Imagínalo: domingo por la mañana, sacas la cubeta, conectas la manguera y te preparas para lavar el coche. Todo parece normal, hasta que descubres que esa rutina puede costarte lo mismo que comprar un auto seminuevo. En Ciudad de México, lavar tu vehículo en la vía pública puede convertirse en una multa de hasta 33,942 pesos.
La sanción está escrita en el artículo 110 de la Ley del Derecho al Acceso, Disposición y Saneamiento del Agua. No hay vuelta de hoja: desperdiciar agua con una manguera abierta es falta grave. El castigo equivale a 100, 200 o hasta 300 veces la Unidad de Medida y Actualización vigente. Con la UMA de 113.14 pesos, la cuenta no perdona.
El Reglamento de Tránsito de CDMX también entra al juego. Su artículo 34 prohíbe obstruir la vía pública con objetos que estorben la circulación. Y sí, una manguera tirada en la banqueta cuenta como obstrucción. Ahí la multa es menor, pero igual de molesta: hasta 2,262 pesos o incluso un arresto administrativo de hasta 36 horas.
A primera vista suena absurdo. ¿De verdad se puede multar a alguien por lavar su coche? La realidad es más dura: no castigan el acto de limpiar el vehículo, sino el derroche de agua en una ciudad que vive crisis hídricas cada año. Lo que antes era costumbre, hoy es un lujo.
Hasta 33,942 pesos por lavar tu auto y desperdiciar agua en calles de CDMX.
Una manguera abierta desperdicia aproximadamente 100 litros de agua en diez minutos. Esa cantidad equivale a lo que una persona debería usar en todo un día. Ese dato explica por qué existe la norma. No se trata de arruinar bolsillos, sino de frenar hábitos que ya no caben en una ciudad sedienta.
¿Está prohibido lavar tu auto en vía pública?
La multa no significa que esté prohibido lavar tu coche. Significa que no puedes hacerlo de forma irresponsable ni convertir la calle en centro de servicio improvisado. Una cubeta, una boquilla de cierre o incluso el agua de lluvia recolectada hacen toda la diferencia.

Lo mejor es lavar tu auto con una cubeta.
Los autolavados también son parte de la ecuación. Aunque no todos convencen, muchos reciclan el agua y cumplen con reglas ambientales. Pagar un servicio de 100 pesos resulta más barato que arriesgarse a una sanción que puede vaciar cualquier quincena.
El problema es cultural. Lavar el coche en la banqueta era tradición en muchos barrios, casi un ritual. Hoy, esa práctica puede costar lo mismo que una mensualidad de un auto nuevo. La nostalgia choca con la realidad de una ciudad que ya no tiene agua suficiente.
Cortesía de Xataka
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