A punto de entrar al nuevo milenio, Rusia atravesaba una crisis económica y política tras ocho años de la disolución de la Unión Soviética en 1991. Boris Yeltsin, presidente recordado por sus excesos, mal manejo de la política económica y la falta de mano dura para contener revueltas sociales que amenazaban con fragmentar aún más el país, presentó su renuncia al cargo en diciembre de 1999 debido a la gran impopularidad de su gobierno. Dejó el puesto en manos de Vladímir Putin, exespía de la KGB y entonces primer ministro, quien no contaba con muchos reflectores pero era conocido por su eficiencia, severidad y serenidad, comparado con el comportamiento errático, y alcohólico, de su predecesor. En un contexto de inestabilidad política, Putin prometió a su pueblo regresar a Rusia a su posición de grandeza, algo que ha logrado a lo largo de 25 años de presidencia.
Putin nació en 1952 en San Petersburgo. Se crio en un hogar bastante modesto, comunitario, donde compartía baño y cocina con el resto de familias que allí vivían, según relató en su autobiografía. Desde joven anhelaba entrar al Comité para la Seguridad del Estado (conocido por las siglas KGB), pues deseaba convertirse en agente secreto para su país. Sus amigos de la infancia lo describían como una persona reservada, inteligente, pero que no buscaba ser el centro de atención. Poco se sabe de su formación académica antes de ingresar a la agencia, cuando fue reclutado en 1972, pero se conoce que cuenta con estudios en derecho y es cinta negra en judo.
Durante 16 años sirvió como agente encubierto ruso en Alemania Oriental, la parte de la nación teutona que quedó bajo administración soviética tras la Segunda Guerra Mundial, pero luego de la caída del Muro de Berlín en 1989, y la eventual desaparición de la Unión Soviética y su desintegración, regresó a Rusia con miras de continuar su carrera, ahora fuera de la agencia secreta y en el gobierno de su país. El rango más alto que alcanzó dentro de la organización fue el de teniente coronel.
En 1991 se convirtió en la mano derecha del alcalde de su ciudad natal, Anatoly Sobchak. Era un funcionario público que no figuraba en ningún lugar, mucho menos con la ciudadanía rusa, pero desde este cargo comenzó su meteórico ascenso en las filas del Partido Comunista. Tras la destitución del alcalde en 1996, Putin fue llamado al Kremlin en Moscú, donde poco a poco fue escalando posiciones dentro de la administración del recién electo Boris Yeltsin. Primero fue nombrado director del Servicio Federal de Seguridad y secretario del Consejo de Seguridad, antes de ser designado primer ministro de Rusia en agosto de 1999.

Putin refrenda su cargo en elecciones
Tras la renuncia de Yeltsin, asumió la presidencia de forma interina, y en marzo de 2000 fue ratificado en el cargo tras unas elecciones en las que obtuvo cerca del 53% de los sufragios. Se ganó al electorado al prometer mano dura contra los infractores de la ley y contra quienes desafiaran la autoridad del gobierno, como la república separatista de Chechenia, así como revitalizar la economía nacional y regresar a Rusia a los primeros planos internacionales. La ciudadanía resonó con el mensaje y lo reconoció como el líder que necesitaba su país en esos momentos.
El 27 de marzo del año 2000, la portada de EL INFORMADOR anunciaba la victoria de Putin en las elecciones presidenciales celebradas un día antes, con más del 51% de los votos, con lo que se evitó una segunda vuelta. En la página 27 se lee la nota completa, en la que se detalla: “La popularidad del ahora primer mandatario electo, quien regirá a Rusia durante los próximos cuatro años, se reafirmó gracias a su postura inflexible en la guerra que se libra desde hace ocho meses en Chechenia contra presuntos rebeldes separatistas, y pese a que en estos enfrentamientos murieron casi dos mil soldados rusos”.
Su primer periodo presidencial estuvo marcado por el acercamiento a Estados Unidos luego de sostener una reunión con el presidente George W. Bush en 2002, con el fin de que cada país redujera su arsenal nuclear en el transcurso de 10 años. En 2004 volvió a ganar la presidencia, ahora como candidato independiente, y continuó fortaleciendo las relaciones diplomáticas con el extranjero, pues un año después se convirtió en el primer mandatario ruso en visitar Israel. En 2005 anunció un frente conjunto con Reino Unido para combatir el terrorismo.
REGRESO AL PODER
Segundo periodo presidencial del mandatario petersburgués
Debido a que la Constitución rusa impedía la reelección por un tercer periodo consecutivo, Dimitri Medvedev fue elegido presidente para el periodo de 2008 a 2012, mientras que Putin se desempeñó como primer ministro. Aunque parecía que el país se abría a la democracia, en 2012 se volvió a postular para la presidencia y ganó en mayo de aquel año, en medio de protestas civiles.

Dificultades con Estados Unidos durante su tercer mandato
Su tercer mandato estuvo marcado por tensiones con la administración de Barack Obama, pues en marzo de 2014 emprendió la primera invasión a Crimea, territorio de Ucrania y zona que ha demandado sea anexada a Rusia. Además, en el marco de la Guerra en Siria, Putin acusó a Occidente de acrecentar las acciones bélicas, según reportó EL INFORMADOR en su edición del sábado 29 de septiembre de 2012. Los conflictos entre ambas naciones llegaron a un grado de tensión tal que el presidente Obama expulsó de su país a 35 diplomáticos rusos en 2016. Como respuesta, el líder ruso advirtió que buscaría mejorar las relaciones con el próximo mandatario de Estados Unidos.
Luego de que Donald Trump asumió la presidencia en 2017, la Inteligencia Nacional de Estados Unidos dio a conocer que Putin ordenó una “campaña de influencia” para desprestigiar a Hillary Clinton y apoyar la candidatura del magnate neoyorquino. Ambos mandatarios han negado las acusaciones hasta la fecha, e inclusive Trump fue llevado a juicio político por el caso, pero fue absuelto.
Su relación con Estados Unidos se fortaleció, aunque no estuvo libre de tensiones. En tanto, al interior de Rusia, Putin amasó tanto poder que convirtió en ley enmiendas a la constitución que le permitieran reelegirse hasta 2036.

Continúa la guerra contra Ucrania a pesar de sanciones
En 2022 emprendió una guerra que se ha mantenido hasta la fecha y por la cual se ha ganado la enemistad de prácticamente todos los países, a excepción de Estados Unidos: la invasión a Ucrania. La portada de EL INFORMADOR del 25 de febrero de aquel año menciona: “Las unidades militares rusas avanzan rápidamente para tomar Kiev. Han atacado desde el aire ciudades y bases militares. Funcionarios de Estados Unidos consideran que es un intento del presidente ruso, Vladímir Putin, para desmantelar el gobierno y reemplazarlo con su propio régimen”. Pese a las sanciones que impuso el entonces presidente Joe Biden, Putin continuó con su ofensiva militar en el expaís soviético.
Llena de amenazas de uso de armas nucleares, se estima que en esta guerra han muerto alrededor de 1.4 millones de soldados rusos y ucranianos. Pese a que Trump aseguró que en su segundo mandato acabaría con el conflicto bélico, la guerra persiste, y Putin no tiene intenciones de ceder sus exigencias dentro del territorio ucraniano. En la portada de EL INFORMADOR del 19 de agosto de este año, expertos indicaron que, para llegar al fin de la guerra, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, tendrá que ceder a las exigencias de Trump y Putin.
En tanto, aunque el mandatario ruso prometió que, tras abandonar el poder, implementará reformas para restar poder al presidente, estas tendrían que esperar hasta 2036, pues no parece que tenga intenciones de abandonar el Kremlin antes de ese año.
Cortesía de El Informador
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