Este insecto “saluda” para sobrevivir: el asombroso hallazgo científico que revela cómo el ‘Bitta alipes’ engaña a sus depredadores en la selva de Panamá

Si caminas por los bosques húmedos de Panamá y ves un pequeño insecto moviendo sus patas traseras como si te saludara, no te confundas: no está siendo amable, está intentando no morir. Ese insecto es el Bitta alipes, más conocido como “matador bug” (insecto matador), y sus llamativas “banderas” rojas en las patas traseras han intrigado a los científicos durante años. Hasta hace poco, nadie sabía con certeza por qué agitaba las piernas de forma tan teatral, pero una investigación reciente acaba de resolver el misterio: investigadores del Smithsonian Tropical Research Institute (STRI) en Panamá decidieron estudiar esta curiosa conducta en detalle, cansados de suposiciones y teorías contradictorias.

El insecto matador pertenece a una familia de insectos llamados coreidos, conocidos por sus patas en forma de hoja. A diferencia de otros bichos de su grupo, este no usa sus extremidades para pelear o atraer pareja. Su “saludo” tiene un propósito mucho más serio: mantener con vida al insecto frente a los depredadores.

Durante el experimento, los científicos colocaron a los Bitta alipes frente a dos tipos de visitantes: un feroz depredador, la mantis religiosa, y un insecto inofensivo, el katídido. Las cámaras grabaron más de 2,900 movimientos de piernas en apenas 25 individuos. Lo que encontraron fue tan sorprendente como revelador: los bichos “saludaban” siete veces más cuando tenían una mantis cerca.

Este insecto “saluda” para sobrevivir- el asombroso hallazgo científico que revela cómo el 'Bitta alipes' engaña a sus depredadores en la selva de Panamá 1
El comportamiento de “ondear banderas” se observa en al menos seis especies de chinches coreidas con expansiones coloridas en las patas traseras, todas especialistas en plantas del género Passiflora. Entre ellas se encuentran Bitta alipes, Bitta lurida, Bitta hymeniphera, Diactor bilineatus, Bitta gradadia y Anisoscelis foliaceus. (Fotos: © adel-fridus, Erika Nathaly Bernal Morales, tyski, Ummat Somjee y Cristian Serrano | iNaturalist.

Cuando el enemigo se acerca, comienza el baile

A simple vista, el movimiento del matador bug parece una coreografía elegante. Levanta las patas traseras con lentitud, las oscila arriba y abajo, y muestra los colores brillantes de sus “banderas” rojizas y amarillas. Pero lo que parece un baile es, en realidad, un código visual de advertencia.

Cuando la mantis —un cazador con reflejos mortales— se aproximaba, los insectos intensificaban su movimiento. En cambio, frente al katídido, no hacían casi nada. El bitta alipes parece saber exactamente cuándo está en peligro.

Esa precisión en la respuesta es extraordinaria para un insecto. Muchos animales usan colores llamativos o sonidos para advertir a los depredadores, pero no todos pueden decidir cuándo hacerlo. En el caso del Bitta alipes, la señal no es permanente: solo la muestra cuando el peligro es real. Este tipo de reacción se conoce como “defensa facultativa”, y es un ejemplo de comportamiento inteligente dentro del mundo de los insectos.

Lo más impresionante fue que las mantis nunca atacaron a un Bitta alipes que estuviera agitando sus patas. Los ataques —pocos, por cierto— ocurrieron cuando los insectos estaban quietos.

Los investigadores registraron que solo tres de los 25 fueron cazados, y ninguno estaba moviéndose en ese momento. La evidencia sugiere que el movimiento de “bandera” cumple con su cometido: disuadir a los depredadores antes de que sea demasiado tarde.

Una señal que los depredadores entienden

¿Por qué ese movimiento tan simple logra mantener a raya a una mantis? La respuesta puede estar en la percepción visual del depredador. Las mantis religiosas ven el mundo de forma diferente a los humanos: sus ojos son monocromáticos, poco sensibles a los colores rojos y amarillos que suelen advertir toxicidad. Por eso, el movimiento puede ser la clave para captar su atención y decir “no me comas”.

El Bitta alipes combina dos defensas: sus colores brillantes (una señal de advertencia para aves) y su “saludo” móvil (una señal para los depredadores artrópodos).

En el lenguaje de la evolución, eso se llama una defensa por capas: distintas estrategias dirigidas a diferentes tipos de enemigos. En otras palabras, el insecto usa colores para avisar a las aves y movimiento para disuadir a las mantis. Un pequeño genio del camuflaje a la inversa.

Los investigadores también sugieren que el “saludo” podría tener otro propósito: parecer más grande o confundir la percepción del atacante. Tal vez la mantis, al ver algo moviéndose rápido y brillante, lo interpreta como una amenaza o como un ser difícil de atrapar. El insecto matador ha convertido su coreografía en una ilusión de supervivencia.

Este insecto “saluda” para sobrevivir- el asombroso hallazgo científico que revela cómo el 'Bitta alipes' engaña a sus depredadores en la selva de Panamá 2
El “baile” del matador bug es una advertencia visual, no un ritual de cortejo, según confirmaron científicos en Panamá. fuente: Current Zoology.

Cuando la defensa se convierte en espectáculo

El Bitta alipes no está solo en este arte del disuasivo movimiento. Los científicos encontraron que al menos cinco especies emparentadas también “ondean sus banderas”. Todas comparten una característica: patas traseras ensanchadas y coloridas, y una dieta basada en plantas del género Passiflora, que contienen compuestos tóxicos. Es posible que estos insectos acumulen esas toxinas y las anuncien con su espectáculo visual, como si dijeran: “Soy venenoso, no me toques”.

En el reino animal, muchas defensas evolucionan a partir de señales que inicialmente tenían otra función. En algunos coreidos, las patas grandes sirven para luchar por pareja o territorio.

En el caso del Bitta alipes, la evolución tomó ese rasgo y lo transformó en una bandera de advertencia. Es un ejemplo perfecto de cómo la selección natural puede reutilizar estructuras antiguas para fines completamente nuevos.

El estudio también sugiere que estos insectos podrían haber desarrollado su comportamiento en respuesta a distintos tipos de depredadores: aves, mantis, arañas o incluso pequeños lagartos. Cada amenaza moldeó una parte de su lenguaje corporal, hasta que la coreografía se convirtió en una firma evolutiva compartida.

Lo que aún no sabemos

Pese a lo revelador del hallazgo, los científicos admiten que todavía quedan preguntas abiertas. ¿Qué siente una mantis al ver ese movimiento? ¿Lo asocia con mal sabor, con peligro o simplemente con confusión visual? Para responderlo, harían falta más experimentos con diferentes depredadores y escenarios naturales.

La ciencia avanza despacio, observando y probando, incluso cuando el objeto de estudio es un insecto que cabe en la palma de una mano. Cada pequeño movimiento puede esconder una gran historia evolutiva.

Otro misterio es si el “saludo” también cumple una función de distracción. Algunos depredadores apuntan a las partes móviles del cuerpo. Si el Bitta alipes mueve las patas de forma vistosa, tal vez dirige el ataque lejos de su cabeza o su abdomen. Y si llega a perder una pierna, puede sobrevivir gracias a su capacidad de autotomía: desprender voluntariamente un miembro para escapar.

Más allá de la función precisa del movimiento, el estudio demuestra que incluso los insectos más pequeños pueden desarrollar comportamientos complejos y selectivos. No actúan al azar; responden al contexto, distinguen entre peligro real y falso. En un mundo de depredadores, saber cuándo moverse puede ser la diferencia entre vivir o desaparecer.

El insecto matador (Bitta alipes) muestra grandes y coloridas expansiones en las patas traseras, llamadas “banderas”, que agita como parte de un comportamiento defensivo para disuadir a los depredadores. Foto: Alejandra Vega, iNaturalist.
El insecto matador (Bitta alipes) muestra grandes y coloridas expansiones en las patas traseras, llamadas “banderas”, que agita como parte de un comportamiento defensivo para disuadir a los depredadores. Foto: Alejandra Vega, iNaturalist.

Un pequeño insecto con una gran lección

El descubrimiento del Bitta alipes va más allá de la curiosidad naturalista. Revela cómo la vida en la Tierra está llena de estrategias silenciosas, adaptaciones brillantes que pasan desapercibidas hasta que alguien se detiene a mirar. Los investigadores del STRI, liderados por Connor Evans-Blake, Juliette Rubin y Ummat Somjee, mostraron que detrás de un simple “saludo” se esconde un sofisticado sistema de comunicación entre presa y depredador. El Bitta alipes no baila, advierte.

Entender estos comportamientos no solo ayuda a descifrar la historia evolutiva de los insectos, sino también a comprender los equilibrios invisibles de los ecosistemas tropicales.

Cada especie cumple un papel en la red de la vida, y perder una puede significar alterar todo el sistema. El estudio es un recordatorio de que incluso los movimientos más pequeños pueden tener un impacto gigantesco en la historia natural.

Así, la próxima vez que veas un insecto moviendo las patas como si te saludara, piensa dos veces antes de interpretarlo como un gesto amistoso. Tal vez esté enviando un mensaje urgente, tan antiguo como la propia evolución: “Estoy aquí, y sé cómo defenderme”.

Referencias

  • Evans-Blake C., Rubin J., Somjee U. (2025). Flag-waving behavior in matador bugs is an antipredatory strategy, Current Zoology. doi: 10.1093/cz/zoaf047

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: