La demencia de Bruce Willis contada por su esposa Emma

Emma Heming Willis (47) habla de su libro de autoayuda como si fuera un GPS. Dice que quiere compartir el mapa que debió armar de cero cuando se enfermó su esposo, Bruce Willis (70), para que otros cuidadores como ella puedan navegar la ruta inesperada de la demencia frontotemporal. Una enfermedad impiadosa de nombre difícil que no tiene cura y le afecta al actor la habilidad para comunicarse y también para empatizar con quien tiene enfrente.

Entrevistada por su jefa de prensa María Shriver para el ciclo Live Talks en Los Ángeles, Emma Heming Willisl, ex modelo, contó como fue notando que algo estaba mal con Bruce y como al principio pensó que en realidad lo que estaba mal era su relación de pareja, que quizás él ya no estaba interesado en ella.

Tituló su libro El viaje inesperado, porque en 2022, después de 13 años de matrimonio, se encontró con que el hombre que amaba, que siempre era tan expresivo y extrovertido y que participaba de todas las conversaciones empezó a quedarse callado en las reuniones familiares.

Lo hizo ver por un médico, le diagnosticaron afasia, poco después se enteraría que el protagonista de la saga de Duro de matar estaba sufriendo un tipo de demencia severa. Salió del consultorio sólo con un folleto, desolada, y con los meses terminó haciéndose experta.

“Es muy doloroso y extraño sentir que estás sufriendo un duelo, sentir que perdiste a alguien que en realidad está enfrente tuyo”, se emociona Emma. Cuenta que a veces lo recupera en una risa, en una mueca simpática, pero que eso dura muy poco. La acompañan en el teatro sus hijas Mabel (13) y Evelyn (11) y también Tallulah (31), una de las tres hijas de Bruce y Demi Moore.

Desde que su esposo se enfermó, todo el tiempo está tomando decisiones. La más fuerte en el último tiempo fue mudarlo a una casa al lado de la suya con un equipo que lo apoya, adonde lo va a visitar a diario, sola o con sus hijas.

Cuenta que cuando estaba bien, siempre había música en la casa y tanto él como las chicas cantaban, bailaban, reían mucho. Con su enfermedad, la casa empezó a manejarse en silencio y ella sabe que Bruce no hubiera querido eso para sus hijas.

“Todo el tiempo me pregunto qué hubiera decidido él, lo escucho mentalmente dándome ánimo”. Por eso cree haber hecho bien con la mudanza, para que en la casa siga habiendo pijamadas, risas. Y que la distancia también sea su manera de prepararlas para lo inevitable.

El capítulo donde cuenta cómo se conocieron explica también la angustia ante una enfermedad que le ha robado de alguna manera en vida a su esposo.

Emma se crió en Londres y en California y se lanzó como modelo en los ’90. Es parecida físicamente a Demi, sólo que más alta. Tímida, seria, se esconde detrás de sus anteojos.

Cruzaron sus vidas en 2005 en el gimnasio de un entrenador famoso de Beverly Hills. Emma estaba comprometida. Gunnar le contaría después que Bruce le dijo: “Me voy a casar con ella algún día”.

Cuando ella rompió su compromiso, Bruce se enteró y atacó de lleno. Justo Emma se estaba mudando a New York. Siguieron llamadas telefónicas. Hasta que un día la invitó a pasar año nuevo a las islas Turk & Caicos, donde estaban celebrando sus tres hijas con Demi y su esposo de entonces, Ashton Kutcher.

Ella fue con una amiga y dice que Demi la recibió con los brazos abiertos, igual que las chicas.

Relata que, viéndolo tan compañero, tan buen padre, eso la enamoró y selló la relación. Además, aparentemente Willis era muy caballero, de los que siempre te acercan la silla a la mesa.

No lo tenía tan presente como actor, sabía de Luz de Luna y había visto una sola de sus películas, Armageddon. Se casaron en marzo de 2009 en la playa de Parrot Cay, en la misma isla de aquella primera introducción familiar.

Al final del libro le agradece a Bruce haberla convertido en una mejor persona, a sus hijas Mabel y Evelyn por darle el coraje para su misión de tratar de ayudar a otros, a sus tres hijastras porque “son puro amor” y a Demi por imaginar y redefinir que tipo de familia iba a ser la ensamblada y convertirla en una relación exitosa.

Cortesía de Clarín



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