012), “1989” (2014) y “Reputation” (2017).
El jugador de fútbol americano Travis Kelce, con quien la artista de 35 años está comprometida, ha anunciado temas enérgicos que te hacen bailar como “22” y “Shake It Off”, creados junto al mismo dúo sueco.
Así, este lanzamiento también parece un resurgimiento del ritmo después de álbumes folk (“Folklore” y “Evermore” en 2020) e introspectivos (“Midnights” en 2022 y “The Tortured Poets Department” en 2024).
En cuanto a los temas que explora Swift, cuya música se suele presentar como un diario personal, sus fans —conocidos como los “Swifties”— solo tienen títulos de canciones para especular.
¿Podría “Elizabeth Taylor” ser una reflexión sobre esa celebridad? ¿”Opalite” un guiño a la piedra de nacimiento de Kelce, el ópalo? ¿Y sobre qué amistad arruinada hablará “Ruin the Friendship”?
“Este tipo de narrativa (…) transforma cada lanzamiento de álbum en una búsqueda colectiva del tesoro”, dice a la AFP Robin Landa, profesora especializada en publicidad y branding en la Universidad de Kean.
“Los fans no solo consumen su arte; participan en él, lo que fortalece el vínculo entre ellos”, explica. Y “sus teorías y especulaciones en redes sociales convierten a su público en su equipo de promoción”.
“Tomando el control”
Junto con el lanzamiento, salas de cine en unos cincuenta países programaron proyecciones especiales de viernes a domingo. Se presentará un videoclip y su making-off, así como una versión karaoke del álbum.
Según el sitio web especializado Deadline, se espera que el evento genere entre 30 y 50 millones de dólares en ingresos en Estados Unidos.
Swift, que anunció el álbum en el pódcast de Travis Kelce a mediados de agosto, “está tomando el control de (…) cada aspecto de su música y su presentación al público”, algo “único” en la historia, señala Toby Koenigsberg, profesor del Departamento de Música de la Universidad de Oregón.
“También comprendió la importancia de que sus comunidades de fans interactúen en la vida real, y no solo en las redes sociales”, comenta sobre este evento cinematográfico.
Sin embargo, este profesor lamenta que “la gente habla de su notable perspicacia empresarial, su fama y otras cosas, y en cierto modo pasan por alto la esencia de lo que hace: su talento como compositora”.
Desde su álbum debut en 2006, “ha demostrado ser capaz de escribir consistentemente buenas canciones (…) de una manera que casi nadie más puede”, destaca.
Cortesía de El Economista
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